Hoy se estrena la última adición al conjunto de películas estelarizadas por Liam Neeson en las que encarna a un vigilante retirado hambriento de justicia o huyendo de un grupo de malosos o rescatando a alguien. En esta ocasión dirige Robert Lorenz quien ha sido constante asistente de director de Clint Eastwood y de quien ha aprendido lo suficiente para embarcarse en esta aventura como escritor, director y productor de The Marksman(El Protector).
En esta ocasión nuestro héroe es Jim, un granjero que vive junto a la frontera de Estados Unidos con México, donde tiene que lidiar con el paso de constantes “mojados” que intentan llegar a E.U. de manera ilegal. Jim, como buen respetuoso de la ley y ex marine sobreviviente de la Guerra de Vietnam, hace su parte y cada que ve un indocumentado lo reporta a la Border Patrol para que se hagan cargo. Vive atormentado por el recuerdo de su esposa, quien murió de cáncer, y una inmensa cantidad de deudas que los acreedores amenazan con embargar su granja.
Un buen día Jim se encuentra con una madre acompañada de su hijo Miguel (Jacob Pérez) que están huyendo de unos narcos que los están persiguiendo desde México. Él los defiende pero en el fuego cruzado mata a uno de ellos y la madre del chico también muere. Antes de morir le da a Jim una dirección en Chicago y le pide que cuide del niño. Jim decide no hacer caso y entregar al niño a las autoridades para que se hagan cargo, pero se da cuenta que Mauricio (Juan Pablo Raba), un despiadado matón del cartel mexicano, está buscando al niño para matarlo. Jim decide cuidar del niño y llevarlo con sus familiares a Chicago, pero los narcos lo ubican y planean perseguirlos y matarlos a como dé lugar.
Aunque Robert Lorenz es un director muy experimentado, la historia que plantea para el buen Liam Neeson adolece de la acción que nos gusta de sus cintas.
La historia apuesta su mayor parte en desarrollar la relación entre Neeson y el niño en una road movie que nos lleva desde Texas hasta Chicago, mientras le pisan los talones los miembros del cartel. La tensión de la persecución es el motor de la cinta y la acción esta reservada para los últimos minutos en un duelo al estilo western.
Pero...
Aunque quisiéramos defender a capa y espada a uno de nuestros actores de acción favoritos como los es Liam Neeson, la historia no termina de cuajar. La actuación del pequeño Miguel deja mucho que desear y el papel que le han trazado a Neeson lo hace ver más viejo de lo que realmente es.
Lorenz ha trabajado demasiado con Clint Eastwood y en momentos parece que quiere hacer un homenaje a su trabajo en varias películas similares pero el rango que maneja Neeson es más de acción que apegado al drama.
Por otro lado, los malos de película, los miembros del cartel, están tan estereotipados que ya son una burla: pintar al matón del cartel mexicano como un pelón tatuado que dice groserías en español ya está tan trillado que parece irreal.
En conclusión...
La última aventura de Liam Neeson es otro intento de exprimir nuevamente al personaje al que nos tiene acostumbrados, aunque no tiene tanta acción. La cinta funciona más como un drama ligero que se defiende para ser lo suficientemente entretenida durante los 108 minutos que dura.
No es la mejor cinta de Neeson y solo la segunda de Lorenz, pero se logra entregar una película palomera y disfrutable que no decepcionará a los fans del actor.