Las Viudas de los Jueves es un pobre retrato de la alta sociedad mexicana
Mucho ruido y pocas nueces.
Desde tiempos coloniales, México se ha caracterizado por ser un país dividido por castas, dejando en evidencia las diferencias entre las clases sociales que hay en el país. Con el paso de los años, este mismo “sistema” rige el día a día de la población que tiene que trasladarse desde las periferias hasta las grandes ciudades aspirando a tener una mejor vida económica. Entre tantos, solo unos cuantos han podido cruzar el gran muro que divide a un bajo porcentaje de la población que vive una realidad completamente distinta a la del resto del país, una que ni el écheleganismo hará que seamos parte de ello.
Está exclusividad es la que “retrata” la nueva serie limitada Las Viudas de los Jueves, una nueva producción mexicana original de Netflix basada en la novela homónima de Claudia Piñeiro, una escritora, guionista de televisión, dramaturga y contadora argentina que tomó como base los diversos episodios de crisis económicas que ha habido en su país para contar una historia sobre estas clases altas y su forma en que se vieron afectadas ante tales hechos. La adaptación mexicana le da un contexto actual en el que los tintes políticos que se han estado manejando durante el último sexenio tenían que estar presentes.
La trama se desarrolla en la zona exclusiva de los Altos de las Cascadas, una lujosa comunidad a la cual solo puede acceder cierto tipo de personas, aquellas para las que el dinero es el menor de sus problemas, cuyas vidas están construidas de apariencias para no mostrar los problemas reales a los que se enfrentan. Ahí, a puertas cerradas del resto de la población, sucede un hecho que conmociona a todos los vecinos: la muerte de tres hombres en una piscina. Parece ser un accidente, o al menos así buscarán manejarlo para evitar especulaciones y que sus perfectas vidas se vean afectadas ante el hecho. Toda esta trama gira en torno a cinco familias, cuatro de ellas que llevan conociéndose por varios años y una más que, a diferencia del resto, tiene poco de haber entrado a este grupo selecto.
Durante cada episodio, la serie retrata el interior de cada una de estas familias, develando cómo llegaron al suceso que se nos presenta en un principio con el único objetivo que el espectador logre juntar las piezas claves que se revelarán hacia el final de la historia. Pero su revisión, episodio a episodio, falla en todo sentido. Al darle su espacio a cada grupo termina por abrir conflictos innecesarios para la trama principal; al tener tan pocos capítulos, la serie no termina de ahondar sobre ellos como debería, llegando a conclusiones fáciles o simplemente perdiéndose por la falta de potencia para el relato. Ejemplo de ello es el peso que se le quiere dar al personal de servicio que labora en ese lugar: nunca se termina de abordar en sus conflictos internos como personas al ser, pero no pertenecer, parte de ese lugar.
Crédito: Netflix
Uno de sus mayores problemas recae en el arco narrativo tan igual que viven tres de las cinco parejas, en especial del lado de los maridos que enfrentan una grave crisis debido a los problemas económicos que empiezan a tener casi a la par. Por el otro lado, las mujeres solo están tratando de sobrevivir esta vida perfecta, a excepción de Carla, el personaje interpretado por Sofía Sisniega, el me pareció tremendamente desperdiciado: el trasfondo de violencia familiar que vive daba para explorarse más.
Y si se trata de marcar diferencias, aplausos para Casandra Ciangherotti que a través de su personaje de Mavi, la narradora de la historia, crea la atmósfera de misterio. Sin duda tuvo la suerte de interpretar a esta mujer que está llena de capas, porque por un lado es la proveedora de su familia y por el otro quiere aprovechar los beneficios que esta sociedad le ofrece, enfrentando el sufrimiento de poder sobrevivir sin caer en hacer sentir una situación lastimera como se hace con los personajes de los hombres.
El resto del elenco, formado por Irene Azuela, Zuria Vega, Gerardo Trejoluna, Mayra Hermosillo, Pablo Cruz Guerrero, Alfonso Bassave y Juan Pablo Medina, cumple con darle vida a estos personajes que carecen de profundidades y trivialidades en la vida. Y claro que no se trata de que no hay una aproximación hacia ellos por la clase social que tratan de representar, es por las limitaciones para hacerlos empáticos. Basta con recordar cómo nos enamoramos, y odiamos, a los protagonistas de Succession, unos bastardos inmensamente millonarios que al final nos demostraban que los ricos también lloran, sí, haciendo una referencia a la telenovela mexicana.
Pero quien verdaderamente falla, y el que podría ser el mayor error de la serie, es Omar Chaparro como protagonista. Siendo conocido en México por su etapa cómica, este no logra desprenderse del género con el que se dio a conocer, haciendo que las situaciones de drama que plantea la historia se vayan hacia la tragicomedia debido a la falta de control en la dirección de su persona. Este camino lo acercó peligrosamente a la farsa con ese acento de mirrey que se le puede escuchar en el primer episodio y que en el resto de la serie desaparece sin explicación alguna. Aunque se agradece, esto tampoco mejora su pobre actuación.
Desafortunadamente, la genialidad de la trama original no fue suficiente para que la realización de la serie lograse el nivel de profundidad que se pretendía tener; incluso esta adaptación que buscaba reflejar la opulencia de la clase alta mexicana se queda pobre, no solo a nivel visual, sino también en el desarrollo de sus personajes y en enfrentarlos a ese gran conflicto interno de ver cómo están por perder su riqueza cuando ellos han puesto todo su esfuerzo para que este sea su único valor dentro de la sociedad.
Trabajos como la película Las Niñas Bien, de la directora mexicana Alejandra Márquez Abella, y por supuesto la adaptación de Las Viudas de los Jueves que realizó el director argentino Marcelo Piñeyro en 2009, diseccionan mejor el estado de estas familias adineradas y sus problemas en el núcleo familiar en torno a su relación con el dinero. Es así que en comparación, la serie de Las Viudas de los Jueves se queda como una apuesta muy ambiciosa que no cumple sus propias expectativas.
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