¿La primera telenovela de Netflix?

Después de haber visto la primera temporada de Ingobernable, una cosa es segura: Netflix nos engañó esto no es una serie, es una TELENOVELA… y muy mala.

Siendo la primera apuesta mexicana en drama de nuestro servicio de streaming consentido, la expectativa era alta y la espera por verlo terminó el 24 de marzo, pero con cada episodio esa ansiedad por verla bajó sin momento de recuperación. Aunque muchos espectadores renunciaron tras el episodio piloto, muchos ni a eso llegaron, otros lo logramos y lo mejor, sobrevivimos.

Pero, ¿en dónde está su principal problema? Como siempre, cuando una historia fracasa, es por el guión. Y es que no tenemos que ser expertos para darnos cuenta, pero si al verla podemos predecir hacía donde se dirige la historia y como pueda terminar, no siempre es buena señal. Todo se puede visualizar cuando analizamos que sus personajes carecen de matices; porque claro, los malos son muy malos y tontos (los gobernantes), y los buenos son muy buenos y super dotados de inteligencia y fuerza física (los marginados).

Por ejemplo, Emilia Urquiza es una mujer que ha abandonado a su marido, el Presidente de México, porque no cumplió con el compromiso de darle a México la paz que necesita; convirtiéndose así en una víctima más de la porquería orquestada por el gobierno federal. Siendo ya fugitiva, todas sus decisiones son por el bien de sus hijos, de México y de todos aquellos que han sufrido la violencia del Estado. Nunca la vemos ser un poco egoísta y tampoco nunca dudamos de su inocencia en el asesinato de su esposo. Lo que la convierte en un personaje plano y sobre actuado por parte de Kate del Castillo quien es la que le de vida en la ficción.

Ya no hablemos de la Srita. Vargas West (¿alguien en algún momento sólo puede llamarle Ana y ya?) la cual nunca sufre por nada, ni por los tacones que trae todo el día y con los cuales anda de arriba para abajo. A la cuestión plana de los personajes, de la cual las telenovelas están plagadas, sumémosle que los personajes obtienen habilidades sorprendentes de un capítulo a otro, ni Daredevil o Jessica Jones logran manejar tan bien las suyas, como lo hacen los protagonistas de Ingobernable. Donde de pronto, Emilia y su grupo cuentan con gran entrenamiento militar que les permite investigar los más oscuros secretos de la nación, navegar por la red con poca probabilidad de ser descubiertos, infiltrarse a edificios donde se encuentra capturada gente inocente para salvarla, y claro, negociar con el gobierno y grupos delictivos, todo… desde Tepito.

Tepito, tierra de nadie. Claro, usar uno de los puntos de la ciudad donde existen cifras de su alta peligrosidad, esto es real, para desarrollar la historia de Emilia y pueda estar al centro de la ciudad, donde se desarrolla la acción, y evitar más puntos donde pueda ser ejecutada. Este es otro de los elementos claves de una buena telenovela, menos locaciones y aprovechar más los pocos espacios, y aunque para ese tipo de producto sirve, para una serie, no. Se debe entender que el lenguaje es diferente y más si la historia busca contar el estado deplorable que vive el país.

A los elementos anteriores, debemos sumarle la producción, y aunque el primer episodio luce bien, contando incluso con el apoyo de edificios y transporte gubernamental, lo cual no está confirmado, luce bien y con una fotografía que se encarga de hacer lucir a la CDMX, pero como avanzan los episodios la historia desmerece y su producción también. Podemos concluir que una gran parte del presupuesto fue usada en ese primer episodio y que por los demás no se preocuparon mucho.

Y claro, lo principal para determinar que Ingobernable es una telenovela, es su historia. Desde el trailer se prometía una aventura que fuera incisiva con el gobierno y pudiese hablar de lo que el país vive hoy en día, pero esto no fue más que elementos para atraer a la audiencia. Casos tan delicados como los Normalistas de Ayotzinapa es usado para contar la gran historia de amor de Emilia Urquiza, la cual vivía una vida tormentosa a lado de Diego Nava y después de su muerte, y de ser ella declarada como la presunta culpable, encuentra el amor con Canek, quién la ayuda a toda costa para recuperar su honor y sus hijos. Sí, ese esa es la sinopsis real de esta “serie”.

Aunque no TODO ES BRONCA Y DOLOR, Ingobernable nos regala momentos de risa involuntaria, como cuándo uno se pregunta: ¿Cómo le hace la primera dama para ir desde el Zócalo, hasta el Ángel de la Independencia, regresar a Bellas Artes todo caminando con tacones y sin ser descubierta por nadie en una noche tan complicada como la que se vive? Pero como una serie, a veces homenajea a otra película o serie, aquí lo hacen con 24. Uno de los últimos episodios usa el recurso del reloj en pantalla para hacer más emocionante la situación, pero esto provoca más risa que desesperación, y lo peor de todo es usar el mismo efecto de sonido, o uno muy parecido al que se usa en la serie producida por FOX.

Esta vez, Netflix nos entregó un producto muy por debajo de los estándares a los que nos tienen acostumbrados en casi la gran mayoría de sus series. La pregunta es: ¿cuándo habrá una producción de Netflix hecha en México que pueda estar a la altura de House of Cards o de Orange is the New Black?