La segunda temporada mantiene su nivel de excelencia y nos deja con ganas de más

Pasaron casi dos años para que los fans de Mindhunter pudiéramos ver de nuevo a nuestro trío favorito, Holden Ford, Bill Tench y Wendy Car, en acción. Sin embargo, estoy convencida- al igual que ustedes- que la espera ha valido la pena.

En esta ocasión, la trama gira alrededor de los asesinatos de niños en Atlanta y cómo la Unidad de Ciencias del Comportamiento planea detener al perpetrador, eso sí, no sin antes pasar por muchos calvarios, que incluyen principalmente la ineficacia de los distintos aparatos de gobierno.

En un segundo nivel vemos el desarrollo de los personajes principales y cómo su trabajo afecta las relaciones personales de sus vidas. Por un lado, Tench encuentra difícil mantener su matrimonio y su rol como padre; Car decide involucrarse sentimentalmente con una mujer a pesar de sus inseguridades; y Ford se enfrenta a la dura realidad de la burocracia.

Sin embargo, hay un mayor protagonismo de Tench, quien descubre, luego de negarse en un principio, que su hijo adoptivo podría ser la encarnación del mal, alguien que ya nació siendo un asesino.

Aunque para muchos este giro se podía ver desde la primera temporada, debo admitir que yo no lo esperaba. Aun así, las pistas se insertan perfectamente en distintas tomas, entre las que se destaca los planos centrados en este pequeño niño mientras mira fijamente a la figura de cristo en una iglesia.

De nuevo sostengo que lo mejor de Mindhunter son sus planos, que construyen una atmósfera siniestra, a pesar de que nunca se nos muestre explícitamente a los criminales cometiendo sus terribles actos. 

En la segunda temporada vuelve a prevalecer el diálogo sobre la acción cosa que fascina a muchos. Los espectadores hacemos un ejercicio de imaginación que es incluso mucho más poderoso que una imagen.

Otras características importantes de Mindhunter son el montaje y los contrastes de luz en cada plano que vemos, con los que reafirma su género criminal y de thriller psicológico. Aquí destaco una escena en la que Tench, junto a un compañero del campo, entrevistan adentro de un carro a una víctima sobreviviente del asesino BTK. Se nos menciona previamente que recibió varios disparos en el rostro, pero nunca lo vemos en cámara, un recurso que aumenta más nuestro interés en el relato que nos está contando.

Mientras la descripción avanza hacia el clímax, la escena es acompañada del sonido perturbador de un tren. Esto junto a las tomas cerradas – gran dirección de David Fincher–  y la excelente actuación del elenco, nos genera una sensación de ansiedad y agobio.

También los sonidos estridentes hacen su aparición en diferentes momentos de la temporada. Los más comunes los escuchamos cuando Tench siente miedo ante el regreso a casa y recordar lo que ha hecho su pequeño hijo adoptivo.

Volviendo a la actuación y caracterización de los personajes, me ha sorprendido el parecido físico de los actores que vemos en pantalla con los asesinos seriales reales como Charles Manson y El hijo de Sam. Todo esto se lo debemos al equipo de maquillaje protésico que pasó seis horas con cada actor para lograr esta similitud, de acuerdo a Holt McCallany.

Curiosamente esta temporada opta por desviarse un poco de su fórmula previa; el peso no recae tanto en las entrevistas, que son escasas para mi gusto, sino que se centra en la búsqueda implacable y la persecución, una carrera contra el tiempo, para detener al asesino de niños en Atlanta. Si bien lo tomo como uno de los puntos débiles de los nuevos episodios, creo que a muchos también les podría gustar este cambio, pues por fin los protagonistas aplican su investigación en el campo para atrapar a un asesino serial en acción.

Otro punto negativo es que en el camino la doctora Car se va alejando de la trama principal pues no interviene en el caso de Atlanta y se deja de lado la ansiedad de Holden.

Finalmente, la segunda temporada cuenta con un episodio menos a comparación de la anterior y, sin dudas, me he quedado con ganas de ver más entrevistas y más de sus investigaciones. Sin embargo, sigue manteniendo su esencia y la calidad cinematográfica que nos deleitó a todos en 2017 con su temporada debut en Netflix.