México: un inicio flojo pero prometedor - Spoiler Time

México: un inicio flojo pero prometedor

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¡Esto apenas comienza!

El pasado 16 de noviembre Netflix nos presentó la cuarta temporada de Narcos, misma que marca el reinicio de la franquicia a través del spinoff conocido como Narcos: México. La nueva entrega nos lleva a conocer cómo se inició el negocio y la guerra contra el narcotráfico tal como lo conocemos hoy en día en el país con lengua española más al norte.

Esta primera temporada del spinoff nos lleva al pasado, a conocer la historia de Miguel Ángel Felix Gallardo “El Padrino”, interpretado por Diego Luna, uno de los actores mexicanos más reconocidos a nivel mundial que se pone en la piel del capo sinaloense para contar cómo este comenzó con el Cartel de Guadalajara, la primera organización en México que reunía a los principales vendedores de marihuana en EE.UU.

Por el otro lado conocemos a Kiki Camarena, un agente de la DEA fundamental para destapara qué estaba sucediendo en México. El personaje es interpretado por Michael Peña, quien junto a su co-protagonista llevan la historia por una trama que tiene elementos entre El Padrino (Francis Ford Coppola, 1972) y Scarface (Brian De Palma, 1983): no hay que ser experto para detectarlos, la misma historia los hace claramente evidentes.

Pero aunque esta temporada trae un historial previo con la historia de Colombia, se siente nueva, fresca, sin necesidad de depender de lo ya hecho. Aunque todo eso suena bien, no necesariamente funciona de manera correcta; si pudiese compararlo en términos de la misma historia sería así: la marihuana carece de la alta adicción que provoca la cocaína, del mismo modo Narcos: México no es tan adictiva como Narcos.

Como toda historia de origen, el planteamiento es imposible de hacerlo tan interesante como la historia central y más cuando dentro del entramado conocemos a personajes y narraciones que claramente están cargadas de mayor popularidad por la desafortunada relevancia de los personaje en el acontecer nacional de México y el mundo. El caso principal sin duda es El Chapo (Alejandro Edda) debido al juicio que enfrenta actualmente en EE.UU. y por ser considerado uno de los criminales más buscados por el FBI siendo que este comenzó como un simple pistolero de acuerdo a la serie.

El punto que alcanzó la tercera temporada de Narcos es innegable: seguir contando una historia de menor relevancia a nivel mediático a través de la figura de un guardia de seguridad del Cartel de Cali. En Narcos: México no se permiten ello, y buscan que las dos figuras cinematográficas sostengan el peso de la historia que a veces se siente larga y que se resuelve de una manera muy rápida.

Además, esta nueva entrega no solo vuelve en el tiempo para contar una historia paralela en Colombia, también lo hace para que sus personajes carezcan de emoción y en ocasiones se sienta que se está pontificando al narcotráfico, planteando la figura de un Félix Gallardo como un capo que solo quería ser un empresario y la de un Kiki Camarena lleno de rabia que por momentos no se entiende cómo se le dio por ese enojo tan rápido. Afortunadamente esto nunca llega a los niveles que ha logrado El Señor de los Cielos o La Reina del Sur, shows que plantean a los personajes como modelos a seguir o como mismos superhéroes.

La marihuana carece de la alta adicción que provoca la cocaína, del mismo modo Narcos: México no es tan adictiva como Narcos.

Narcos: México intenta continuar planteando la dicotomía entre el bien y el mal –la postura de lucha y el contubernio entre el gobierno y el crimen organizado– a través de sus personajes secundarios como son los casos de Rafael Caro Quintero (Tenoch Huerta), Isabella Bautista (Teresa Ruiz), Mika Camarena (Alyssa Diaz), James Kuykendall (Matt Letscher), Don Neto (Joaquín Cosío) y hasta la misma Sofia Conesa, personaje al que da vida Tessa Ia, el cual pudo tener más protagonismo en pro de la historia para contar la disyuntiva que siempre ha querido contar esta producción de Netflix.

La historia apenas comienza en México y aún hay muchas piezas que ajustar, pero con el reajuste y los elementos correctos en la dirección –Amat Escalante en el quinto episodio The Colombian Connection es lo más destacable– este spinoff podrá lograr lo que en su momento hizo la franquicia de Colombia: que nos hagamos adictos a ella. 

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