La última temporada ha sido la más cobarde de todas
Hace menos de una semana terminó la temporada 7 de GOT. De entrada debemos admitir que la gran mayoría de nosotros se moría de la emoción de lo que podía o no pasar en una temporada que a todas luces ha sido estelar. Este fenómeno mundial tuvo a millones (literalmente millones) de seriéfilos al borde del asiento y fue seguramente la conversación obligada de muchos en las oficinas, escuelas y prácticamente todas las redes sociales.
Los temas buenos a destacar son muy extensos: desde una impecable hechura cinematográfica, hasta la clara y precisa dirección por parte de sus competentes directores, no sin dejar de mencionar algunos giros de tuerca de alguna manera muy esperados durante la temporada.
Ya no más desnudos, sexo explícito ni violaciones salvajes en las dos últimas temporadas... alguien le quito el veneno a mi leche sabor a GOT.
Sin embargo, el objetivo de este artículo es en cierta medida levantar la ceja de manera sospechosa; sí, me atrevo a afirmar que en esta última temporada GOTperdió algo importante… perdió la inexpugnable oscuridad que la caracterizaba. Así como lo leen: en cierta medida GOTse convirtió en estupendamente ejecutado crowdpleaser (o sea, que satisface al público)y nos ofreció una experiencia más hacia la luz.
A continuación lo explicamos. No dejen de leer y todavía no vayan por las antorchas…
Historia menos oscura y más amigable hacia los héroes
Todos sabemos que el condenado George R.R. Martin parece que no quiere acabar el siguiente libro de la saga. Lo que al principio se notaba imposible llego: la serie le ganó a los libros y aunque David Benioff y D.B. Weiss tienen los pointers generales, finalmente estamos en terrenos con plena libertad creativa. La serie es totalmente diferente a los libros.
Sin embargo, no buscamos caer en la gastada discusión purista libro vs serie sino señalar que la dirección de la última temporada ha estado mucho más definida, mucho más teatral. Por lo tanto resulta que es más divertida sin lugar a dudas, incluso más épica, pero al final pierde ese manto oscuro y caprichoso que solo la pluma de George R.R. Martin puede lograr.
Admítanlo: durante esta temporada todos nos sentimos mucho más seguros con nuestros personajes favoritos.
Por primera vez: personajes realmente blindados
Siguiendo con el tema de la seguridad, durante esta temporada sentimos por primera vez en toda la serie que en efecto nada malo le iba a pasar a los personajes más consentidos. Tristemente el fandom construóo escudos en todos los centrales. Tal es así que solo tenemos muertes relativamente menores en los dos bandos (Littlefinger la mayor, sin lugar a dudas) y claro, la muerte de un dragón, que prácticamente estaba cantada en todos los sitios. Tanto se jugó a la segura que ni siquiera fue Drogon el nuevo recluta de los muertos vivientes congelados (eso hubiera sido sorpresivo y no dudo que George R.R. Martin nos la aplique en el libro).
David Benioff y D.B. Weiss no tuvieron la sangre fría para aplicarnos un buen conectado golpe al más puro estilo de GOT, y aunque algunos lo podemos agradecer, al final va en contra de la personalidad de la serie. Es como si la chica que se vista de gótica de repente apareciera con un gran vestido de flores… es la misma chica claro, pero algo no está bien con su propia narrativa previa.
Todos adivinamos casi todo lo que iba pasar
Sí, seamos serios: al final las teorías de todos y cada uno de nosotros fueron correctas.
Jon Snow en realidad es un Targaryen.
Jon tendría sexo con Daenerys.
Todos serían salvados en el último momento de la horda de hielo (todos los que importan, porque por ahí mueren algunos extras onda red-shirt).
Ni Jaime ni Bronn morirían en ese épico ataque de Drogon.
Alguien algún día patearía en las bolas a Theon Greyjoy sin ningún efecto (lo cual es raro porque un castrado sigue teniendo sus nueces).
Las hermanas Stark en realidad se iban a chamaquear a Littlefinger (aunque sí podemos decir que ese momento era un 50/50).
En fin: todos sabíamos lo que iba pasar con mucha más certeza que en cualquier otra temporada, casi todo fue como pensamos que iba ocurrir. Cero desnudos, cero rameras con varias flechas enterradas en su cuerpo, cero grandes sorpresas; el público logro adivinar el bluff de prácticamente todas las jugadas de los escritores. Y ni qué decir de las tele-transportaciones de los personajes: si algo nos dejó claro George R.R. Martin es que transitar en Westeros es, además de arduo, muy pero muy difícil.
¿Pueden decir eso de la primera temporada por ejemplo? ¿De la tercera? ¿De cuándo Ollie entierra ese cuchillo en el pobre Jon? Una vez más: no me quejo del resultado final (en verdad todos lo disfrutamos), pero a mi juicio los escritores se volvieron niños buenos o se encariñaron mucho con sus creaciones.
Usando la analogía, la temporada fue un cielo gris donde todos logramos adivinar que llovería…
Concluyendo
En conclusión todos vemos GOTpor razones bien personales, pero si nos vamos al principio casi todos fuimos atrapados irremediablemente cuando la cabeza de Ned fue cortada; en ese momento en particular todos aprendimos a las malas que GOTno era como todas las demás series, que GOTpodía matar a su protagonista, que todo podía pasar en Westeros. A lo mejor otros fueron atraídos con la épica sorpresa de ver una Daenerys emergiendo del fuego con inesperados dragones, pero al final todos fuimos atraídos por la sorpresa, por lo desconocido, por la total falta de seguridad de sus protagonistas.
Solo pido que no se pierda la sorpresa, que las cosas no acaben como todo mundo teoriza, que todos los jugadores restantes tengan posibilidad de ganarse el trono de hierro. Porque al final también habremos algunos que quieren ver a Cersei como la ganadora…