La carga más preciada, la humanidad como bandera - Spoiler Time

La carga más preciada, la humanidad como bandera

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Así, animaciones como “La Carga más preciada” de Michel Hazanavicius nos dicen que es nuestra humanidad la que también nos dignifica y, relatos como este nos recuerdan que perderla, sería volvernos indignos de nosotros mismos. ¡Aplauso de pie! 

Las vicisitudes humanitarias en las que hoy vivimos, tanto política como socialmente, son muy parecidas a las que se vivían antes de la Segunda Guerra Mundial. Los conflictos políticos son los mismos: Estados Unidos vs Rusia y China y el conflicto político religioso entre los palestinos y los judíos parece que nunca se resuelve. Los problemas migratorios son agravados con divisiones y paredes ya no solo políticas, sino también físicas. 

En los inicios de la década de los sesenta La República Democrática Alemana ordenó el levantamiento de un muro para detener la migración de la Alemania oriental a la occidental. El muro representó por casi treinta años la división de familias, de ideales y afianzó la idealización de un nacionalismo puritanamente estúpido y vacuo, sin sentido, porque las divisiones siempre llevan a las guerras. Por eso “La carga más preciada” de Michel Hazanavicius.

En 2011 el director francés arrasó con los Premios de la Academia norteamericana. “El artista” le pareció a los americanos un homenaje al propio cine cuando este basaba su premisa en los silente. Remarco esto porque “La carga más preciada” es una obra que se recarga mucho en sus visuales más que en sus diálogos. Decía Hitchcock: “si la película se entiende sin un solo diálogo, es una buena película”. El maestro del suspense tenía razón, si eres capaz de transmitir con una imagen, el diálogo sale sobrando.

El director sin ser realmente incisivo, sino humano, nos cuenta una historia que tiene como contexto una guerra que está arrasando con el mundo y con un pueblo al que se le llama: las ratas. La esposa de un leñador que viven en la zona colateral de las vía de un tren que transporta miles de personas a diario a un lugar del cual nunca regresan, encuentra una bebé que cayó del tren. La mujer da por hecho que es el regalo de cualquier entidad arriba en el cielo que excusó la plegaria de una madre frustrada.

El leñador no está contento con el hallazgo y se opone rotundamente a la adopción forzada de un descendiente de esas ratas. Ordena a su mujer retirarse de su vista y llevar a la niña a un lugar donde él no pueda escucharla. La inocencia, el amor, la pureza y el corazón persistente de la bebé derrite el duro hielo que este hombre tiene el pecho y termina aceptándola.

La película es una relato que hoy en día y a la luz de los sucesos políticos y sociales que experimentamos en medio oriente, parecen disrruptivos  y revolucionarios. Pero, a eso viene “La carga más preciada”, a romper con el fascismo ideológico que estamos experimentando en la actualidad. El comentario de Hazanavicius en la historia, si hubiera puesto banderas de por medio, caería en lo propagandístico y panfletario; pero todo lo contrario, el director aborda el lado humano, sin políticas ni ideologías. El espectador puede encontrar algunas coordenadas que le sirvan de referencia para ubicar el hecho histórico del que se toma la ficción, no obstante, la película nunca te dice de qué lado colocar tu preferencia; el espectador hará uso de su radar humanístico para poder tomar esa decisión dejando de lado sus inclinaciones políticas, ideológicas o religiosas. 

Así, animaciones como “La Carga más preciada” de Michel Hazanavicius nos dicen que es nuestra humanidad la que también nos dignifica y, relatos como este nos recuerdan que perderla, sería volvernos indignos de nosotros mismos. ¡Aplauso de pie! 

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