Maria, completa un trinomio femenino perfecto - Spoiler Time

Maria, completa un trinomio femenino perfecto

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Pablo Larraín termina su trinomio femenino perfecto imponentemente y aunque no es la mejor de las tres, sus tomas son bellísimas. “María” es el estudio de personaje más fúnebre de esta trilogía y Angelina Jolie es grandiosa como “La Callas”. 

Pablo Larraín desde “Jackie” (2016) comenzó una serie de películas que él llamó: “Lady with heels”, con la que siguió “Spencer” (2021) en las que quería plasmar tres historias de mujeres emocionalmente poderosas pero en contextos emocionales determinantes ligados al poder político, mediático y musical. Por eso, María Callas.

El gran poder cinematográfico de Pablo Larraín radica mucho en sus imágenes. Un esteta del cine que con cada uno de sus filmes nos comunica algo con grandes imágenes retratando grandes época y por lo tanto, personajes impresionantes. “Neruda” (2016), ya demostraba el gran narrador visual que Pablo es para contar estas historias de vida con personajes fuertes dentro de contextos sociales y políticos complicados. La sensibilidad de Pablo Larraín para plasmar al poeta Pablo Neruda, lo preparó para contar, con una gran técnica, tres vidas distintas una de la otra, pero con un sello autoral cinematográfico imponente. 

Maria Callas fue la cantante de ópera por excelencia y Pablo tenía ganas de contar una versión ficcionada de los últimos años de la cantante en la década de los setenta en su residencia en París. Angelina Jolie, que también se preparó vocalmente para encarnar un crudo personaje femenino que enfrenta la soledad, el olvido y la decadencia artística que proporciona el tiempo, se funde en los tonos sepia del recuerdo con las que el director quiere impregnar la pantalla.

Hay momentos en “Maria” que son impactantes visualmente, pero hay otros, en los que Angelina Jolie es memorable e inolvidable con esos nudos en la garganta embargados de sentimiento derivados de un contexto emocional vacío en los que ya no contaba con nadie a su alrededor más que un mayordomo y un ama de llaves. La soledad que transmite con la mirada Angelina Jolie es profundamente desoladora cuando te das cuenta que el personaje está irremediablemente abandonado por todo y por todos. 

Está construcción emocional que Larraín va armando, sucede también en sus películas anteriores. En “Spencer” hilvana casi una historia de terror onírico con este ensimismamiento en el que encierra al personaje entre lo real y lo mental, mezclándose para llevar al espectador a un clímax de confusión, justo como Diana Spencer se sentía en ese momento con una Kristen Stewart que se transforma ante la cámara de Pablo. Así, María en la piel de Angelina, toma una dimensión poéticamente onírica, moldeada también por un poeta de lo visual, profundamente desolador y solitario.

Con María, Pablo Larraín saca lo mejor de Angelina Jolie. La lleva a lugares emocionales oscuros y pesados, pero que con la lente de la cámara, lucen hermosos y estéticos. A veces con cámara en mano, otras una cámara fija y rígida, pero siempre captando la emoción de un personaje apesadumbrado, solitario y abandonado, hasta por ella misma.

Pablo Larraín termina su trinomio femenino perfecto imponentemente y aunque no es la mejor de las tres, sus tomas son bellísimas. “María” es el estudio de personaje más fúnebre de esta trilogía y Angelina Jolie es grandiosa como “La Callas”. 

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