Mal de ojo representa el renacimiento del cine de horror mexicano
Me gustaría citar a cinco representantes del cine de terror mexicano: Isa López, Rigoberto Castañeda, Guillermo del Toro, Jorge Michel Grau e Isaac Ezban. Estos son los más recientes y constantes en un género que en México es muy inconstante, a pesar de ser el país número 1 como consumidor de cine de ese género.
Isaac Ezban destaca por tener tres cintas consecutivas que navegan entre el horror y la ciencia ficción. Sus películas son como ese mal sueño que a veces puede ser muy recurrente en nuestras mentes y causa terror tenerlo de nuevo: con El incidente (2014), Los parecidos (2015) y ahora Mal de ojo, Isaac Ezban se coloca como uno de los maestros principales del cine mexicano de horror más actuales. Su estilo oscuro, crudo e incisivo con algunos temas lo hacen único dentro de la industria.
¿De qué trata Mal de ojo? Luna, una niña con una rara enfermedad parece no tener cura y que le quedan pocos meses de vida. Sus padres y hermana mayor, Nala, preocupados por su bienestar no saben qué decisión tomar: si seguir peleando o esperar lo peor. La madre, toma una decisión radical de llevarlas con la abuela Josefa (Ofelia Medina) para que las cuide en lo que ella va y hace un conjuro de un Bacá para que Luna se cure. Ya en la casa de la abuela Josefa conocen a Abigail, la ayudanta casera que comienza a platicarles leyendas de brujas y cómo estás se quitan la piel para poder volar a lugares donde chupan la sangre de los niños que, da como resultado ser joven de nuevo y para siempre.
Ya hemos visto infinidad de películas sobre brujas, entre ellas las más nuevas como The Witch (2015) de Robert Eggers y Suspiria (2018) de Luca Guadagnino. Ambas con un acercamiento folclórico y moderno, respectivamente. Con Mal de ojo, Isaac Ezban se apropia de las leyendas de los Bacás, criaturas místicas de la brujería del folclor de Puerto Rico, y le da un toque mexicano para entregarnos la película de horror del año y en mucho tiempo dentro del cine nacional.
El director ya desde sus primeros proyectos, aunque también ha ido madurando esta gran cualidad, sabe cómo plantear el horror y el terror. Conoce los elementos que llevan al espectador a la sugestión que lo predispone al miedo, pero también sabe aplicarlos sin que estos se encuentren a simple vista para ser detectados y esperar lo que viene. Poco a poco, con la colocación de la cámara y luz correcta, va estableciendo un ambiente folclóricamente terrorífico con dos imágenes genuinamente familiares: la abuela y la bruja.
Entre estos elementos que implementa muy bien se encuentran la música de Camilla Uboldi que funciona sigilosa y efectivamente para llevar a una espiral de horror al espectador. Otro de los aciertos de la técnica cinematográfica para lograr el horror es no hacer diferencia entre lo onírico y la realidad. Hay momentos muy efectivos en que las leyendas cobran vida como si de un cuento de la vida real se tratara, pero ojalá fuera uno de hadas: en Mal de ojo no hay salvación para las princesas aquí el mal de desvía en ningún momento su mirada.
Isaac Ezban escribe y crea personajes que cumplen con sus arcos dramáticos efectivamente y no hay concesiones para nadie. Aquí la bruja es bruja hasta el final y el sacrificio es inminente una vez que está dentro de la trampa mortal. No hay tratamientos Disney y tampoco el bien cumplirá su objetivo. Las princesas, como lo son originalmente en los cuentos, son víctimas de su inocencia a pesar de su gran fortaleza.
El relato terrorífico por medio de Mal de ojo es fuerte, crudo y tan oscuro como hace tiempo que no se veía en el cine mexicano. Ocupa el folclore a favor de un relato de brujería que existe en las creencias místicas de Latinoamérica y lo trae a una realidad palpable del espectador revestido de un cuento oscuro donde no existen los matices.
Mal de ojo va ser de esas películas mexicanas de las cuales vamos a seguir hablando por un tiempo, al nivel de las producciones de esos grandes directores del cine mexicano como Taboada, Buñuel o Del Toro. ¡Tenemos a un nuevo maestro del horror!