La Abuela de Paco Plaza logra de verdad causar el terror
Cuando de realizar películas de género de terror se trata lo más importante es hablar sobre la efectividad para crear atmósferas. Esto es una herencia ineludible que viene desde el expresionismo alemán o lo que se llama hasta el día de hoy caligarismo. El caligarismo, sí, nombrado así en base a El gabinete del Doctor Caligari (1920) que dejó el concepto del “stimmung”(atmósfera). Esta técnica aplicada desde entonces ya para el cine de terror, horror o de género es efectiva con muy pocos directores porque debe ser bien escrita desde la creación del guion. A partir de ahí se comienza a crear una atmósfera idónea para el terror cinematográfico.
Con La Abuela, el realizador español Paco Plaza plantea y ejecuta atmósferas de horror que mantienen al espectador atrapado en situaciones ambiguas pero ligeramente reconocibles en otras películas del género, y que cumplen su objetivo: asustar.
Susana es una joven madrileña que vive en París como modelo que creció con su abuela que vive en España y que ahora, a punto de recibir el trabajo que la catapulte a la cima de su carrera, recibe la noticia de que su único familiar ha tenido un derrame cerebral severo y debe dejarlo todo por ir a cuidarla. La situación de cuidado que su abuela tiene por el momento parece tener un control de regular médico, sin embargo todo se complica en la vida de Susana gracias a la enfermedad de Pilar, la abuela.
Como se explicaba párrafos arriba, si algo sabe hacer Paco Plaza con el cine de terror es crear atmósferas muy efectivas que mantienen al espectador ocupado mentalmente y entrando en un proceso de sugestión paulatina que nunca lo suelta hasta que el terror es desatado. Desde aquí el director comienza aplicar lo que ya debe existir cuidadosamente desde un guion efectivo y por esta parte todo se le agradece a Carlos Vermut, director de cine que con esta película es la primera vez que solamente escribe y no dirige. Paco y Carlos, ambos directores y escritores se encargaron de crear una historia que contuviera todos los elementos reconocibles de las películas de terror, sin embargo, lograron giros de tuerca impresionantes, acompañados de situaciones apremiantes que fueron preparadas gracias a una puesta en escena bestialmente llevada por dos cosas: la posición y los juegos de la cámara y la música.
La Abuela fue nominada recientemente al Goya como Mejor Score de Fatima Al Qadiri y nominada a la Concha de Oro en el Festival de Cine de San Sebastián a Mejor Director y Mejor Película. La Abuela no solamente tiene un valor dentro del cine de terror y horror, también tiene valores cinematográficos que la hacen relevante para los críticos y los festivales de cine que no precisamente son de cine fantástico o de género.
Aunque ya hemos visto películas donde los abuelos son figuras de suspenso y angustia, la película de Paco Plaza logra de forma minimalista y efectiva espantar al espectador y hundirlo en la butaca. Las situaciones son extremadamente angustiantes gracias a las atmósferas que ya habían sido preparadas durante toda la película por una destreza de guion inigualable. Por momentos me recordaba demasiado, en estética e historia a Suspiria de LucaGuadagnino (2018), al tener planos muy cuidadosos en lo que pone a cuadro para causar más preguntas que certezas en quien la ve y así poder paso a paso ocasionar un susto que no sea simple como el salto de un gato, si no realmente algo que aporte a la historia y, sobre todo, a la situación que se está tratando de contar.
La Abuela de Paco Plaza estrena por fin después de un enlatamiento forzoso debido a la pandemia y complicaciones de distribución locales. El estreno es discreto y sin efectos publicitarios grandilocuentes porque es una película de bajo presupuesto; esta es la más grande en escala de producción para el director. Aunque ya tenemos conocido sus estilo desde Rec en 2007, Paco Plaza sigue manteniendo un perfil bajo como autor cinematográfico para no caer en las vendimias sin sentido de la propia industria cinematográfica que muchas veces terminan trivializando una manufactura estilística que se logra con los años.
La Abuela es angustiante, escalofriante, claustrofóbica, pero sobre todo… terrorífica.