Mi pobre angelito se ha convertido en un clásico navideño desde su estreno en 1990, contando la historia de Kevin McCallister (Macaulay Culkin), un niño olvidado accidentalmente por su familia durante las vacaciones. Tras el enorme éxito de la primera película, llegó la secuela, Mi pobre angelito 2: Perdido en Nueva York, que se vio dos años después, en la que Kevin, por error, termina solo en la gran ciudad mientras su familia vuela a Florida.
La secuela llevó a Kevin a icónicos lugares neoyorquinos, y gran parte de la acción transcurrió en el lujoso Hotel Plaza, donde Donald Trump hace un breve cameo, dándole indicaciones a Kevin para llegar al lobby. La participación de Trump en la película parece anecdótica, pero se debe a varias razones que tuvieron lugar durante la filmación en el Hotel Plaza, que era propiedad de Donald Trump en ese momento
La explicación del director de fotografía Julio Macat
Julio Macat, el director de fotografía argentino encargado de las tres primeras películas de la franquicia, explicó que cuando llegaron a Nueva York para la secuela, el equipo de producción obtuvo un acceso especial al Plaza, incluyendo hospedaje en las mejores suites del hotel. Esto se dio en gran parte gracias a Trump, quien estaba dispuesto a colaborar en todo lo necesario, pero puso una condición: quería hacer una breve aparición en pantalla.
Según Julio Macat, Trump pidió poder cruzarse con Kevin en una escena, señalándole el camino al lobby. Aunque se pensaba que su intervención sería mínima, Trump rompió una orden que le habían indicado y miró brevemente a la cámara, un gesto inesperado que finalmente se dejó en el montaje final.
La explicación del director de arte Steve Jordan
Steve Jordan, director de arte de la película, ofrece otra versión más detallada del acuerdo entre el equipo de producción y el Plaza. Dado que la filmación requería modificar partes del hotel, Jordan y su equipo trabajaron arduamente con la administración del Plaza para hacer ajustes, como retirar una histórica alfombra en el vestíbulo para dejar al descubierto el piso de baldosas.
Este cambio y otros ajustes facilitaron las grabaciones, pero implicaron una negociación cuidadosa con el equipo de Trump, quien cedió la locación a cambio de su cameo. El detalle curioso es que, según Jordan, el director estaba convencido de que la toma de Trump no quedaría en la versión final… ¿Se imaginan la sorpresa que se llevó al verlo en el estreno?