Emilia Pérez es la película mexicana que le dio la rechingada gana de nacer en Francia. Frase que me robo de la costarricense Chavela Vargas que canta el sentimiento mexicano como ningún otro mexicano. ¡Larga vida a Emilia Pérez!
Jacques Audiard es uno de los mejores directores de cine galo en el mundo. Siempre a contra corriente de la nouvelle vague y no tan de acuerdo con sus autores y compañeros cinematográficos que la representaban. Audiard es un director de lo audaz y sí, también de lo bizarro. Su filmografía es por demás interesante y además de los hermanos Dardenne, es de los pocos consentidos de Cannes. ¡Aunque suene mamador!
Probablemente tú, amigo lector de Spoiler Time y de esta columna de reseña, si me has leído frecuentemente aquí, habrás notado que mi gusto cinematográfico es ecléctico y no solo veo cine de autor o cine comercial, veo todo. Cuando comenzó todo esta ola de información sobre Emilia Pérez y sus trending en las diversas redes sociales con videos aislados burlándose del mal español de Selena Gómez, no me interesaba para nada ver Emilia Pérez más que es dirigida por Jacques Audiard, uno de mis directores franceses favoritos, hasta ahí. Fue hasta después cuando Karla Sofía Gascón comenzó a recibir tanto hate y a responderlo cuando comencé a poner atención al tema, no antes.
Mi crítica no va hacia donde tú quieres que vaya, todo lo contrario, se dirige hacia lo que opino de la cinta en forma real. ¡Ahí va!
Respeto mucho el tema de las desapariciones forzadas, el narcotráfico porque familia directa mía ha desaparecido de esta manera. También tengo familia que ha sido militar y participado en la guerra contra el narco dentro de “El Calderonismo”. Quiero decir con esto que entiendo y siento el tema que trata de plasmar como un contexto del personaje pero comencemos por preguntarnos:
¿Qué es Emilia Pérez?
En las palabras de Jacques Audiard su película es una ópera rock sobre El Manitas, un narcotraficante que busca a una abogada para hacer posible su transición física y legal de hombre a mujer. Después de que pasa el tiempo de esa contratación, Rita ya vive en Londres y se encuentra con esta mujer llamada Emilia Pérez que ahora la quiere contratar para traer a sus hijos de vuelta a México. Casi toda la película está contextualizada en México.
La controversia comienza cuando la conductora de la alfombra roja de Emilia Pérez en el Festival Internacional de Cine Morelia, Karen Villar, le preguntó a Audiard: ¿qué tanto estudiaste a México para hacer Emilia Pérez? A lo que el realizador respondió: pues casi nada porque lo que yo quería retratar yo ya lo sabía.
Pero estamos sacando una respuesta desde su contexto. El director también comentó que él ya había venido a México con su esposa para realizar material para la película y en eso pues hubo un scouting cultural sobre la Ciudad de México, pero nadie habla de eso porque es más fácil mostrar una parte que crea toda una narrativa en contra de la aparente ignorancia cultural del director.
Ahora bien, Emilia Pérez no es una película sobre desapariciones forzadas o narcotráfico; la película es sobre un hombre que transiciona a mujer. Sin embargo, el lado masculino de este personaje tiene un background de violencia enorme y grave, no solo personal sino también patrióticamente hablando, esta violencia tiene que ver con muchos personajes reales en México y casos de muchos mexicanos reales que sufren el duelo complicado de no encontrar a su familiar. Entiendo la memoria colectiva que esta película está dañando en los mexicanos.
Hay películas hechas por mexicanos que hablan precisamente de estos temas como: “Sujo” de Fernanda Valadez y Astrid Rondero (2024), “Sin señas particulares” de Fernanda Valadez (2020), “La Civil” de Theodora Mijai (2021).
Las anteriores producciones pasaron sin pena ni gloria dentro de la taquilla mexicana, por ejemplo:
-Sin señas particulares solamente recaudó 4 millones de pesos.
-Sujo en su segunda semana solamente recaudó 60 mil asistentes, ya acumulado con la primera semana.
¿Qué quiere decir esto? Al espectador mexicano promedio y ocasional no le interesa la realidad sobre su país y también es ignorante de esta, en conjunto de su narrativa. Ahora mi pregunta es: ¿por qué le pedimos a un director de cine como Jacques Audiard respuestas a estos temas y también certeza histórica cuando tenemos películas nacionales sobre este tema con tan poca taquilla?
Pienso que el espectador mexicano es igual de ignorante que el propio director respecto a la realidad de violencia que vivimos en la actualidad. Al espectador mexicano, con los números de taquilla en la mano, no le interesan esas historias más apegadas a la realidad, más crudas, casi documentales. No obstante si le gustan las narco series y novelas como: “El señor de los cielos”, “La reina del Sur” o “Narcos” (en sus distintas temporadas), donde también se hace una apología y exaltación de la violencia de personajes sobre los que nos pretenden inculcar una empatía forzada. Entonces, la apología tampoco es nuestro problema con la película.
¿Qué diferencia tiene Emilia Pérez?
Un director francés. Ahora somos los más doctos en temas de desapariciones forzadas y madres buscadoras y le exigimos responsabilidad histórica a un realizador francés que solo quería realizar un proyecto cinematográfico con un contexto complejo sobre un personaje violento que cambia de sexo, de hombre a mujer con canciones insertadas. No quiero pensar que estamos actuando de forma racista, estamos en nuestro derecho pero, ¿en serio?
Muchos me van a decir que está mal actuada, mal cantada y mal hablada. La película tiene muchos momentos de jerga mexicana que no existe, que se nota que las palabras están ahí porque saben que se usan pero en Emilia Pérez se ocupan o se insertan en momentos extraños o donde nunca se dirían. A parte de esto, todo lo demás está justificado: como el acento del personaje de Selena Gomez, una gringa viviendo en México que habla pocho. Pienso que está bien. Ahora, Zoé Saldaña como Rita, una mujer Dominicana que creció en Veracruz, también se justifica el acento y Emilia Pérez, que creo que es la que menos se le justifica el acento y lo oculta perfectamente bien con diálogos que le permiten esconderlo.
En el caso de Karla Sofía logra crear una dicotomía de personaje emocionalmente compleja, entre la redención y arrepentimiento propio contra el deber ser que carga. No es el género, es la persona con una herencia de violencia explosiva. ¡Tremenda!
Ahora con todo esto y la falta de interés del espectador mexicano, porqué exigirle a un realizador francés que se apegue rigurosamente a los hechos, cuando la narrativa social global hoy en día es: yo me siento, yo me identifico, yo, yo. Este es el caso de un director que está diciendo: yo veo México así. Al parecer y con toda esta alabanza de los críticos franceses y la comunidad cinematográfica mundial, también es la forma que el extranjero promedio nos ve y “Emilia Pérez” sólo llegó para consolidar este arquetipo.
“Emilia Pérez” de Jacques Audiard es un musical con tintes de ópera rock que se mueve desde el absurdo y la caricatura social de un país como México, que con irresponsabilidad cultural plasma temas sensibles para los mexicanos pero, que socialmente tampoco al mexicano ocasional que va al cine, le interesa porque la taquilla de películas con este tema tratado de forma seria, ya ha demostrado que no van a verlas.
Emilia Pérez es la película mexicana que le dio la rechingada gana de nacer en Francia. Frase que me robo de la costarricense Chavela Vargas que canta el sentimiento mexicano como ningún otro mexicano. ¡Larga vida a Emilia Pérez!
En este nuevo y último capitulo, Bridget Jones debe sobrevivir la vida sin el amor de Darcy. Agridulce por momentos gracias al duelo que nos da la muerte pero, nos enseña que la vida sigue tal cual es la realidad.