Impacto, auge y decadencia: la historia de Blockbuster
Todavía recuerdo el día que entré por primera vez a un Blockbuster… pero lo recuerdo aún más cuando salí del mismo.
Mi divorcio de los otrora omnipotentes Macro Videocentro, los arrendadores más fuertes de videocassetes de México, fue instantáneo, y tengo en la mente claramente cómo –arrebatado por la emoción de un cinéfilo empedernido– salí bailando la coreografía del video musical de Ray Parker Jr… solo que en lugar de exclamar “¡Ghostbusters!” grité “¡Blockbuster!”.
Así inició mi romance por años –siguiendo esa línea “de profunda relación”– con una marca, una cadena que me llenó de alegrías, tristezas, risas, llantos y emociones con interminables series, películas y hasta videojuegos al final de su era. Tuve una hermosa novia con la que iba a rentar, y cuando se convirtió en mi amada esposa seguimos: fuimos con mi primogénito y seguíamos acudiendo cuando fuimos 4! ¡Vieron crecer una de miles de familias cinéfilas!
Los invito a un breve viaje por una de las experiencias que no solo a mí, sino a millones de cinéfilos de todo el planeta nos hizo sentir durante muchos años justo como ellos nos llamaban: “socios”.
¿Cómo comenzó todo? Fue el ingenio del tenaz tejano David Cook y su esposa Sandy los que permitieron que en 1985 saltaran de una empresa de software para titanes de la industria del petróleo a algo tan inaudito como una cadena de tiendas que rentaran películas a personas del vecindario, con una estructura más organizada que las humildes propuestas locales en muchas ciudades de los Estados Unidos.
El concepto de las rentas de videocassette como tal se remonta a la popularización de los formatos VHS en los Estados Unidos y su competencia japonesa con el formato Betamax (1976-1977), pero el concepto de un local de grandes dimensiones, películas catalogadas y sistema de membresías surgirían hasta la creación de la cadena Blockbuster Video, donde la habilidad de los Cook para los números y un sistema organizado les redundaría en un éxito rápido y abrumador…. tanto que eso mismo sería su condena, años más tarde.
¿En qué consistía el concepto? Pasillos formados por anaqueles y estanterías que exhibían centenares de películas catalogadas por género y, dependiendo de su popularidad, con más de una copia física disponible.
¡Todavía recuerdo los corajes que hacíamos regresando VARIAS veces al día al club, con la esperanza de que otro socio ya hubiera entregado Día de la Independencia, Toy Story 2 o Cazadores del Arca perdida! La membresía era gratuita, pero las formas de comprobar domicilio y sistema de cobro automáticos se hicieron más férreos con el paso del tiempo debido a los pillos que buscaban robarse un par de películas del club local (también por eso eventualmente solo se exhibían cajas, sin película dentro). Y esto se repetía no sólo en mi país de origen (México), sino en toda región donde había un club de estos.
Curiosamente –y antes del formato “boutique” de principios de los 2000– la verdadera ganancia de Blockbuster estaba en las entregas tardías y antes de la llegada del DVD en el cobro de comisión por películas “no rebobinadas”, ¿se acuerdan?
El salto a América Latina (y el resto del mundo, claro)
Lo cierto es que esto no llegó de inmediato a México, Argentina y otras partes de América Latina. En México no se tuvo el primer Blockbuster hasta 1991, a España, Venezuela y Chile no llegó hasta 1992, mientras que en Argentina llegaría en 1995, junto con su arribo a Perú, Ecuador, Panamá, Colombia y Ecuador el mismo año. ¡Y en Uruguay lo tuvieron hasta 1998, saltándose olímpicamente a Brasil por su sabida soberbia cultural con la recepción de conceptos “gringos”!
Lo cierto es que, contando para entonces con miles de sucursales en los EstadosUnidos, para cuando llegó a otras regiones del mundo, Blockbuster ya tenía un modelo de negocios muy específico, lo cual no solo le permitió desplegar una férrea competencia contra titanes de la talla de Televisa en México (dueños de Videocentro y su emulación Macro Videocentro), sino lo suficiente para desbancar y hacer quebrara miles de pequeños clubes de video renta alrededor del planeta.
Lo anterior claro, es solo un ejemplo, pues en otros países tumbó a leyendas como Hollywood Video (EUA), Black Jack o Videoclub del Centenario (Argentina) y el Mundo Planet (Chile). ¡Es un milagro que algunos de estos clubes sobrevivan incluso en nuestros días! Pero claro, esto nos lleva a la auténtica era dorada…
El furor en los 90
Esto fue mundial, una vez sincronizados los estándares de la cadena a nivel global, lo cual hacía lucir inmortal y eterna a la marca. Pese a que su formato de “tienda familiar” prohibía tajantemente cine gore y porno en sus anaqueles –secreto de supervivencia de muchos videoclubes “de mala muerte” y hasta los infames pasillos clasificación C y D clubes incluso de buena fama– lo caro que era comprar un videocasette Beta o VHS en aquellos días hacía que el concepto de rentar, ver y regresar fuera más atractivo.
Y como los pequeños clubes de la iniciativa privada (o minicadenas como la franquicia inglesa RitzVideo) no tenían el capital para tener varios títulos –y mucho menos varias copias– de las películas y series de estreno, el trato de Blockbuster Video con grandes distribuidoras como Paramount, Sony y Warner le permitían primicias, exclusivas y hasta la capacidad de calcular cuántas copias de estrenos eran las recomendables para cada zona. ¡Cada sucursal podía tener un estudio de popularidad y gustos de sus socios, en su base de datos!
¿Habría forma de derrotar a este monstruo de la renta y entretenimiento casero familiar?Pues sí, y su nombre no era necesariamente Netflix o la pandemia de 2020…
El declive del nuevo milenio (con muchos errores encadenados)
No se podría culpar a un solo evento en particular para la catástrofe que llevó al fin de Blockbuster. Es cierto que la llegada del formato DVD entre 2004 y 2005 cambiaría el orden de ingresos en Blockbuster, al ser ese formato y los subsecuentes (Blu-ray y el efímero HD-DVD) mucho más baratos y accesibles para el incipiente consumidor coleccionista.
Pero el verdadero Jason Voorhees que comenzaría a dar hachazos a la cadena mundial sería aquel punto en el que las grandes corporaciones tomaran un control lógico y frío del fenómeno: los Cook supieron cuándo salirse del negocio, adquiriendo socios importantes desde finales de los 80 y vendiendo finalmente a Viacom el concepto en 1994 ($8,400 millones de dólares eran lo suficiente para vivir el resto de su vida sin preocupaciones), pues como confesó David alguna vez a CNN: “lo mío finalmente era lidiar con computadoras, no con gente”.
Cook invirtió en un sistema de radiolocalización de vehículos que terminó funcionando solo en su natal Texas, pero definitivamente no piensa hacer mucho más dinero del que hizo con esta gran idea, que en su tiempo arrebató nuestros corazones.
De allí en adelante, ocurrieron territorialmente muchas cosas: en México se cometió el error de vender a Grupo Salinas el concepto, quienes en tan solo un par de años cambiaron tanto lo original y renovado que habría adquirido entre 2008 y 2010 con la llegada de GameRush y sus videojuegos (¡yo fui editor en jefe del primer especial impreso para América Latina!), que para 2016 exterminarían por completo la marca, con un efímero “nuevo concepto” llamado The B-Store.
En los Estados Unidos, el caos comenzaría con Dish Network, quienes adquirieron la cadena por 320 millones de dólares en 2011 y enriquecieron ganancias añadiendo películas y coleccionables en las tiendas, concepto que funcionó bien hasta aquel momento (que es más bien leyenda urbana) en el que Reed Hashtings fundó Netflix (inicialmente un sistema de renta de películas DVD por correo), tras regresar molesto de un Blockbuster que le cobró $40 dólares por tardarse en devolver la película Apollo 13.
Por más que Dish trató de convertir Blockbuster en una competencia gradual para el creciente titán Netflix, los esfuerzos no darían resultado. ¡Vamos, ni siquiera aquellas salas de cine Blockbuster Cinema de Cholula, Puebla (no hubo de esto en ninguna otra parte del mundo), que tan bien lucía y a la que alguna vez tuve oportunidad de acudir!
Pero hay mucho más detrás del desastre. Company Manindagó e informó en su momento que, de hecho, Blockbuster (Viacom) sí consideró en algún momento que Netflix podría trascender como un férreo competidor… ¡e incluso se les ofreció comprarlos por $50 MDD, pero declinaron la oferta “porque pensaban que podían ganarles, sin comprarlos”! Uf.
Peor aún, aunque Blockbuster tuvo la visión de pensar incluso ANTES que Netflix en saltar del formato físico al digital vía internet (stream) iniciando con algo muy similar al video-on-demand, pero cometieron el error de aliarse con la entonces omnipotente e imparable Enron, invirtiendo mucho dinero y sufriendo una devastadora caída, tras el escándalo de estafas financieras a gran escala (pasivos que se convirtieron en activos, préstamos que se computaban como ingresos, deuda maquillada, beneficios inflados) que la empresa tejana afrontó y pagó con la quiebra y la desesperación de muchísimos inversores.
Para cuando Blockbuster quiso hacer algo más, ya era demasiado tarde. Su efímero intento por aliarse con Direct TV en los Estados Unidos terminó como algo poco comprensible para público y suscritores, quedando en el olvido rápidamente… y el sistema “late fees” (suscripción para evitar recargos por retraso en entrega) de 2004 en EU terminó por afectarles más, pues muchas de sus ganancias se derivaban de la falla de memoria de los usuarios para regresar las películas a tiempo.
Dos años más tarde, Viacom haría un nuevo intento en su país de origen con suscripciones Total Access para enviar juegos por correo (como el antiguo modelos de negocios de Netflix)… pero al ser más caro que su competidor y de todos modos obligar al cliente a ir a la tienda, tuvo una recepción casi nula.
El legado (en palabras de quienes lo vivieron)
Consideré impensable escribir todo esto, sin compartir palabras de quienes vivieron la experiencia Blockbuster desde el otro lado del mostrador. Hay que aclarar que ambos entrevistados son de México, pero seguro hay miles de ejemplos más en toda Latam. Esto fue lo que me contó Lizbeth Palacios, sobre cómo inició su travesía en “aquel lado” de Blockbuster Video: “Trabajé ahí en el 2000. Para ese entonces, contaba con 17 años. Vivía muy cerca de la tienda, así que pregunté ahí directamente. Recuerdo que tuve que ir a las oficinas en Satélite (Estado de México) a la entrevista de trabajo y a realizar todo el trámite. El ambiente de trabajo era bastante agradable. La mayoría de los que trabajábamos teníamos entre 16 y 25 años, así que nos divertíamos mucho. Teníamos oportunidad de ver algunas películas al mes de manera gratuita y a veces nos tocaban alguno de los regalitos o snacks que les daban a los clientes.”
Liz nos contó que le tocó vivir la transición del VHS al DVD. “Para cuando trabajé ahí, eran pocos los clientes que contaban con un DVD, así que había pocas películas”, dijo.
Blockbuster (Viacom) sí consideró en algún momento que Netflix podría trascender como un férreo competidor.
Por su lado, J. Rolando Solano de Boca del Río, Veracruz, trabajó en una de las sucursales en 2009. “Por esa época yo tenía 22 años, y estudiaba la universidad. Necesitaba un empleo para poder pagar mis estudios y, dado que estudiaba comunicación y era (soy) un apasionado del séptimo arte; presenté mi solicitud de empleo en Blockbuster y en Cinépolis. Al final, nunca me marcaron de Cinépolis y sí recibí una llamada para la entrevista sencilla en Blockbuster. Fue rápido y enseguida me contrataron como RSC (representante de servicio al cliente)”.
¿Y qué hay de todas esas leyendas urbanas sobre las grandes experiencias que dejó Blockbuster en sus empleados? “En una ocasión, un señor entró a la tienda a pedir informes sobre los requisitos para obtener la credencial, se le veía con un poco de temor y pena. El señor vivía en una colonia popular de la zona, así que le preocupaba que no le fueran a autorizar la credencial, por vivir ahí”, nos dijo Lizbeth. “Traté de dejarle claro que Blockbuster no discriminaba a nadie por la zona en la que viviera, y que ellos también podían tener su credencial y rentar películas como todos los demás. Fue bonito ver que se fue contento porque sí podía rentarle películas a su familia”.
¿Y Rolando? Lean esta experiencia: “No recuerdo en particular alguna en especial, pero los socios eran casi amigos y familia. Muchos eran regulares de cada fin de semana, y había gente que iba cada dos o tres días. Los conocíamos y nos conocían a nosotros. Mi parte favorita del trabajo, era recomendar películas. Las familias iban a buscar películas de comedia, animación o familiares, pero había gente que iba con intenciones específicas de ver algún clásico o una película rara.A veces se sorprendían de que supiéramos a cuál se refería. Recuerdo que había un cliente que le gustaba mucho ver películas de acción al estilo Bruce Willis (las llamábamos superacción), y siempre decía ‘¿Cuál tienes buena ahorita?’ y agregaba ‘ya sabes, de las que me gustan’. Con ello, sabía que se refería a balazos y explosiones por doquier. Creo que nunca lo decepcioné”.
Por supuesto, hubo altas y bajas. Liz nos contó que la cantidad de clientes por atender rebasaba muchas veces el personal en las tiendas, lo cual era muy estresante, el salario era bajo y en días de inventario. ¡Había que quedarse hasta la 1:00 AM!
¿Y vivimos felices para siempre?
¿Hay epílogo a esta grande y a la vez triste historia? De hecho sí, y lo más bonito es que todavía no termina.
Años después del bombo y platillo que se le dio al hecho de que hay un último Blockbuster sobre la tierra (Oregon), resulta que, como un regalo retro a los nostálgicos socios que quieran pasar una noche “de campamento” como patatas de sofá, la gerente Sandi Harding y Airbnbpermitirán a 4 afortunados (con las debidas medidas sanitarias) pasar una noche de emociones en una acogedora “sala”, con cientos de películas a su disposición.
Ok, es cierto que muchos de nosotros difícilmente llegaremos hasta allí (además de que la agenda de reserva está saturadísima) debido a esta pandemia sin fin, pero es romántico saber que, en algún lugar, sigue viva una pequeña llama de algo que fue nuestro furor cinéfilo durante tantos años.
¿Habrá algún gran empresario de alta jerarquía o un joven emprendedor que encuentre cómo resucitar el otrora buen nombre de “Blockbuster” (que hoy por hoy es una lastimera “página temporal” de Dish en www.blockbuster.com)? Sólo el tiempo y quizás la nostalgia por traer de nuevo lo retro que tantos millones ha dado a Hollywood, la industria del vinilo y hasta los videojuegos lo dirá con certeza. ¿No era acaso la EXPERIENCIA de estar allí, con amigos y familia, lo más mágico? Quizás por allí vaya la fórmula…
Pero por siempre y para siempre… gracias Blockbuster, por tantos bellos recuerdos. ¡Y recuerden que el show debe continuar!
Epílogo
En fin, el viaje casi termina, y tendrán que “rebobinar esto y regresarlo antes del cierre”. Así que quiero dejar que nuestros expertos concluyan: “Creo que pocos imaginaban que la tecnología y la industria cinematográfica cambiara tanto en tan pocos años”, expresó LizbethPalacios. “Hasta ese momento, aunque había habido varios avances en la tecnología, no era tan acelerado como lo es hoy. Y Blockbuster no supo adaptarse a tiempo a las nuevas exigencias del mercado ni al futuro cercano”.
“Tristemente con el tiempo me di cuenta que sus días estaban contados”, reflexiona Rolando Solano. “Yo mismo tuve un pequeño videoclub después con mi familia, aprovechando mi conocimiento del negocio, pero fracasó rápidamente. Fue un choque de realidad. La gente ya no rentaba películas, y tampoco la piratería ayudaba mucho. Cuando nació Netflix y se popularizó, y cuando Blockbuster se volvió B-Store… siempre pensé que la marca habría sido un imán de ventas si hubieran sabido adaptarse. Toda mi vida he dicho que una plataforma de streaming bajo el sello de Blockbuster sería un hitazo y un éxito instantáneo, dada la larga historia que tiene, sobre todo en nuestro país. De niño, era infaltable la visita a la tienda el sábado en la noche, cuando todavía eran VHS. Ir a ese lugar era para mí, como ir a un parque de diversiones. Amaba recorrer sus pasillos y encontrar joyitas animadas (mis papás solían rentar a veces tres películas: una familiar, una para ellos, algún drama o thriller y a veces, para nosotros, animaciones). Rentaba muy seguido los episodios de la serie de Garfield. Atesoro esos recuerdos con mucho cariño”.
Y todos nosotros, Rolman… todos nosotros. ¡Larga vida a Blockbuster Video, y gracias por la travesía!