Las 6 claves en su trama que determinan su éxito

Si hay algo que deja bien en claro Fargo es que, más allá de las diferentes historias que se narran temporada tras temporada, se toma como premisa la película de 1996 creada por los hermanos Coen con un par de detalles que a continuación iremos detallando y que son esenciales en la trama de cada una de las temporadas.

Esta genialidad es una obra realizada por Noah Hawley y que temporada tras temporada nos sorprende. Seamos sinceros: más de uno espera con ansias una nueva historia a sabiendas de las características que arman al mundo de esta particular ciudad de Minnesota donde es la misma época helada del año; en teoría llevan una correlación entre ellas que la hace aún más brillante.

Pero dejemos de lado los detalles superficiales y vayamos al grano: no vamos a hacer eje en tecnicismos tampoco, como ya hicimos en otras notas. Este artículo demostrará que Fargo es un éxito, y estas son las claves que lo cercioran desde la conjunción de la trama y el elenco en esfecífico.

Tanto en la película, como en cada una de las temporadas, el leitmotiv es comenzar con esta frase. La primera ocurrió en 2006, la segunda en 1979 y la tercera en 2010.

Pero sabemos que esto no puede ser cierto y es un gran punto a favor que se plantee de esa manera la trama: historias tremendas supuestamente reales. La fuerza de Fargo está allí, en un mundo verosímil donde la comedia de humor negro, tan imposible como necesaria, domina.

Comenzamos con el protagonista denominado perdedor o demasiado inocente que termina atrapado en un laberinto de complicaciones, las mismas que no permiten que su lugar final en la trama sea valioso o bueno, llevándolo también hacia un espacio de violencia no concordante con su ser. O sea: los protagonistas son personajes normales en un mundo que se va tornando anormal para volver luego a un nuevo orden. La teoría del caos en sí misma.

Describamos en breves referencias a estas piedras de toque de las tramas de Fargo.

Si hay algo muy particular es que la mafia siempre se hace presente: no importa por qué, cómo o cuándo, lo cierto es que en la trama el ingrediente del bajo mundo siempre está presente. Lo interesante es que esa mafia siempre tiene un líder, y ese mismo se caracteriza por ser de mucho carácter. Pero, como venimos afirmando con la teoría del caos, los órdenes no prevalecen, y también lo malo y peligros se vuelve hasta ciertos momentos dulce e indefenso ya que los mafiosos en Fargo también terminan mal.

Si hay malhechores, alguien debe controlar lo que sucede en el pequeño pueblo que se convierte, como en el dicho, en un infierno grande. Paciencia, serenidad y perseverancia: tres puntas primordiales que todo oficial de un pueblo arrasado por la incoherencia de los asesinatos debe mantener. 

El papel de los policías en Fargo es primordial para la trama: la calma que acompaña (no antecede) al huracán. 

Lo que más llama la atención es que siempre hay un dúo de matones; actores de reparto siempre, pero piezas claves en este ‘mundo’ Fargo, ese que se dedica a ser un universo de responsabilidades mal catalogadas.

Algo que resalta es que, entre tantas muertes, hay una que es la punta del ovillo que comienza a tejer una importante historia; la misma siempre tiene de particular que es por un acto estúpido o absurdo, algo bien característico de la serie.

El disparador de la trama sigue siendo el desorden porque, ¿quién desea morir de manera valerosa u honesta? Todos. ¿Y de manera absurda? Suponemos que nadie. A partir de allí se construye lo posible de un relato y una situación imposible; a partir de allí Fargo es Fargo.

En la primera y segunda temporada hay un rol también bastante llamativo y éste es el caso de asesinos profesionales muy buenos en sus trabajos, pero no terminan airosos de sus planes. Ellos sazonan con sus actuaciones.