La muerte de un personaje que nos afectó a todos

The Magicians ha sido una de mis series favoritas desde que la descubrí hace un par de años atrás con su segunda temporada al aire. La encontré refrescante entre un mar de series de fantasía que contenían siempre lo mismo: adolescentes, triángulos amorosos y problemas de inmortalidad.

Sin dudas, esta serie basada en la trilogía de Lev Grossman lo tenía todo para brillar por sí sola con un elenco comprometido y un equipo de escritores que, en un principio, parecían estar preparados para explorar temas complicados como el abuso sexual y las enfermedades mentales.

Fue así como en las primeras tres temporadas los protagonistas se enfrentaron a problemas reales en un mundo de fantasía, aprendieron de ellos y siguieron adelante. Pero todo cambió en la cuarta entrega con la trama de uno de los personajes principales más queridos: Quentin Coldwater.

Este nerd, a quien vimos crecer y sobrellevar su depresión, murió aparentemente para salvar a sus amigos. Si bien suena bastante lógico, pues es una muerte digna y gloriosa en este tipo de historias, cuando este personaje llega al inframundo, la verdad se revela: Quentin en realidad se suicidó.

Por supuesto, tanto para mí, como para la mayoría de los espectadores, no fue una grata sorpresa ya que, además de ser irresponsable con el público que padece algún tipo de enfermedad mental, fue la despedida final del personaje. Jason Ralph, actor que lo interpretaba, tras emitirse el episodio, declaró que salía del programa.

Mi indignación y la de muchos contra su muerte fue la manera en que los escritores escribieron la salida de Quentin, pues pareciera que este personaje solo encontró la paz al morirse y, por ende, no había otro camino para él de ser feliz.

Por otro lado, Quentin significaba mucho para los fans de la serie porque se trataba de uno de los pocos personajes en la televisión que era bisexual y que además luchaba contra una enfermedad mental.

El verlo partir sin siquiera despedirse de su mejor amigo, alma gemela y amante, Eliot Waugh, duele aún más. Sobre todo si vemos — e incluimos — su muerte como una víctima más del Bury your gays, expresión que se utiliza para referirse a esos personajes LGBTQ que mueren de manera injustificada para el desarrollo de la trama y del Queerbaiting, la práctica de sugerir que dos personajes del mismo sexo sienten algo, pero sin hacerlo explícito para atraer al público de esta comunidad.

Quentin y Eliot se besaron y confesaron estar enamorados el uno del otro previamente, pero, ¿para qué mostrar todo eso si no se iba a desarrollar al final? Cabe resaltar que la publicidad de la serie, tanto entrevistas de los guionistas y actores, sugería que esta pareja llegaría algún punto; sin embargo, justo después de que Quentin admitiera sus sentimientos por Eliot, regresó con su ex, Alice.

Su muerte significa un retroceso en la representación de la comunidad LGBTQ en la televisión y después de esto a Syfy le costará mucho volver a ganarse la confianza de su audiencia.