La habitación de al lado, Almodóvar sobre la dicotomía de la vida
El director español vuelve a estas ausencias y reencuentros que tanto le gustan a forma de nostalgia inesperada, para remover las emociones del espectador y delinear en un contexto emocional a sus personajes.
Hay pases direccionales dentro de la industria del cine cuando un director quiere comenzar a realizar películas en Hollywood pero con su estilo autoral. Algunos funcionan y otros no. Un ejemplo perfecto y por el cual seguramente muchos me odiarán por decir que pienso no es tan efectivo es La Favorita de Yorgos Lanthimos del 2018. El debut gringo del griego tiene un toque de genialidad porque supo el balance perfecto entre lo visualmente comercial para un gran público y lo autoral para sus seguidores. ¡Un engaño!
Pedro Almodóvar hace su primera película hollywoodense con La habitación de al lado de una forma tan magistral que si existen concesiones autorales en su estilo tropicalizadas al mercado occidental norteamericano, le sientan muy bien, pero también, Pedro lo sabe aplicar con respeto a sí mismo y su espectador.
Basada en la novela “Cuál es tu tormento” narra la historia de Ingrid y Martha dos amigas cercanas en su juventud, cuando trabajaban juntas en la misma revista. Después de años sin contacto, se reencuentran en una situación extrema, pero curiosamente dulce.
A diferencia de la novela de Sigrid Nunez que se enfoca más en los estragos de la guerra, Pedro Almodóvar dialoga más con las relaciones humanas desde el punto de vista del abandono y las carencias de una madre sobre una hija gracias a una enfermedad terminal sin el poder reconciliarse con lo que más ama.
Ingrid y Martha, dos amigas que son el reflejo de las personas que se van conociendo en el camino, que dejan una marca en la vida de una en la otra, pero por situaciones ajenas a ellas se dejaron de frecuentar para encontrarse al final del camino. En algún punto de la película Almodóvar hace una valoración entre la amistad en contra punto del sufrimiento y hasta donde llegaríamos por ayudar a alguien que amamos para que ya no sufra más.
En “Las horas” de Michael Cunningham con su versión en cines, Virgina Wolf describe a la muerte como un disparador de la vida sobre los que deben de experimentar el duelo. Es la muerte lo que nos hace valorar la existencia per se y atesorarla como lo que es: una oportunidad que muchos no tienen y algunos perderán pronto. Un comentario constante en el personaje de Virginia Wolf al querer dejar la tranquilidad del campo por el bullicio de Londres, no obstante prefirió la desaparición en la muerte voluntaria.
También Pedro Almodóvar indaga más en la verdades ocultas en pos de la propia preservación de la amistad y no lastimar a la persona con una realidad que ignora pero que podría cambiar la perspectiva de una amistad de años. Estas omisiones, en yuxtaposición con el final de uno de los personajes cuestiona el valor de la honestidad y hasta donde es en beneficio o detrimento de alguien.
El director español vuelve a estas ausencias y reencuentros que tanto le gustan a forma de nostalgia inesperada, para remover las emociones del espectador y delinear en un contexto emocional a sus personajes. No es necesario que en líneas se diga que estas dos amigas llevan tanto tiempo sin verse para darte cuenta que en realidad una es más honesta que la otra pero también, ambas están dispuestas a dar todo por su abandonada amistad, aunque signifique recuperarla para una de ellas, demasiado tarde.
En “Julieta” del 2016, Emma Suárez y Adriana Ugarte en una dicotomía de personaje, hacen una dupla perfecta de presente y pasado. Así se le explica al espectador las razones de la ausencia de Antiía y el distanciamiento de Julieta, su madre. Almodóvar retoma esta dinámica completaría, ahora en dos personajes distintos interpretados por Juliane Moore y Tilda Swinton donde la química es indudable porque una vez más, es una metáfora sobre las pérdidas que muchas veces, si bien va la vida, puede terminar en un reencuentro.
Con La habitación de al lado, Pedro Almodóvar hace un gran y emocionante debut en el cine norteamericano con su este primer largometraje hollywoodense. Dos poderosas actrices como Moore y Swinton dentro de un universo que solo Almodóvar y sus mujeres reconocen pero que sin duda todos sentimos en la piel. ¡Aquí Almodóvar nos seduce el alma!