Todo pasado fue mejor: la historia de las producciones de época
Producciones de época: cuando pensamos en ellas, lo primero que se nos viene a la cabeza es gente con atuendos vaporosos, mujeres con vestidos enormes, encorsetadas, y hombres con camisas con volados y cosas así. Producciones como Downton Abbey, Bridgerton, o la película Pride and Prejudice seguro son ejemplos que se nos vienen instantáneamente a la mente.
Sin embargo, hay mucho más para decir de las llamadas “producciones de época”. La representación del pasado es importante, pero no siempre tiene que tratarse de uno en el que los personajes parezcan sacados de una novela de Jane Austen. Juntos, analizaremos estas producciones, comenzando por su definición.
¿Qué es una producción de época? Para empezar, debemos decir que se trata de una producción ambientada en el pasado, nunca en el mundo contemporáneo ni en el futuro. No importa cuán en el pasado, pero sí que lo que se muestre sea realista para ese momento histórico. Es decir, por ejemplo, una producción de ciencia ficción steampunk, que suelen ambientarse en la época de la Inglaterra victoriana, no es a la vez una producción de época, justamente porque lo que muestra no es verosímil para época.
Como dije, no importa cuán en el pasado se ambiente la producción. Puede ser en una época tan distante como el 1500, como en la serie Becoming Elizabeth que muestra el ascenso de Elizabeth I, o una época más reciente, como en The Americans, que nos muestra la época de la Guerra Fría. Lo importante es que, al momento de realizar la producción, esta muestre un momento de su pasado.
Es decir, las series que se hicieron, por ejemplo, en la década de los 80, no se vuelven de época con el paso del tiempo. Ahora, si una serie de los 80 nos mostrara, por ejemplo, de manera verosímil, los años 70, sí podríamos considerarla como parte del género de las producciones de época.
Así y todo, una clave de las producciones de época es que no tienen que ser históricamente exactos para ser consideradas parte del género. Por ejemplo, producciones como A Knight’s Tale o la María Antonieta de Sofía Coppola incorporan música de otras épocas para enriquecer la historia. Esas son decisiones de estilo de los directores y directoras a cargo.
Sin embargo, con el paso del tiempo y gracias a los avances tanto tecnológicos como industriales, cada vez se logra más realismo en la representación de las épocas pasadas. Basta ver producciones como The Crown, o mismo Downton Abbey, que mencioné en un comienzo, para darnos cuenta cómo en el vestuario, el maquillaje y hasta en los mismos escenarios se goza de un realismo bastante preciso para las épocas que muestran.
Por otro lado, las producciones de época se pueden dividir en dos categorías. En primer lugar tenemos aquellas producciones que intentan mostrar un evento histórico tal como sucedió y, en el segundo lugar, aquellas que utilizan un periodo histórico para contar la historia de unos personajes ficticios. Las recién mencionadas The Crown y Downton Abbey son buenos ejemplos para pensar en estas categorías: mientras que The Crown intenta contarnos específicamente, casi como una biopic, la historia de Isabel II, en Downton Abbey se nos presenta a un puñado de personajes inventados que viven diversas épocas a medida que avanza el tiempo dentro de la trama.
Por supuesto, las producciones de época además pueden amalgamarse con otros géneros. Así, nos encontramos por ejemplo con producciones de época que nos llevan al Lejano Oeste y se mezclan con el género western, como por ejemplo el filme del 2007, El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford. Otras veces, en cambio, las producciones de época se mezclan con el terror y nos traen historias como la sumamente celebrada La Bruja, de Robert Eggers, que nos muestra a los colonos cristianos en 1630 y sus creencias y fervores. Y así sucesivamente. Es cierto que cuando pensamos en producciones de época solemos imaginar historias románticas o dramáticas, pero esto no es siempre así.
Sin duda, las producciones de época nos han dado grandes historias, tanto en la pantalla grande como en la chica. Desde los comienzos del cine, con filmes como El nacimiento de una nación, de D. W. Griffith, hasta éxitos arrasadores como Peaky Blinders, este género nos ha abierto ventanas al pasado. A veces, nos sirve para recordar con añoranza. Otras, con horror. Pero siempre, las producciones de época, nos permiten revivir un pasado para aprender algo más de él.