Los casos reales de asesinos seriales que ilustraron la impactante segunda temporada
La segunda entrega de Mindhunter no solo logró superar ampliamente a su antecesora sino que podemos afirmar sin ninguna duda que la serie producida por el cineasta David Fincher ya se alza como una de las mejores ficciones que haya concebido Netflix desde su lanzamiento.
En esta oportunidad, los agentes Holden Ford y Bill Tench viajan a Atlanta para investigar la ola de asesinatos de niños que asotó a la ciudad entre 1979 y 1981. Mientras se desarrolla este misterioso caso, otro asesino serial autodenominado como BTK continúa acechando al Estado de Kansas y burlándose de la policía y los medios. Como si fuera poco, la dupla del FBI logra entrevistar a una de las figuras siniestras más célebres de la historia: el líder sectario Charles Manson.
A continuación, te invitamos a conocer estos tres escalofriantes casos que protagonizaron la segunda temporada.
1 Cielo Drive: El fin del hippismo
La madrugada del 9 de agosto de 1969, la meca del cine se convertía en una lluvia de sangre mientras que la era lisérgica de amor, paz y rock and roll llegaba a su fin. Un grupo de jóvenes hippies de clase media congregados en una secta del Rancho Spahn, en el desierto de California, irrumpía las vidas idílicas de los vecinos acaudalados de Cielo Drive, en Beverly Hills. En una de las tantas mansiones habitadas por celebridades del séptimo arte vivía el director polaco Roman Polanski junto a su esposa, la rubia angelical Sharon Tate, una actriz en ascenso que en aquel momento se encontraba embarazada de 8 meses. Armados con cuchillos y un rifle, el joven Tex Watson junto a tres veinteañeras de la secta apodada como La Familia ingresaron a la fuerza en la casa de Cielo Drive 10050, donde se daban las fiestas más distinguidas de todo Los Angeles, desatando una macabra masacre que oscureció para siempre los sueños de Tate y de cuatro personas más allí presentes. Al día siguiente, el infierno aún seguiría: otro grupo de jóvenes pertenecientes a la misma comuna asesinaba a la famosa pareja de empresarios Leno y Rosemary LaBianca como parte de una operación bautizada con el nombre Helter Skelter, la canción de The Beatles del Álbum Blanco de 1968.
Pero, ¿quiénes eran estos sanguinarios y qué los había llevado de promulgar sus ideas humanísticas a acabar con la vida de 7 personas del mundo del espectáculo? La respuesta: Charles Manson, la semilla del mal que jamás osó mancharse las manos con sangre.
“Señor y Señora Estados Unidos: están equivocados. No soy el rey de los judíos ni soy el líder de un culto hippie. Soy lo que hicieron de mí, y este perro loco, demonio, monstruo, asesino, leproso, es un reflejo de ustedes”, con estas palabras pretendía defenderse Charles Manson en el juicio de 1970–1971 que lo sentenció a el y a su Familia a la muerte, cambiando la condena por prisión perpetua luego de que en 1972 el Estado deCalifornia aboliera la pena capital.
Fanático de The Beatles, ex convicto, músico fracasado y adicto a las sustancias alucinógenas, este hombre había logrado persuadir a toda un grupo de jóvenes, la mayoría mujeres de clase acomodada, bajo el espíritu de los ideales del llamado Verano del Amor. Convertido en todo un líder religioso, Manson les había hecho creer a sus devotos de La Familia que estaban en vísperas de una guerra racial entre negros y blancos que llevaría a la destrucción del planeta. Una profecía que esta suerte de gurú sustentaba bajo su propia interpretación de la canción Helter Skelter de la banda de Liverpool, que según Manson contenía mensajes secretos. Fue así como el criminal consiguió que La Familia llevara a cabo la misión de asesinar a las personas blancas y ricas del país, como forma de mostrarle a la comunidad negra el camino que debía seguir.
A 50 años de la matanza de 1969, la figura monstruosa de Manson sigue generando intriga por parte de la sociedad y alimentando numerosas ficciones y documentales. Un monstruo que, como bien retrata la serie de Netflix, tal vez haya sido solo un producto comercial de nuestra cultura pop inflado al máximo.
2 Atar, Torturar y Matar
La historia de Dennis Rader, mejor conocido como el Asesino BTK, representa uno de los casos más interesantes de asesinos seriales que haya tenido lugar en los Estados Unidos. Por muchas décadas fue un criminal anónimo bautizado por el mismo ante la prensa como BTK, las siglas de “bind, torture, kill” (atar, torturar, matar), su modus operandi con el que se llevó la vida de por lo menos 10 personas desde 1974 hasta 1991.
Como la mayoría de los serial killers, este hombre nacido en Kansas comenzó de niño a practicar la tortura y el asesinato primero con animales, escondiendo sus cadáveres muy sutilmente. Luego de servir como soldado cuatro años en la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, Rader asistió a la Universidad Estatal de Wichita y en 1974 comenzó a trabajar colocando sistemas de alarmas ADT a domicilio. Para ese entonces, Dennis ya se encontraba casado con Paula, quien luego se convertiría en madre de sus dos hijos. A simple vista, la personalidad de este hombre no parecía tener puntos oscuros: era un padre de familia atento, líder de los boy scout y presidente de una Iglesia Luterana. Nadie podría sospechar que detrás de aquella imagen de vecino íntegro se escondía uno de los asesinos y pervertidos sexuales más buscado por la policía durante 40 años.
Una de las masacres perpetuadas por BTK es narrada en la segunda temporada de Mindhunter y tiene que ver con el asesinato de los Otero, una familia hispana que acababa de mudarse a su vecindario. Una tarde esperando encontrar a la madre y a la joven hija solas en el hogar, BTK se sorprendió cuando al tocar el timbre vio que también se hallaba allí el esposo y el pequeño hijo varón de 11 años. Aún así, Raider siguió adelante con su plan, torturando, estrangulando y matando a todos los miembros de la familia y finalmente llevándose consigo un reloj de mano y una radio como recuerdo. Incluso, la policía encontró semen del asesino cerca del cadáver de la hija de los Otero que daba cuenta que BTK se excitaba durante sus crímenes.
Meses más tarde, BTK volvió a sentir la necesidad de matar y en esta ocasión la víctima fue una joven de 22 años que acaba de llegar a su casa con su hermano. A pesar de que la mujer fue estrangulada hasta la muerte, el hermano logró sobrevivir luego de un gran forcejeó que llevó a BTK a huir de la escena, no sin antes dispararle en la cabeza al muchacho.
Al igual que el asesino de Zodiac, este criminal también se dedicó durante mucho tiempo a escribir cartas a la policía dando detalles de sus asesinatos. No fue hasta el año 2005 que lograron capturarlo siendo posteriormente sentenciado a la pena de 10 cadenas perpetuas, una por cada asesinato comprobado.
3 Una treintena de niños muertos y ningún culpable: ¿Es este el monstruo de Atlanta?
A finales de la década de los ‘70, la capital del Estado de Georgia comenzaba a forjarse como la nueva gran metrópolis del país en donde las comunidades de familias afroamericanas poseían mayor afluencia. Lugar de origen de uno de los líderes más importantes de la lucha por los derechos humanos, hablamos del activista Martin Luther King, y de diversas organizaciones a favor de la no violencia, la ciudad de Atlanta no se encontraba exenta de las tensiones raciales de la época y de diversas intimidaciones de grupos supremacistas blancos, tales como el famoso Ku Klux Klan (KKK).
A mediados de 1979, salieron a la luz los primeros casos de niños y pre-adolescentes desaparecidos y asesinados en la ciudad. Con el paso del tiempo, cada vez eran más los chicos que desaparecían misteriosamente y la población comenzaba a entrar en pánico. Todos estos menores tenían algo en común: eran afroamericanos de entre 7 y 14 años, la mayoría se conocían en entre ellos y la causa de la muerte había sido el estrangulamiento. Con el alcalde y la policía en el ojo de las acusaciones de las organizaciones de madres que exigían protección ante esta ola de crímenes, el FBI no tardó en llegar a Atlanta en busca de respuestas que consiguieran develar la identidad del asesino múltiple. Luego de varias investigaciones, los agentes llegaron a una conclusión: el criminal debía ser un joven afroamericano de entre 20 y 30 años. No fue hasta el 22 de mayo de 1981, tras el hallazgo de 30 niños y dos adultos asesinados, que la policía y el FBI lograron capturar al supuesto culpable: el aspirante a productor musical y fotógrafo Wayne Willams.
Todo indicaba que Williams lograba captar a los niños del vecindario a través de propuestas para transformarlos en futuras estrellas de la música. La noche en que lo detuvieron, este hombre con estudio universitario y un gran coeficiente intelectual se encontraba cruzando el puente del río Chattahoochee con el auto de su padre, donde la policía había hallado unos guantes y una soga. Dos días más tarde, el cadáver de Nathaniel Cater de 27 años fue descubierto en el mismo río, lo que hizo suponer que Williams había descartado el cuerpo sin vida minutos antes de ser detenido.
En 1982, Williams fue condenado a cadena perpetua solamente por el asesinato de los dos adultos, dejando a la treintena de niños muertos sin ningún responsable.
Tiempo después de su detención, algunas investigaciones periodísticas apuntaron a que la policía había escondido algunas evidencias que relacionaban los casos de asesinatos de niños con el grupo Ku Kux Klan. Según informes como el de Spin, las autoridades decidieron ocultar estos datos por miedo a una posible guerra racial, lo que hace pensar que Williams haya podido ser utilizado como chivo expiatorio.
Hasta el día de hoy, Wayne Williams se declara inocente de todos los cargos.