Misión imposible: sentencia final. ¡Más nostálgica que nunca!
Parece que la historia gira alrededor de los riesgos físicos de Tom más que en una verdadera y consistente desarrollo de situaciones con personajes, cuando debería ser al revés.
Brian De Palma dirigió la primera “Misión imposible” en 1996. Un ensamble actoral internacional como Kristin Scott Thomas, Jean Reno, Emmanuelle Béart, Vanessa Redgrave, Jon Voight. Todos trabajando bajo el guion de el creador de la serie original de 1966, Bruce Keller.
La historia tenía ese toque de la misma serie. Una típico plot de espías y todo lo que esto implica y, aunque sí, había retos físicos que requerían demasiado de un joven Tom Cruise, la historia de espionaje con los claroscuros de sus personajes, ganaban al espectador. Era menos efectista.
Por eso “Misión imposible: sentencia final”.
Es la mejor saga de acción y espionaje de la historia del cine (occidental). Ethan Hunt tiene esos ingredientes letales para tener una vida longeva en el cine, y lo logró.
¿De qué va esta última parte?
Ethan y su equipo tienen la misión de encontrar y destruir a una IA conocida como La Entidad. El viaje por todo el mundo da lugar a increíbles escenas de acción y a más de un giro inesperado. La historia comienza casi exactamente donde terminó la parte anterior y con el equipo profesional de siempre, Ethan Hunt debe detener la expansión de La Entidad y el hackeo de los armamentos nucleares de las naciones más poderosas del mundo antes que sea demasiado tarde.
A diferencia de la primera parte con el guion de Bruce Keller, lo que la saga sigue manteniendo hoy en día es el nombre, el personaje y la frase: “esta es tu siguiente misión si decides aceptarla”. No me lo tomen a mal, entretener al espectador con emocionantes secuencias de acción sin casi ninguna efectismo es un logro en esta época donde los fondos son verdes y sustituibles, cambiados a conveniencia en post producción.
La obstinación de un actor de vieja escuela en el tiempo de los trucos visuales computarizados y renderizados, son un logro y también un riesgo. Esto es ahora la forma en que en tiempos de efectismos visuales comunes y nada sorprendentes, Misión Imposible quiere impactar a las audiencias: escenas de acción y acrobacias reales.
¿Esto es bueno? ¡Por supuesto! Si algo debo reconocerle a Tom Cruise es este riesgo físico y económico que hace con el objetivo de mantener al espectador enganchado a la butaca desde el inicio, hasta el final. Los retos físicos desde la segunda entrega han sido escalar sin arneses y mano limpia sin ninguna red de seguridad, subir un edificio desde el exterior empleando la fuerza de las manos y piernas; hasta aguantar la respiración casi 8 minutos debajo del agua. El riesgo económico es porque requiere de rentar equipo especializado para estas escenas de riesgo, helicópteros, aviones y drones de largo alcance, sin contar el seguro de vida para él y su equipo, supongo.
Yo tenía 13 años cuando vi en cines la primer entrega de Ethan Hunt. De inmediato, el juego whodunit de la historia me atrapó de tal forma que yo quería ser un espía como Ethan Hunt y por supuesto que es una de las razones por las que soy un cinéfilo que escribe de películas 30 años después. Lo siguiente que me quitó la idea de ser espía fue querer ser cazador de tornados gracias a Bill Paxton y Helen Hunt en “Twister”.
No hay forma en que yo no quiera alguna entrega de esta saga. Me encanta con sus altibajos, pero no puedo dejar pasar que, aunque orfebres son sus métodos de hacer cine, no dejan de ocupar gran atención de lo que se supone sea una buena historia, por lo menos entretenida. Se ha reducido a complejas secuencias de acción, y de las cuales presume que son hechas por el mismo Tom Cruise, con grandes equipos fílmicos y escenas reales de peligro. Todo esto estorba una buena historia, esa que me atrapó a los 13 años.
No voy a negar que esta última película tiene excelentes escenas de riesgo que trepidan en la adrenalina del espectador, pero acabada esta y durante la transición de una secuencia de acción a un desarrollo de historia, no sabe entretener a quien la ve. Parece que la historia gira alrededor de los riesgos físicos de Tom más que en una verdadera y consistente desarrollo de situaciones con personajes, cuando debería ser al revés.
Ahora, si ustedes queridos lectores no les interesa que la película tenga una buena historia y se conforman con ser emocionados con secuencias de acción hechas a mano (no está mal), pues creo que “Misión imposible: sentencia final” será su mejor película del verano y probablemente de la saga. No obstante, si nos vamos a los hechos, en cuanto calificaciones de la crítica esta última entrega se encuentra a la mitad del ranking de mejor a peor de la saga. Tiene un 79% de frescura y está arriba de “MI3” de J.J Abrams en el 2006.
Este lugar en el ranking es lógico porque por más que Tom haga todo su esfuerzo físico por lograr las escenas de acción que logra, la pluma de la historia no llega a esa complejidad. El guion falla en el ritmo y no mantiene la atención del espectador más que en los riesgos físicos, que son impresionantes.
Espero que “Misión Imposible: sentencia final” no cierre 30 años de películas de Ethan Hunt con una entrega lenta y en momentos aburrida. Esta última película se aleja bastante de ser un gran desenlace y despedida para el mejor espía después del 007. ¡Es más nostálgica que divertida!
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