La serie de Netflix lanzó sus nuevos 10 episodios y demostró por qué sigue siendo el mejor programa animado de la plataforma.
Esto es lo mejor que vimos en la cuarta temporada.
La serie de Netflix lanzó sus nuevos 10 episodios y demostró por qué sigue siendo el mejor programa animado de la plataforma.
Esto es lo mejor que vimos en la cuarta temporada.
Lola ha estado presente en el show desde el primer episodio de la serie, pero siempre fue un personaje secundario que aparecía esporádicamente. No obstante, en esta ocasión le dieron un mayor protagonismo y todo salió sensacional.
Lola siempre fue alguien interesante para explorar, pero por una razón u otra nunca aprendimos mucho de ella. Juntarla con Jay, mostrar su lado más vulnerable, y revelar sus propios amigos imaginarios, entre otras cosas, nos permitió acercarnos más al personaje y entender sus motivaciones. Es genial que también hayan preparado el terreno para una siguiente temporada donde tenga el mismo rol.
Producciones como Big Mouth, South Park, Alejo y Valentina, American Pie, Road Trip o cualquiera que trate temas de sexualidad suelen centrarse siempre en los hombres. Por su parte, la cuarta temporada del show de Netflix se ocupa más de sus personajes femeninos.
Lola, Missy y Jessi tienen un mayor protagonismo que en temporadas anteriores, lo cual implica que nos ocupemos de sus problemas sexuales, al igual que lo hicimos con Nick, Andrew y Jay. La incorporación de Natalie, su compañera transgénero, también es importante en este tema y sería genial que vuelva la próxima temporada.
A través de varios chistes esparcidos en todos los episodios, Big Mouth se burla de sí misma y trata algunos de los temas por los que fue criticada. Lo cual siempre es bueno de ver cuando se hace con humor y no con soberbia, como la ha hecho Los Simpson en algunas ocasiones.
El cambio de voz de Missy, los chistes fáciles, los temas escatológicos, la ruptura de la cuarta pared. Todo se toca en la cuarta temporada y siempre salen bien parados, los guionistas hicieron un gran trabajo.
En artículos anteriores hablamos sobre el problema de los musicales en Big Mouth, sobre todo en la tercera temporada, donde abusaron del recurso. Sin embargo, en esta entrega los usaron de forma perfecta.
No se trata de que las canciones sean mejores o que las temáticas sean más apropiadas, es acerca del momento que se utilizan y de qué manera. En la cuarta temporada las escenas musicales no se sintieron forzadas, fueron divertidas y nos ayudaron a entender a los personajes. Así se disfrutan mucho más.
Lo mejor de la cuarta temporada es que trata los problemas de salud mental de preadolescentes sin decirlo con letras de neon, dejan que la historia fluya y se trata con mucha sensibilidad, más allá de los chistes subidos de tono.
El mejor capítulo para mostrar esto es el de Halloween, donde cada uno de los protagonistas debe enfrentar sus miedos y lidiar con cada uno de los problemas que los han estado torturando. Quizás en el plano general no son inconvenientes gigantes, pero a esa edad la más pequeña cosa se agiganta. Es importante que el show trate la salud mental de esta manera y deje de lado la sexualidad por un momento.
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