La historia real detrás de la adaptación de otra obra literaria de Margaret Atwood

Este 2017 nos ha permitido tener dos adaptaciones de la obra literaria de Margaret Atwood: la primera de ellas de la mano de Hulu con la exitosísima The Handmaid’s Tale, y ya cerrando el año llega Alias Grace en la pantalla de Netflix y con la realización de CBS. Así como la primera podía clasificarse como una obra de ciencia ficción con toques de distopía de géner,o esta nueva adaptación se encuentra en el género de ficción histórica.

Y el detalle que distingue a esta producción es que, al igual que Handmaid’s, las manos y mentes detrás de ella son femeninas: el best-seller de Margaret Atwood se une a la adaptación llevada a cabo por Sarah Polley. Es aquí donde debemos hacer un pequeño paréntesis para dedicarnos a los aspectos más interesantes de la vida de la productora, porque ha sido un icono de la lucha por los derechos civiles desde su más tierna infancia.

Niña actriz, en su momento supo enfrentarse nada menos que a Disney cuando siendo invitada a un especial de Children’s Awards Show en el marco de la Guerra del Golfo apareció en el mismo con un colgante del símbolo de la paz. A partir de entonces se volvió en una ferviente militante de izquierda, y desde que el libro de Alias Grace llegó a sus manos siempre tuvo la intención de adaptarlo en alguna producción propia.

La gran autora tomó conocimiento del caso a través del libro Life in the clearings versus the bush, escrito por Susanna Moodie en 1853, y a partir de su lectura comenzó una exhaustiva investigación sobre el mismo donde notó que si bien existían registros puntuales, los mismos omitían muchos aspectos sobre la historia y sobre los esos puntos comenzó a erigir su narrativa. Los registros de la época eran tan vagos y rara vez estaban dedicados a la mirada de la criada que la ficción terminó siendo el elemento mayoritario en la obra de Atwood, quien se dedicó también a analizar las mecánicas de relación social.

Cuando hay crímenes violentos que involucran a un hombre y a una mujer, normalmente se desarrolla así: nadie dice que el hombre sea un buen tipo, pero la opinión suele dividirse en el caso de la mujer. O es la villana instigadora, o la víctima aterrada que solo lo hizo porque temía por su vida. Ese es el patrón con Grace, manifestó Atwood en una entrevista con The Guardian.

En tan solo 6 episodios el relato de Alias Grace nos permite adentrarnos en la sonoridad al igual que ocurre en The Handmaid’s Tale. En este caso no tenemos una sociedad opresora aquejada por mujeres infértiles, pero sí somos testigos de criadas que solo se tienen entre sí para confortarse.

Las relaciones pre matrimoniales, el aborto, la servidumbre, la mirada ajena son tópicos que se exploran en el relato de la serie y que solo pueden ser afrontados por ese amor entre hermanas que tan bien sabe relatar la autora y ha sido justamente adaptado en la versión televisiva. Sin brindar precisiones algunas sobre la culpabilidad o inocencia de Grace, el relato nos pone frente a un espectador activo que deberá armar su propia versión de los hechos en base al material que se le presenta.

En tiempos de productos que se presentan totalmente procesados, Alias Grace es una oferta gourmet para un paladar que cada vez se vuelve más exquisito. No más blancos ni negros: bienvenidos a la era en que los matices son partes de una sociedad compleja donde los victimarios son un producto de sociedades que los excluyen.