Las películas de zombis nacieron con un mensaje moral marcado – Spoiler Time

Las películas de zombis nacieron con un mensaje moral marcado

Las películas de zombis nacieron con un mensaje moral marcado
Ser o no ser... zombi. :P

Así como lo dice el título: las películas de zombis nacieron con un mensaje moral marcado. Y todo comienza por el padre del subgénero: George Romero. Romero es famoso no sólo por los zombis, sino también por abordar importantes cuestiones sociales o morales. Por ejemplo, la segunda de sus películas de zombis, Dawn of the Dead (1978), muestra zombis caminando sin pensar un centro comercial. Mayor símbolo socioeconómico, imposible.

A la par de ese guiño, en sus películas de muertos vivientes vemos constantemente la incapacidad de las personas para trabajar juntas para resolver problemas que superan a la normalidad. Es más, no puedo sacarme de la mente que Day of the Dead (1985) es como una tragedia sobre la falta de comunicación humana, causando un colapso abismal incluso en una pequeña muestra de la sociedad.

Pareciera que en las películas de Romero el peligro no es tomado en serio por los humanos, siendo realmente humanos al 100%. Parecen deprimidos ante la amenaza, ignorándolo, siendo irracionales. Y nadie gana nada si se lo ignora. Las acciones necesarias para solucionar el problema zombi son bastante sencillas: concientizarse, enfrentarlo, disparar a la cabeza. No unirse a la lucha contra el apocalipsis zombi es simplemente una estupidez.

Las películas de zombis transmiten un mensaje al contar una historia que, aunque posee elementos sobrenaturales, es reconocible como situaciones reales. Al situar la historia en un contexto irreal, el narrador crea una distancia crítica entre la audiencia y esas situaciones. Si todo va bien, la historia hará que la gente vea algo sobre la forma en que se comportan los personajes y luego notará que las personas reales se comportan de la misma manera. En efecto, las películas de terror con un mensaje social moral sostienen un espejo: la imagen puede estar distorsionada, pero si la gente mira de cerca, se reconocerá en ella.

La imagen de un espejo puede distorsionar una imagen (piensa en esos espejos que engordan, adelgazan, etc.), pero no puede falsificarla. Para que una historia imparta una lección, las circunstancias que enfrentan sus personajes deben parecerse a las que nos enfrentamos en la realidad. Si no lo hacen, el narrador tiene dos opciones: puede hacer que los personajes se comporten de una manera que tenga sentido en el contexto o puede hacer que los personajes se comporten de una manera que exprese su punto, pero eso no tiene sentido en la historia. De cualquier manera, la capacidad de la historia para impartir un mensaje moral se verá obstaculizada. Esto es lo que sucede en las películas de zombis: los seres humanos se enfrentan a amenazas existenciales reales pero los zombis no representan tal amenaza, excepto en circunstancias muy especiales; entonces, o la amenaza se supera o no se supera debido al comportamiento irrealmente egoísta de los personajes. Sea como fuere, ninguna opción es satisfactoria para la sociedad como unión.

Contar una historia con moraleja es difícil, más aún si esa trama involucra zombis. Puede que haya lecciones que aprender de los muertos vivientes, pero ellas tendrían que ser compatibles con la naturaleza lenta, laboriosa y hasta estúpida de los propios zombis.

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