Pocas veces una serie genera tanto rechazo y controversia antes de su debut. Si bien, este año la adaptación televisiva de Heathers fue cancelada por Paramount Network antes de su estreno debido a la manera satírica en que retrataba la violencia escolar, los televidentes no optaron por salir al cruce. Distinto ocurrió con la nueva serie de Netflix, lanzada el pasado 10 de agosto, cuyo tráiler generó el repudio masivo y una petición web con miles de firmas para intentar la cancelación de la misma. Aún así, el Gigante de Streaming decidió hacer la vista gorda (nunca mejor expresado) y presentar al mundo Insatiable, una comedia satírica que atrasa más de lo que imaginábamos.
Protagonizada por la ex chica Disney, Debby Ryan, la serie sigue a Patty Bladell, una adolescente que toda su vida ha sido víctima del bullying y la gordofobia. Luego de que le rompieran la mandíbula de un golpe, teniendo que pasar tres meses privada de consumir sólidos, la joven logra bajar una gran cantidad de peso. Ahora que es flaca y por ende, puede llevarse el mundo por delante, ella decide vengarse de sus antiguos compañeros y comenzar una prometedora carrera como concursante de belleza.
Si ya te han dado ganas de arrancarte los pelos con esta sinopsis, prepárate, porque aquello no es nada comparado a los irascibles personajes y su trama repleta de clichés, machismo, gordofobia y discriminación por doquier.
1 La patologización de la gordura
El título de la serie ya dice mucho por sí sola. Patty es una chica “insaciable”, que come compulsivamente porque vive atrapada en un pozo de angustia. Su tiempo libre consiste en pasar horas y horas junto a su mejor amiga Noonnie (Kimmy Shields), encerradas viendo la filmografía de Drew Barrymore. Porque, por supuesto, Insatiable no duda en continuar con aquella tradición de la ficción de mostrar al gordo como un ser humano perezoso y sin contacto social cuya vida carece de total emoción.
Al reducir su peso, el supuesto trastorno de Patty se vuelve aún más complejo. De repente, pasa a ser una psicópata que incluso sería capaz de asesinar a alguien que la ha discriminado en el pasado.
La serie hace de la gordura motivo suficiente para encasillar a una joven dentro de los diversos trastornos mentales, creencia que tiene sus raíces en la mercantilización de la salud. La patologización de las personas por su peso responde a ciertos estándares ideales que han variado incontables veces en la historia. En este aspecto, la cultura de la delgadez se disfraza de salud para alimentar el negocio de las dietas, la llamada “vida sana”.
2 El abuso sexual como chiste
En épocas donde el movimiento MeToo ha logrado instalarse en todos los programas de TV, ficciones y galas de premios, la creadora Lauren Gussis no tiene mejor idea que hacer del abuso de menores un simple juego de amenazas falsas.
Al comienzo de la trama, el abogado Bob Armstrong (Dallas Roberts) y futuro entrenador de Patty en los concursos de belleza, es defenestrado en público por la madre de una de sus discípulas, quien lo acusa falsamente de haber abusado de su hija. La situación no termina ahí, ya que la mujer decide hacerlo seguir por un detective que le saca fotografías fuera de contexto con el fin de acrecentar la mentira.
La idea no solo carece de gracia sino que resulta más que chocante hacer un circo de un tema tan serio, actual y que, justamente, son las víctimas quienes deben luchar constantemente con el descreimiento de parte de diversos sectores que no dudan en catalogar de falsas las acusaciones.
3 La violencia de género retratada de la peor manera posible
Como bien describimos anteriormente, la razón por la que Patty adelgaza se debe a que ha pasado tres meses consumiendo exclusivamente líquidos por tener la mandíbula rota. Quien que le propicio tal golpe fue un vagabundo que le pidió a Patty un chocolate y, ante la negativa, no dudó en llamarla “gorda”, razón que hizo que la joven reaccionara dándole un puñetazo en la nariz.
En la serie, la violencia de ambos es igualada, a tal punto que incluso la madre y el abogado de Patty piensan que la adolescente ha sido responsable de su propia agresión, ya que fue ella quien le pegó primero al hombre. En síntesis, el personaje es retratado como una desquiciada que es capaz de violentarse si le roban la comida.
Insatiable no solo osa burlarse de las personas gordas, al punto de tratarlas como animales, sino que pone en un mismo lugar la defensa de la mujer ante la discriminación y el acoso callejero con la violencia de género. De este punto, definitivamente no hay vuelta atrás.
4 Personajes estereotipados que no logran sacarnos ni una mueca
Toda sátira tiende a exagerar las actitudes de sus personajes en pos de evidenciar lo ridículo de estos seres que tienen una representación en el mundo real. El problema con Insatiable es que aquellas figuras no generan risa ni tampoco invitan a la reflexión. El típico retrato de la modelo tonta, las amas de casa de clase alta cuyas vidas giran alrededor de las apariencias o el tipo fornido que busca cualquier excusa para exhibir sus abdominales, resultan vetustos para una televisión que ha hecho decenas de historias sobre ellos.
5 Atacar al verdadero enemigo
La venganza de Patty consiste en mostrarles a sus ex compañeros que ella puede triunfar en el mundo de la belleza, un mundo que ha hecho todo lo posible por expulsarla. El foco puesto constantemente en las actitudes de los jóvenes evita ir al verdadero riñón del problema, que no es otro que el negocio de la moda y la publicidad que han reproducido por añares la cultura de la delgadez.
Una excelente ficción estrenada este año que retrata a la perfección este universo es Dietland, quien, también por medio de la sátira, explora la maquinaría detrás de la gordofobia presente en nuestra sociedad. Una alternativa para aquellos interesados en la temática que no han podido encontrar en Insatiable lo que esperaban.