Hoy se estrena en cines la nueva cinta de Damien Chazelle, Babylon, un trabajo muy ambicioso, espectacular y vistoso que muestra el auge y la caída de múltiples personajes durante una era de decadencia y depravación desenfrenada en los inicios del Hollywood moderno.
La película Babylon es un vistoso, épico y decadente desastre cinematográfico, pero memorable
Damien Chazelle siempre ha sido un director muy meticuloso y ambicioso que, como el personaje Fletcher en Whiplash, está buscando el tempo perfecto y no descansa hasta que los más minúsculos detalles se amolden a la perfección. En cada una de sus películas hay personajes que buscan alcanzar esa perfección, aunque pongan en riesgo su integridad física (Whiplash) o emocional (La, La, Land) con tal de volverse memorables. Otra de las obsesiones de Chazelle es la era dorada del cine. En Babylon se juntan estas obsesiones, la búsqueda de la perfección y Hollywood en su máximo esplendor a través de tres personajes que navegan en la transición del cine silente a los “talkies” (películas habladas).
Nellie LaRoy, interpretada por Margot Robbie, es una aspirante a actriz que rápidamente se convierte en una de las estrellas de Hollywood que lucha por hacer la transición y, sin embargo, sucumbe ante el deseo de las drogas, las apuestas y el libertinaje. Su interés amoroso, Manny, interpretado por Diego Calva, comienza como un humilde asistente antes de ascender en las filas de Hollywood a medida que se adapta a los cambios en la industria. Y también tenemos a Jack Conrad, interpretado por Brad Pitt, una de las estrellas más importantes del mundo del cine mudo que hace su entrada triunfal, siendo lo que es en verdad: una estrella. A ellos se agrega un gran elenco, que incluye a Tobey Maguire, Olivia Wilde, Katherine Waterson, Phoebe Tonkin y muchos más.
Gracias a sus películas anteriores, Chazelle tuvo la oportunidad de hacer una película 100% original, con un gran presupuesto e incluso con la clasificación R, además de una larga duración de más de tres horas. Ambiciones para las que, según algunos, se quedó corto en sus esfuerzos. Y es que Babylon en un gran conjunto de muchas partes que no logran cohesionar entre sí. Tenemos escenas individuales, enormes puestas en escena y grandes escenarios que representan lo que se sentía Hollywood en ese entonces. Pero la unión de todas estas cosas nunca llega, y lo que es peor, la conexión con el espectador se pierde entre tanta parafernalia y coreografías.
No existe una historia central que una a los personajes; parece una antología de historias que se unen por la maquinaria de Hollywood: algunas funcionan, otras no. Al querer representar esos excesos se vuelve excesivo y un desastre.
En cuanto a las actuaciones, Margot Robbie da una de las mejores de toda su carrera; es una lástima que se pierda en todo este lío. El actor mexicano Diego Calva también hace una actuación importante que lo catapultará, como a su personaje, de lleno a Hollywood.
La música es fenomenal: si algo tiene Chazelle en cuanto a este apartado dentro de sus cintas es que está puesto con gran maestría. El score de su constante colaborador Justin Hurwitz nos lleva a ese lugar en la historia en el que está situada la puesta en escena, pero con tintes modernos que hacen del soundtrack una gran obra para escuchar después de ver el film.
Babylon fácilmente puede ser nominada en todos los aspectos técnicos: un gran score, un ensamble actoral muy talentoso, y a esto hay que sumarle la excelente fotografía de Linus Sandgren que junto con el diseño de producción hacen de esta cinta un deleite visual.
Babylon es una buena película a secas, pero se queda atrás de La, La, Land y a kilómetros de Whiplash. Chazelle es un experto tejiendo los finales de sus películas y aquí la secuencia término vale mucho la pena, ya que recupera el tema del amor al cine y la importancia de los films, para la audiencia y para el arte en general.
Es una lástima que la suma de las partes no funciona del todo por la falta de cemento que las una y por la falta de conexión entre los insulsos personajes con la audiencia. Más que Babilonia parece que estamos ante Babel, la ciudad bíblica en la que cada quien hablaba su propio idioma y eso la llevó a su destrucción.
Babylon es un bello desastre visual que será memorable, para bien o para mal.
