¿Los Oscar están arreglados? Teorías y polémicas detrás de los premios
El fino límite entre un lobby honesto y el intentar presionar a los miembros de la Academia...
Pasa el tiempo y las especulaciones siguen siendo parte de la entrega de los Premios Oscar: ¿sus ganadores realmente se eligen por méritos cinematográficos o hay factores externos que influyen en los resultados? A pesar de que la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas sostiene que la votación es justa y transparente, las estrategias de marketing agresivas, las conexiones en la industria y ciertas decisiones controvertidas han alimentado las dudas sobre la imparcialidad del proceso.
Uno de los principales factores que genera sospechas es el enorme presupuesto que los estudios destinan a las campañas promocionales. Desde la década de 1990, los Oscar se han convertido en una competencia en la que no solo importa la calidad artística, sino también el poder financiero detrás de cada película. Los estudios invierten millones en anuncios, proyecciones privadas, cenas exclusivas y regalos para los votantes con el objetivo de influir en sus decisiones. Un caso emblemático es el de Shakespeare in Love (1998), que se impuso sobre Rescatando al soldado Ryan gracias a la agresiva campaña orquestada por Harvey Weinstein.
Otro punto polémico es la percepción de que algunas victorias responden más a intereses políticos o a intentos de la Academia por corregir decisiones pasadas. Un ejemplo claro fue la elección de Crash (2006) como Mejor Película sobre Secreto en la montaña, lo que algunos interpretaron como una decisión motivada por la falta de disposición de la Academia para premiar una historia LGBTQ+ en ese momento. De manera similar, en 2019 y tras el escándalo “Oscars so white”, Green Book superó a Roma…
Entonces… ¿están arreglados los premios de la Academia?
Más allá de estas controversias, no hay pruebas concluyentes de que los Oscar estén “arreglados” en el sentido de ser manipulados directamente. Sin embargo, lo que sí es evidente es que ganar una estatuilla dorada no siempre depende exclusivamente de la calidad de una película. La combinación de campañas de marketing, influencias dentro de la industria y preferencias personales de los votantes sigue desempeñando un papel clave en el resultado final. Esto hace que los Oscar sean tanto una celebración del cine como un reflejo de los intereses y estrategias de Hollywood.
Sin ir más lejos, en las reglas para los Oscars está estipulado que los grandes estudios, así como tampoco sus ejecutivos y productores que son considerados representantes directos, no pueden realizar ningún tipo de lobby agresivo para sus películas. Sin embargo, claramente esto se ha descontrolado en los últimos años y muchos han encontrado “zonas grises” para promocionar sus películas.
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