Ya hablamos de los héroes, de los villanos, del anime, del futbol, pero hay una parte del deporte que mayormente está oculta y es lo que pasa fuera del campo de juego, en los vestuarios, en las oficinas, en las mesas donde se firman los contratos. Allí también incursiona con bastante éxito la industria audiovisual.
Es normal, lógico y hasta incluso justo, que los deportistas, los protagonistas del show, se lleven la atención de todos, pero el cine y la televisión, cansados de incursionar siempre en las mismas historias, encontraron la manera de hacer que las estadísticas, las negociaciones, los tratos con sponsors y todo lo que pasa alrededor del deporte sea interesante.
En un principio, la idea de hacer series o películas como estas pueden sonar como algo poco lucrativo ya que el público al que le pueden interesar estas historias es bastante limitado, es decir, estamos hablando de fanáticos hardcore del deporte. Pero en realidad le han encontrado la vuelta para que cualquiera pueda disfrutar de estas producciones e incluso se conviertan en sensaciones del momento.
El ejemplo más reciente que podemos encontrar es Ted Lasso, la serie de Apple TV+ protagonizada por Jason Sudekis que se convirtió en una de las más elogiadas por la crítica desde su estreno en 2020. El show trata sobre un entrenador estadounidense de fútbol americano bastante peculiar que es contratado para dirigir a un club de la Primera División de fútbol de Inglaterra y, sin ningún tipo experiencia, debe ingeniarse un plan para alcanzar el éxito. Táctica, estrategia, cómo lidiar con la prensa, cómo tratar a los dirigentes y todo eso, pero también es un programa lleno de positividad, alegre, humano que te permite empatizar con prácticamente todos sus personajes.
Otros tres ejemplos similares que podemos encontrar en televisión son: Club de Cuervos, El Presidente y Ballers. El primero trata sobre un club de futbol de primera división al cual se le muere su presidente y ahora sus hijos luchan por el control del equipo; el segundo se basa libremente en el verdadero escándalo de corrupción de la FIFA que ocurrió hace pocos años; y el último se centra en las vidas de un grupo de jugadores de fútbol americano, tanto profesionales como retirados, que intentan reubicarse en otros mundos.
Por otra parte, en el mundo del cine el ejemplo más sobresaliente es el de Moneyball, la película de Brad Pitt, la cual es básicamente un recuento del papel fundamental que jugó un sistema de estadísticas relativamente poco confiable en el éxito de Oakland en la temporada de béisbol de 2002. Lo que por derecho debería ser una historia poco dramática se convierte, gracias a un guión excelente y un gran elenco, en algo apasionante. Lo que está tan bien capturado en la cinta es la resistencia que los tradicionalistas del béisbol tenían, y todavía tienen, al sistema, ya que ver a la actividad como un montón de estadísticas y números de alguna manera disminuye la belleza y el misterio del deporte.
También tenemos las películas que revelan lo que la mayoría de nosotros en el fondo de nuestro corazón ya sabemos sobre los deportes profesionales que amamos, que el negocio real es un juego de números: Uncut Gems, la cual trata sobre el mundo de las apuestas alrededor del deporte (específicamente de la NBA) y cómo esa actividad se puede transformar en una que salve tu vida o que la arruine por completo. Una historia intensa, llena de drama, engaños, acción, mafia, disparos.
Y como último ejemplo está otra película de Adam Sandler que se estrenó hace poco en Netflix, Hustle, que cuenta la historia de cómo un sabio del baloncesto debe surfear las complicadas políticas del deporte para convertirse en un entrenador profesional. Pueden leer las razones por las cuales esta fue otro gran éxito de la unión del actor y el streamer en esta reseña.
En definitiva, las cadenas de televisión, los servicios de transmisión y los estudios de cine encuentran la forma de sacarle el máximo potencial a historias deportivas que en un principio parecen aburridas, pero que cuando empezamos a hurgar podemos encontrar verdaderas gemas.
