¿Rebasó Leaving Neverland la línea entre la revelación y la calumnia?
Si hay un tema escabroso y difícil de abordar en el género documental es, sin lugar a dudas y como lo ha comprobado Leaving Neverland, la vida y obra de Michael Jackson. ¡Cuánto se ha debatido sobre diversas y supuestas acusaciones de pedofilia al llamado Rey del Pop, no solo en vida sino hasta después de su fallecimiento, ocurrida en el año 2009! Es asombroso cómo más de una década después, sigue siendo tema de debate; incluso que se acerque una película biográfica oficial seguro y nuevamente dará mucho de qué hablar.
Centrándonos en la obra documental de DanReed, LeavingNeverland se estrenó en HBO en enero de 2019 durante el Festival de Cine de Sundance y fue aclamado por la crítica por su confección y narrativa documental, además de ser acreedor a 5 premios Emmy por las mismas razones. El tema es: ¿hasta dónde le está permitido a un director, productores y plataformas de difusión dar salida a un producto que, debido a su definición en sí, podría ser tomado como realidad de forma inmediata aunque quizás los fundamentos estén basados más bien en especulación?
Recordemos que algo similar sucedió hace más de 5 años con Making a Murderer y de forma más reciente con Tiger King, ambas producciones que, aunque mostraban argumentos para denotar su validez, en su discurso daban la impresión de haber hallado elementos definitivos más allá de jueces abogados y todo un aparato jurídico que mostró cosas muy diferentes en su momento. ¿Sebe considerar la sociedad que el documental presentará “la verdad, y nada más que la verdad”?
La producción, dirección y manufactura de Leaving Neverland es, en efecto, muy buena. Pero tras las demandas de la empresa y herederos de Michael Jackson en febrero de 2019 han dejado asentado ante tribunales diversos –desembocando en la Corte Superior de Los Ángeles hace ya casi un año– que las contrademandas de los supuestos abusados WadeRobson y JimmySafechuck son totalmente improcedentes, y lo que es más, contrarios a lo que ellos mismos declararon años atrás (Robson había sido testigo a favor de Jackson) en el año 2005.
“WadeRobson ha pasado los últimos 8 años persiguiendo acusaciones frívolas contra el patrimonio de MichaelJackson y las compañías asociadas con él. Robson ha recibido cerca de una docena de deposiciones y ha presentado cientos de miles de documentos tratando de probar sus acusaciones”, escribió el abogado JonathanSteinspair a THR. “Aún así, el juez Mark A. Young ha decidido una vez más que las acusaciones de Robson no tienen fundamento, que su juicio es innecesario y que su último caso es desechado”.
¿Usaron Robson y sus aliados al importante medio de difusión de un documental para justificar demandas millonarias, ganando televidentes y críticos como partidarios, en lugar de llevar sus quejas e instancias a medios legales, como debió de ser desde un principio? Quizás. Pero los hechos demuestran que, tal como una película o serie “basada en hechos reales”, los espectadores deberíamos entender que lo que vemos no necesariamente es la verdad absoluta y que a veces, lamentablemente, el criterio de un escritor, cineasta o productores, podría demeritar en calumniar o enaltecer a un individuo o grupo que realmente no merece dicha etiqueta.
Claro, este artículo no pretende desenmascarar LeavingNeverland ni enaltecer la vida de Jackson, un artista al que la gran mayoría de nosotros solo conocemos por su música, su presencia en películas como Moonwalker, MIB2 y sus conciertos. Pero otros documentales como Michael Jackson: Chase the Truth (Amazon Prime Video) tienen un enfoque diametralmente diferente, presentando sus propias pruebas. ¿Cambiará las cosas el biopic llamado Michael? Reed, director de Neverland, ya comenzó a polemizar… y seguramente habrá algo de ficción en la narración “oficial” de la vida de Jackson. Pero tal como con FreddieMercury, EltonJohn o las futuras historias de Elvis Presley y los Bee Gees, quizás lo más sugerido sea ver todas esas obras como un divertimento, y de ningún modo como una verdad absoluta. Dejemos eso a los jurados y a quienes lo vivieron en realidad, ¿no creen?