La mayoría de la gente recuerda la carrera cinematográfica de Jennifer Lopez por dos razones: la primera, gracias a su memorable interpretación de Selena Quintanilla en 1997 y, la segunda, gracias a las comedias románticas que protagonizó a inicios del siglo. Y aunque Selena (1997) es un buen referente de lo que Lopez es capaz de hacer en la pantalla grande, el resto de sus proyectos encasilló a la artista en personajes que no aprovechaban del todo las habilidades que había desplegado en cintas como Out of Sight (1998) y The Cell (2000) a inicios de su carrera. Afortunadamente, la directora Lorene Scafaria (Nick & Norah’s Infinite Playlist) no solo sabe explotar el potencial de Jennifer Lopez para sacar de ella una de las mejores actuaciones de toda su filmografía, sino que también hace de Hustlers (Estafadoras de Wall Street) una de las más gratas sorpresas en el cine este 2019.
Basada en el artículo The Hustlers at Scores escrito por Jessica Pressler en 2015, Hustlers cuenta la historia de Destiny (Constance Wu), una mujer que se integra a un grupo de strippers encabezado por Ramona Vega (Lopez), el cual tiene como objetivo estafar a varios de sus clientes tras la crisis financiera que azotó a Estados Unidos en el 2007.
La cinta inicia en 2014 mientras Destiny es entrevistada por una periodista llamada Elizabeth (Julia Stiles), quien está interesada en descubrir qué fue lo que sucedió exactamente con Ramona Vega y el resto de las bailarinas que fueron noticia gracias a las estafas que llevaron a cabo. Al inicio, Destiny no tiene problema en contarle a Elizabeth cómo fue que conoció a Ramona y cómo, a partir de ese encuentro, Ramona se convirtió en una mentora y amiga para ella. No obstante, según Destiny, no fue hasta después de la crisis financiera de 2007 –y tras varios años de perder el contacto por completo– que ella y Ramona diseñaron un plan para obtener más dinero de su profesión. Con una mezcla de ketamina y MDMA que crearon juntas, este grupo de strippers se dedicó a robar dinero de sus clientes, los cuales no tenían motivos suficientes para denunciarlas, o bien, no querían hacerlo por miedo a dañar su reputación. Y aunque su plan fue efectivo durante algunos años, la ambición de Ramona terminó por nublar su juicio y poner en peligro todo lo que habían logrado como equipo, además de destruir la amistad que había construido con Destiny, Mercedes (Keke Palmer) y Annabelle (Lili Reinhart).
Hustlers es un proyecto exitoso gracias a su manufactura femenina. En manos de un hombre, este proyecto hubiera caído fácilmente en el morbo y en un espectáculo visual vacío. Bajo la dirección de Lorene Scafaria, Hustlers mantiene el espectáculo visual, pero este es sólo una herramienta que la historia usa para explorar las relaciones que se forman entre sus mujeres y las motivaciones que tiene cada una para cometer estos crímenes. Sí, hay una secuencia de baile impresionante interpretada por J.Lo –y que es captada memorablemente por la fotografía de Todd Banhazi (Braid)–, pero esta escena no es en absoluto lo más interesante que tiene la cinta por ofrecer a su público. El verdadero logro de Hustlers es construir personajes que generan empatía con el espectador desde los primeros minutos y que la audiencia puede entender (e incluso apoyar) cuando sus acciones cruzan al terreno de lo ilegal.
Asimismo, las actuaciones de todo el elenco logran transmitir esa sensación de hermandad y comunidad que sus personajes desarrollan a lo largo de la cinta, características que resultan esenciales para que la premisa sea creíble y tenga un impacto en la audiencia. Como público, no resulta difícil creer que Lopez, Wu, Palmer y Reinhart en verdad formaron una familia durante el rodaje del proyecto y es visible el amplio trabajo físico que todas llevaron a cabo para personificar a estas bailarinas. Además, el guion es inteligente al no dividir a las mujeres incluso durante el clímax de la historia, cuando la relación entre Destiny y Ramona alcanza su punto más crítico, pero ambos personajes dejan ver el cariño y respeto que guardan entre sí.
Pero...
Entre escenarios con luces neón y un soundtrack elegido a la perfección y que resalta la temática de la cinta (Gimme More de Britney Spears, por ejemplo, encuentra en Hustlers su mejor uso en la pantalla grande hasta la fecha), es imposible no caer rendido a los encantos de Hustlers. Hay muy pocos pasos en falso en este proyecto y quizá uno de ellos sea la falta de tiempo en pantalla de las bailarinas secundarias, quienes resultan igualmente interesantes que aquellas interpretadas por Wu y Lopez.
Aquí también cabe destacar el trabajo de edición de la cinta, el cual definitivamente tuvo que trabajar alrededor de los contratos de las actrices, quienes en ningún momento dejan ver más allá de lo necesario, pero cuyas apariciones sobre el escenario mantienen la sensualidad que se necesita para serle fiel a la premisa. El departamento de vestuario también merece una mención especial por destacar las excepcionales figuras de sus actrices y que, en conjunto con la fotografía, enmarcan a los personajes de una manera poderosa e imponente a pesar de los prejuicios que su profesión pueda tener en la mente del público.
Veredicto
Con una actuación que debería ser considerada en la temporada de premios, Jennifer Lopez nos demuestra en Hustlers todo lo que tiene por ofrecer en el mundo de la actuación. Y siguiendo con la tradición que varias cintas dirigidas por mujeres han ido construyendo durante el 2019, Hustlers reafirma la importancia de la mirada femenina en el cine a través de una historia que no tiene miedo de explorar a sus personajes femeninos con todos sus defectos y virtudes, así como las relaciones de poder que existen en un mundo que al menos en la pantalla grande, nunca había sido retratado con tanta complejidad.