José María de Tavira explora el whodunit con Invitación a un asesinato
El actor José María de Tavira (Arráncame la vida) explora el whodunit a la mexicana en la película Invitación a un asesinato de Netflix, basada en la novela homónima de Carmen Posadas, bajo el sello del director José Manuel Cravioto (Olimpia).
“Me contactaron para hablarme del proyecto, pero aún no había un guion en mano. Pasaron más de dos años hasta que se concretó. Ya había leído la novela y me entusiasmó la oportunidad de hacer una cinta, en un tono al que no acostumbramos en México. Además, tenía muchas ganas de trabajar con Cravioto”, comenta Tavira a Spoiler Time.
Invitación a un asesinato, con la pluma de Javier Durán Pérez, Anton Goenechea y la propia Posadas, versa sobre Olivia Uriarte (Maribel Verdú, El laberinto del fauno), una millonaria y divorciada por quinta vez, quien invita a su hermanastra Agatha (Regina Blandón, Mirreyes vs Godínez), aficionada a las historias de suspense, y a otros conocidos para pasar un fin de semana de lujo en un yate. No todo es oro lo que reluce, pues ocurre una muerte inesperada, por lo que Agatha se pone manos a la obra, junto con un policía novato, para resolver el supuesto asesinato.
Nada es lo que parece
En este rompecabezas, Tavira da vida a Figue, un doctor amigo de la familia y difícil de descifrar, pero ¡cuidado con las aguas mansas! Lo acompañan Cary, un actor en declive (Manolo Cardona, El cartel de los sapos); Naram, un profesor de yoga (Aarón Díaz, No manches Frida); Carlos, el ex marido de Olivia (Pedro Damián, Rebelde); Cristina, la criada (Helena Rojo, El privilegio de amar); y Sonia (Stephanie Cayo, Club de Cuervos), ex amiga de Olivia. En este juego de quién es quién- con un aire a Knives Out, guardando las distancias- todos son sospechosos.
“Yo quería hacer un papel por encima del realismo, algo arriesgado y que visualmente llamara mucho la atención. Figue carga un gran secreto. Siempre está haciendo un performance. Tiene una estrategia de juego e ir construyendo eso me gustó mucho. Sentirme cómodo mientras hacía un personaje exaltado fue, quizá, lo más retador”, cuenta. “Me hubiera gustado protagonizar cualquiera de los personajes, incluidos hombres y mujeres”, ríe.
Ponle chispa a la vida
Tavira añade que jugaron mucho en escena y eso fue de lo más bonito durante el rodaje en Los Cabos, además de forjar una buena relación con el elenco. “Manolo es un caballero y, bueno, ¡Regina es mi mejor amiga!”, exclama. De hecho, la gran lección que le deja el largometraje es aprender a tomarse la vida a la ligera sin perder la responsabilidad. El actor, por ello, espera tener una larga trayectoria profesional, siempre y cuando le siga permitiendo mantener un balance con su vida personal. “No tengo un objetivo de reconocimiento o cifras. La vida es demasiado corta como para medirla a través del profesionalismo”, expresa.
Mientras, quiere seguir explorando la comedia para dar más chispa a su carrera cinematográfica, pues es un género que aún no ha explotado lo suficiente. Aunque, tampoco descarta dar el salto a la aventura. “Hacer Indiana Jones hubiera sido sensacional”, concluye.
El director español vuelve a estas ausencias y reencuentros que tanto le gustan a forma de nostalgia inesperada, para remover las emociones del espectador y delinear en un contexto emocional a sus personajes.