#MesDelTerror: The Texas Chain Saw Massacre (1974) - Spoiler Time

#MesDelTerror: The Texas Chain Saw Massacre (1974)

The Texas Chain Saw Massacre película

Fue el 1 de Octubre de 1974 que The Texas Chain Saw Massacre (Masacre en cadena en su traducción original en México) sorprendió al mundo. Con una sobria introducción narrada por John Larroquette que sugería que los eventos de la película eran totalmente reales, The Texas Chain Saw Massacre cambió al cine de terror –y en específico al slasher– para siempre. Con apenas 83 minutos de duración, Tobe Hooper hizo una de las películas más desesperanzadoras de la historia que, al día de hoy, todavía conserva esa atmósfera de horror que no muchos proyectos logran sustentar con el paso del tiempo. Lo anterior se debe a un miedo universal que Hooper supo llevar a la pantalla grande con una destreza e ingenio que pocos directores han conseguido dentro del género. Esta combinación de director, forma y contenido ha llevado al segundo largometraje de ficción de Hooper a convertirse en uno de los referentes más importantes del género terror y a Leatherface, su asesino serial, un personaje que se ha filtrado en nuestro inconsciente para formar parte de la cultura popular, tal y como lo hicieron Michael, Freddy y Jason en su momento. 45 años después de su estreno original, The Texas Chain Saw Massacre sigue más fresca que nunca.

"I Think I Saw More Films Than I Saw Reality"

“Creo que vi más películas que la realidad misma.” Esto fue lo que diría Hooper en una entrevista sobre la cinta que otorgó a Interview Magazine.

Quizás el destino de Tobe Hooper estuvo anunciado desde el momento en que su madre inició su trabajo de parto en un cine. Tres años después, su padre le regalaría a Hooper una cámara casera con la cual iniciaría su carrera como director, filmando su entorno y a su familia y, más tarde, también a sus compañeros de escuela, quienes discutían los proyectos de Hooper con frecuencia. En su adolescencia, el futuro realizador haría conscientes todas las posibilidades que el cine le ofrecía, en especial aquella que le permitía escapar de sí mismo y que lo transportaba a la ficción que estaba frente a sus ojos. Esta epifanía lo llevó a confirmar algo que siempre estuvo latente en su cabeza: él tenía que dedicar su vida al cine.

Tras Eggshells (1969), su debut en la pantalla grande que estuvo lejos de ser un éxito en taquilla, y el documental Peter Paul and Mary: The Song is Love (1971), Hooper y su nuevo amigo Kim Henkel comenzaron a trabajar en una reinterpretación de Hansel y Gretel, el cuento de hadas que ve a dos hermanos llegar inesperadamente a la casa de una bruja que, a su vez, quiere comérselos. Inspirado por el clima político de la época y la falta de presupuesto, Hooper dedujo que la opción más viable para continuar su carrera como director era adentrarse al cine de terror y fue así que, junto con Henkel, ambos desarrollaron lo que más tarde se convertiría en The Texas Chain Saw Massacre.

Pero Hansel y Gretel, Vietnam y la tensión que se vivía en Estados Unidos durante la década de los setenta no fueron la única inspiración para crear al monstruo que personificaría todos estos miedos: Edward Gein, el ladrón de cuerpos que conservaba los huesos y la piel de sus víctimas, así como Dean Corll, un psicópata homosexual que violaba y torturaba a sus presas con ayuda de dos adolescentes, también dieron forma a Leatherface, la encarnación del mal en su más puro estado. Hooper y Henkel finalmente nombraron a su proyecto Head Cheese, el cual, en sus inicios, sólo tenía gnomos debajo de un puente. Años después, Hooper contaría la anécdota que definiría por completo la creación de Leatherface: un doctor que conocía había desollado un cadáver para hacerse de una máscara para Halloween. Tan simple como eso.

¿Y la sierra? Hooper la incluiría en su película al recordar un incidente que ocurrió cerca de las fiestas navideñas. “Era 1972 o 1973. Había miles de personas en esta tienda departamental y estaba tratando de abrirme paso entre ellas hasta que terminé en la sección de la ferretería. Bajé la mirada y ahí estaba un estante lleno de sierras devolviéndome la mirada. Pensé que si encendía una de ellas, la gente se haría a un lado y se quitaría de mi camino,” confesó el director en una entrevista a Texas Monthly. “Obviamente no hice nada de eso, pero me quedé pensando en esa escena el resto de mi camino a casa”.

The Texas Chain Saw Massacre

Escribir el guion quizá fue lo más sencillo de todo el proceso. Hooper y Henkel ahora tenían que conseguir el presupuesto para realizar la película. No obstante, el financiamiento quedó dividido entre tantas personas y compañías que Hooper, Henkel y el resto del elenco vieron ganancias mínimas por su trabajo, lo cual ocasionó disputas legales que, en su momento, mancharon el legado de lo que habían creado juntos. Desgraciadamente, el director tampoco fue popular con su elenco, el cual, en sus palabras “terminó odiándolo al final de la producción”. Marilyn Burns, una estudiante de teatro de la Universidad de Texas con mínima experiencia, consiguió inmediatamente el papel de Sally Hardesty, la única sobreviviente de Leatherface, gracias a sus atributos físicos, los cuales tomaron a Hooper por sorpresa. Marilyn (y por ende, su personaje de Sally) pasaría a la historia por la secuencia nocturna en la que es perseguida por Leatherface y sus gritos parecen tan reales hasta el punto de incomodar y provocar una sensación de repulsión ante las imágenes que se ven en pantalla. A pesar de esto, la actriz resentiría el rodaje de The Texas Chain Saw Massacre en los años posteriores al lanzamiento de la cinta por las desagradables condiciones en las que filmaron el proyecto así como por toda la violencia a la que fue sometida durante varias de sus escenas. El resto del elenco opinaba lo mismo: Teri McMinn (Pam), Allen Danziger (Jerry), William Vail (Kirk) y Paul A. Partain (Franklin Hardesty) acabarían hartos del rodaje y aunque todos encontraron la fama por un momento, esta se desvaneció rápidamente. Ninguno de los involucrados en The Texas Chain Saw Massacre encontró un trabajo permanente en la industria o saltó a la fama con el proyecto. Incluso años después, el mismo Hooper tuvo que enfrentar chismes sobre su capacidad como director después de que en el set de Poltergeist (1982), Steven Spielberg filmó una segunda unidad que llevó a varios medios a suponer, erróneamente, que Spielberg era el verdadero director de la cinta.

Por su parte, el mismo Leatherface, interpretado por Gunnar Hansen, confesaría que para el final de la filmación, nadie quería acercarse a él por el mal olor que despedía su vestuario tras varias semanas de calor, sudor y cadáveres de animales que se encontraban en el set. De hecho, la última escena de la película (en la que Leatherface parece hacer un tipo de baile después de que Sally logra escapar) está inspirada en un enfrentamiento previo en el que Hansen descargó toda su ira contra Hooper mientras estaba en personaje. En una entrevista, Hansen declaró que durante este baile tan famoso, lo único que él podía pensar era en “la última oportunidad que tenía de matar al director”. Por suerte, años antes de su muerte, Hooper aseguró que todos lo habían perdonado y ahora recordaban la experiencia con mucho cariño.

La película que está a punto de ver es un relato de la tragedia que sucedió a un grupo de cinco jóvenes, en particular a Sally Hardesty y su hermano inválido, Franklin. Es aún más trágico porque eran jóvenes. Pero, si hubieran vivido vidas muy, muy largas, no podrían haber esperado ni hubieran deseado ver tanto de los locos y macabros como lo fueron ese día. Para ellos, un idílico paseo en la tarde de verano se convirtió en una pesadilla. Los eventos de ese día conducirían al descubrimiento de uno de los crímenes más extraños en los anales de la historia estadounidense, The Texas Chainsaw Massacre.

— Prólogo de The Texas Chain Saw Massacre narrado por John Larroquette

The Texas Chain Saw Massacre tendría un preestreno que ayudaría a su éxito. En 1974, después de una función especial de The Taking of Pelham One Two Three (1974), varios políticos de San Francisco inesperadamente vieron la cinta como parte de un programa doble. Esto provocó que, de acuerdo a varias historias sobre aquel día, muchos de ellos se salieran del cine por la violencia extrema que habían presenciado y presentaran quejas al respecto a través de todos los medios posibles. Por supuesto, estas reacciones sólo favorecieron al proyecto, el cual acumuló cerca de $30 MDD con un presupuesto que no rebasó los $150 mil dólares, convirtiéndose así en una de las cintas más exitosas del género hasta que Halloween le arrebató ese título en 1978.

No obstante, la cinta también tuvo que enfrentar al monstruo de la censura. El Reino Unido prohibió la transmisión de The Texas Chain Saw Massacre durante casi 25 años; Brasil, Chile, Francia, Irlanda y Suecia fueron algunos de los países que adoptaron medidas similares en sus territorios. Y a pesar de las concesiones que Hooper había hecho para obtener una clasificación que no fuera tan restrictiva, la Motion Picture Association of America le dio a su película una clasificación “X”, la cual llevó a Hooper a editar el proyecto una vez más para conseguir una “R” (como una clasificación “C” en México).

Cualquiera que vea la cinta con un poco de atención se dará cuenta que The Texas Chain Saw Massacre no es tan gore como muchos la describen y el miedo que genera proviene, principalmente, de la situación tan brutal en la que se encuentra su protagonista. Sally atraviesa cristales y puertas, una y otra vez, tratando de escapar, pero como ella también lo descubre al final de la cinta, es simplemente imposible escapar de la maldad. Imaginar que cualquier persona podría toparse con las personas equivocadas en cualquier momento del día sigue siendo un terror recurrente incluso en la actualidad y es justo ahí donde reside el genio de Tobe Hooper y su Texas Chain Saw Massacre. Al igual que Leatherface, quien parece nunca perder la fuerza sobrenatural que lo caracteriza, Hooper creó una historia que no envejece y que se mantiene tan siniestra como su escena del banquete, en la que una familia celebra la violencia que han perpetrado contra de un grupo de jóvenes y en ese momento, contra una chica que está dispuesta a hacer lo que sea con tal de escapar de dicha tortura. Si bien Sally logra huir minutos después, su rostro nunca muestra ningún signo de triunfo sobre sus atacantes.

En la escena final, Sally, toda ensagrentada, voltea la mirada en dirección a Leatherface, dándose cuenta de una verdad que también es universal para todos los cinéfilos: no habrá forma de borrar a este monstruo de nuestra memoria.

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