La tecnología de la cuarta temporada está más cerca de lo que pensamos - Spoiler Time

La tecnología de la cuarta temporada está más cerca de lo que pensamos

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¿Terminaremos siendo un episodio de la serie?

Cuando miramos Black Mirror, en gran parte, lo que nos fascina es ver cómo la tecnología puede avanzar hasta convertirse en una pesadilla. Nos gusta pensar que esa realidad está todavía muy lejos, pero, ¿es realmente así? ¿Cuánto tendremos, por ejemplo, acceso a recuerdos ajenos, como en Crocodile? ¿Cuándo podemos ponerles implantes a nuestros hijos para saber dónde se encuentran?

La web Futurism realizó una investigación para analizar qué tan pronto podremos contar con algunas de las tecnologías que hemos visto en la cuarta temporada de Black Mirror. A continuación, te contamos lo que han descubierto.

1 Avatares sintientes

Si te estabas preguntando qué tan posible es que los avatares que creas para los juegos online se transformen en seres capaces de sentir, puedes esperar tranquilo. Según la investigación de Futurism, ésto no sucederá hasta, aproximadamente, el 2070.

Según estudios realizados por compañías como, por ejemplo, Microsoft, lo más irreal de USS Callister es que los avatares se crearan a partir del ADN. Es imposible recrear las características de la personalidad a partir de allí. Sería mucho más eficaz hacerlo a partir de grandes cantidades de datos recopilados de esa persona, un proceso similar al que se muestra en el episodio Be Right Back (S02E01).

En cuanto a la apariencia de nuestros avatares, en la actualidad la tecnología no ha avanzado tanto como para hacerlos indistinguibles de nosotros mismos, pero este sí es un campo que crece velozmente, a diferencia del de la inteligencia artificial que sería necesaria para convertir a los avatares en “seres” sintientes.

Sin embargo, aún considerando que pudiéramos crear estos avatares sintientes, no serían réplicas de nosotros. Sólo en el momento de su creación se nos asemejarían, luego, su propia capacidad de sentir, los tornaría distintos. 

Así que, despreocupate, todavía falta un rato para que dejen un clon tuyo encerrado en la nube.

2 Chips Localizadores

La tecnología de Arkangel, en cambio, no está tan lejos. Se supone que para el final de la década del 2030 deberíamos ser capaces de implantarnos un chip que funcione como un dispositivo de localización y que les permita a otros ver lo que estamos viendo.

Actualmente, las bases de esta tecnología ya existen. Sin ir más lejos, el GPS en nuestros teléfonos celulares nos permite compartir nuestra ubicación con quien deseemos; mientras que dispositivos como Google Glass nos permiten compartir lo que vemos. Por supuesto, lo que debe desarrollarse es la forma de implantar este tipo de aparatos en nuestros cuerpos.

En cuanto al control remoto que poseía la madre de Sara a través de la tableta, tampoco es una tecnología descabellada. En la actualidad, dispositivos como marcapasos y sistemas de estimulación cerebral ya poseen controles remotos a los que los usuarios acceden a través de apps en sus teléfonos o tabletas. 

Aquí sí, el futuro no está tan lejos.

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3 Lectores De Recuerdos

Deberemos esperar un poco más para poder acceder a memorias ajenas, como sucede en Crocodile. Tal vez, hasta algún punto del 2040

El principal problema con esta tecnología es que nuestros cerebros no acumulan recuerdos como si de filmaciones se trataran, sino más bien como piezas de rompecabezas que pueden mezclarse. Por eso, la idea de proyectar nuestros recuerdos en una pantalla es algo compleja. Lo que sí tal vez sea capaz de ser desarrollado es un método tecnológico que pueda ayudarnos a que esas piezas de rompecabezas estén menos desordenadas. 

Por ejemplo, en el 2014, se creó un algoritmo que era capaz de reconocer distintas respuestas cerebrales y conectarlas con una señal particular: un color de cabello, de ojos, un tipo de nariz, etc. Así, se pudieron reconstruir 300 rostros a partir de la memoria que ciertos sujetos tenían de unas fotos que habían visto. Esto mismo, luego, se pudo hacer con un video que los sujetos también habían mirado. Sin embargo, esto se transforma en una tarea más compleja cuando se trata de nuestros propios recuerdos o de nuestros sueños.

Además, deberíamos considerar si sería posible engañar a un aparato así. Si funcionara siguiente los pasos de la tecnología del detector de mentiras (cuestiones más bien físicas, como la presión sanguínea, la respiración, etc.), probablemente sí. Pero si se mantuviera exclusivamente enfocado en revisar las respuestas cerebrales, probablemente fuera más difícil. 

Si bien la idea todavía necesita un tiempo para terminar de desarrollarse, tampoco es tanto.

Black Mirror

4 Apps De Citas Que Reconozcan El Feedback

En Hang The Dj se nos cuenta una historia de amor a través de una aplicación que, claramente, toma en cuenta el feedback de nosotros mismos para elegirnos la pareja adecuada. Por suerte, o por desgracia, esta tecnología es la que más cerca tenemos, a sólo dos años de distancia: 2020.

Que tire la primera piedra el que no ha usado Tinder alguna vez, o alguna app similar, para conseguir una cita. Estas aplicaciones recopilan muchísima información digital (muchísima más de la que te imaginas) para sugerirnos posibles parejas. 

¿Qué pasaría si, a esa data digital, le sumáramos medidas biométricas cuando vamos a una cita, que pueda indicar cuando alguien nos atrae sexualmente o nos incomoda? Un smartwatch podría hacer ese trabajo. Si esa información física fuera transferida a la app de citas, la selección sería mucho más específica. 

Como verás, no hay que desesperar, parece que elegir pareja será cada vez más sencillo.

5 Perros Guardianes Autónomos

Si te aterroriza la idea de encontrarte con unos perros como los de Metalhead, tenemos malas noticias: para el 2030 ya pueden estar entre nosotros.

La tecnología para crear guardianas autónomos ya existe, pero (por suerte), nadie se ha animado a invertir en un proyecto de ese estilo. 

Otra de las cosas que nos separan de estos perros asesinos es su capacidad de moverse por cualquier terreno. En la actualidad, los robots suelen confundirse cuando el ambiente se modifica. Además, los robots de hoy en día todavía son fáciles de engañar, si uno conoce sus especificaciones. Hackers, elementos que no sean capaces de detectar, señales confusas, etc., pueden convertirse en puntos débiles que volverían ineficaces a estos perros guardianes.

Sin embargo, es sólo cuestión de dejar que la tecnología siga el curso por el que ya viene para que los robots sean cada vez más refinados y adaptables y puedan volverse nuestra peor pesadilla. 

6 Sensaciones Compartidas

En Black Museum, Rolo Hayes cuenta la historia de un dispositivo implantado en la cabeza de un doctor que, al conectarse con una suerte de red que se les ponía en la cabeza a sus pacientes, le permitía al primero acceder a sus sensaciones físicas, ayudándolo a diagnosticarlos más velozmente. Este tipo de tecnología que permite compartir sensaciones físicas será posible en algún punto de la década del 2030

Hoy en día, ya contamos con tecnología que es capaz de grabar las señales que emite el cerebro cuando siente dolor o placer, y esos dispositivos se han vuelto con el tiempo cada vez más pequeños. Debido a los riesgos de las cirugías cerebrales, actualmente la forma de grabar las respuestas de un cerebro a sensaciones físicas es externa, lo que hace que el método sea menos preciso. Un encefalograma, algo que todos conocemos, se ocupa precisamente de esta tarea. Es sólo cuestión de tiempo hasta que descubran una forma de implantarnos algo así en la cabeza para lograr más precisión sin tantos riesgos quirúrgicos.

Lo más difícil de la tecnología planteada en Black Mirror es tomar las grabaciones y convertirlas en algo que otro cerebro pueda interpretar. Por ahora, sólo han podido lograrlo con sensaciones simples como el frío o el calor, pero aquellos que implican un trabajo superior del cerebro, como el dolor, aún no han podido ser replicadas.

Además, hay que considerar que no existen dos cerebros iguales, por lo que tampoco existen dos reacciones iguales. Incluso si pudiéramos replicar en otro cerebro lo que sintió uno, la reacción sería, probablemente, distinta. Pensemos, por ejemplo, en los distintos umbrales de dolor que cada persona posee.

Transmitir sensaciones físicas de un cerebro a otro todavía necesita desarrollarse un poco más, pero la investigación está encaminada. 

Ahora, ¿qué te parece? ¿El futuro es negro, o no todo tiene que terminar tan mal como en los episodios de Black Mirror?

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