Esta semana finalizó la producción argentina transmitida por Canal Space que narró la carrera y ocaso de Carlos Monzón. Titulada simplemente como Monzón, esta opción se posiciona como el mejor trabajo para la pantalla chica de este año para Argentina porque no solo se lució a nivel técnico y guión, sino que logró con mucho respeto poder realizar una revisión sobre el crimen, mejor dicho femicidio, que marcó la historia de un país.
Monzón como show se destacó porque plasmó las distintas versiones del hecho pero con una columna vertebral lógica y correcta, el expediente de la causa, aquel que se creó en 1988 cuando comenzó el juicio para lograr que el púgil sea sentenciado.
La producción de la serie tomó una postura: no se quedó con la parte más superficial, la relacionada con la farándula argentina sino que se mete de lleno en mostrar la violencia de quien fue el campeón del mundo argentino y cómo esto culminó con la muerte de Alicia Muniz. Sin revictimizar, sino ficcionalizado lo que sucedió en el expediente y mostrando que la violencia machista es algo estructural, no se temió en meterse de lleno en un caso que puso patas para arriba al estrellato de Argentina en un verano que en ese país es recordado como el peor para el jet set local.
Monzón realiza una revisión completa de la historia del ídolo boxístico sin aminorar todos los hechos violentos de su vida hacia otras mujeres, sin importar que haya sido un campeón el culpable de su propio ocaso.
Lo importante también a destacar de la serie es cómo logran volver a reivindicar a Alicia Muñiz, la víctima; en el momento del femicidio fue mucha la revictimización que sufrió su memoria y su familia. El espectáculo se corre de eso y se mete de lleno en contar la versión más aproximada a la verdad ya que ambos protagonistas están muertos.
La producción sabe desde el minuto 1 que en cierta forma este producto sirve como luz para muchas mujeres que se encuentran en una situación similar y ayuda a tomar conciencia. Además se ataron muchos cabos con respecto a la propia causa judicial. Monzón se destaca por poner el foco en la víctima: el episodio del juicio se llama Muñiz, toda una marca de pertenencia ya que se corre del nombre del acusado y le da entidad por a través de la palabra a la víctima.
La serie se arriesgó, a 30 años del crimen, a meterse de lleno con uno de los ídolos populares de la Argentina, para dejar en claro que más allá de ser un campeón, es un femicida.