Pixar vuelve a la excelencia de la animación con IntensaMente 2
Esta semana se estrenó en todas las salas del país IntensaMente 2, la nueva entrega del clásico de Pixar que se espera sea el éxito del verano y recupere algo de la taquilla perdida por las producciones anteriores en uno de los peores años para el cine en las últimas tres décadas.
Pixar no solo enfrenta una caída en la venta de entradas, sino también una notable baja en la calidad de sus producciones, alcanzando su punto más bajo con Lightyear de 2022 y Elemental de 2023. Además, la compañía debe recuperar una audiencia que se ha alejado de las salas, fenómeno que ha caracterizado a este verano. Y es que desde 2019, Pixar no ha logrado un éxito de taquilla que supere los costos de producción de sus películas. Luca y Turning Red fueron estrenadas directamente en Disney+ y Onward quedó muy por debajo de su presupuesto de 200 millones de dólares. Las mencionadas Lightyear y Elemental tan solo superaron los 100 millones de dólares en taquilla… Ahora, con IntensaMente 2, Pixar intenta recuperar su hegemonía a través de varios frentes.
La historia de IntensaMente 2 es la continuación de su antecesora, centrándose en la psique de Riley durante su pubertad, un evento significativo que conlleva la destrucción del antiguo cuartel de sus emociones y la construcción de uno nuevo donde sus nuevos sentimientos tengan cabida.
Riley tiene 13 años y está mucho más feliz con su nueva vida, sus dos mejores amigas y su pasión por el hockey. Sus emociones trabajan en conjunto para guiarla en diversas situaciones, pero todo se complica cuando Riley entra en la pubertad y se llena angustia por formar parte del nuevo equipo escolar de hockey, lo que pone en riesgo su amistad. Ahora, Riley no solo enfrenta sus recuerdos, sino que también construye su “sistema de creencias” que la ayudará a madurar. Este concepto, sacado directamente de la psicología, es la base de la nueva historia y está tan bien ejemplificado a través de las metáforas utilizadas que hace que la cinta sea un avance de los conceptos y la historia planteada originalmente.
Con ello, Ansiedad (Maya Hawke), Envidia (Ayo Edebiri), Aburrimiento (Adèle Exarchopoulos) y Vergüenza (Paul Walter Houser) se unen para ocupar el lugar de Alegría, Tristeza, Furia, Temor y Desagrado. La cinta mantiene un equilibrio cuidadoso con estos nuevos personajes.
El nuevo director, Kelsey Mann, introduce algunas ideas nuevas de manera creativa, aunque apenas logra estar al nivel de la anterior entrega, algo comprensible dado que Pete Docter puso la vara muy alta. El guion, escrito por Dave Holstein y Meg LeFauve, retoma las ideas del primer filme de diversas maneras, pero agrega nuevos detalles muy bien justificados.
Otro aspecto aplaudible de IntensaMente 2 es que muestra de manera efectiva el cambio emocional de la niñez a la adolescencia, representado a través del caos de los nueve personajes discutiendo sobre un panel de control y provocando esos cambios emocionales propios de la edad de la protagonista. La manera en que esto se desarrolla intenta ser emocional y personal. Con Ansiedad al mando, trabajando horas extras para prepararse para cada posible resultado, por más fantasioso que sea, la percepción de sí misma de Riley comienza a cambiar mientras intenta impresionar a los mayores. Esto provoca que sus amigos y ella misma ya no se reconozcan. Este tema no solo apela a los adolescentes, sino que todos nos podemos identificar con ello.
Sin embargo, la trama prácticamente es una copia de IntensaMente 1, donde Alegría y Tristeza son expulsadas y deben encontrar su camino de regreso, solo que esta vez las acompañan Miedo, Enojo y Desagrado. Quizás lo inteligente del guion, que lleva a los personajes a explorar los rincones más oscuros de la mente de Riley, es también su perdición. Esta es una película superada pero con poco peso emocional. Aunque el catalizador es el inicio de la pubertad, la película rara vez resulta lo suficientemente íntima o visceral como para enfrentar las consecuencias emocionales de las decisiones de Riley, dejando todo para una conclusión que, aunque tiene su momento Pixar, no está llena de recovecos emocionales como su predecesora.
En conclusión, IntensaMente 2 es más inteligente que emocional. Explica mucho las emociones confusas asociadas con la pubertad, pero rara vez permite que se sientan o exploten, más allá de los gags. La nueva película sigue los pasos de la original, a veces demasiado, mantiene la premisa y diseño visual, haciéndola extrañamente familiar. Mann explora algunos nuevos rincones sombríos que nunca se vuelven demasiado oscuros, pero esa es precisamente la intención de Pixar: remendar todo lo que ha fallado anteriormente, y lo logra. Pixar muestra su gran maestría para convertir ideas filosóficas y existenciales en imágenes con momentos que resultan extrañamente familiares, pero que a su vez abren la puerta a la nostalgia, que como en la película, está ahí, esperando el momento ideal para entrar.
IntensaMente 2 es todo lo que queremos de una película de Pixar: una historia sencilla, pero a la vez profunda, una trama familiar y emotiva. Un regreso a lo que saben hacer mejor: regalarnos momentos emotivos que apelen a chicos y grandes y que nos hacen salir del cine con una sonrisa. Garantizado.