Con ustedes, la mejor serie de Netflix de este año

Parece que irónicamente la maldición de Netflix se ha terminado con esta producción basada en la novela homónima de Shirley Jackson, escrita en 1959, titulada en español La maldición de Hill House. Sí, nos referimos a que en lo que va del año (y los últimos), el streaming nos había decepcionado con varias de sus series originales.

Ahora justo en octubre, las esperanzas para todos los suscriptores de Netflix se recuperan con esta serie de horror de tan solo 10 episodios que ya está dando de qué hablar, no solo por la calidad en su guión, sino también por su nivel de producción.

En los primeros segundos la serie nos atrapa por su forma de contarse, intercalando escenas del pasado de los Crain, los protagonistas, con escenas de su presente y que solo de esta manera cobran sentido.  

Es decir, si la trama hubiese sido contada de una manera lineal, no tendría el mismo efecto de sorpresa en el espectador. De esta manera navegamos del presente al pasado en todos los episodios para desenmarañar por qué Hill House terminó con la vida de dos de sus ex habitantes.

La serie inicia cuando los hermanos Steven, Shirley, Theodora, Luke, se ven obligados a estar de nuevo juntos ante la pérdida de su hermana menor, y gemela de Luke, Nell. Aunque detrás su muerte, se esconden fantasmas del pasado que luchan por arrástralos de nuevo a Hill House, la casa donde pasaron todo un verano junto a sus padres, Hugh y Olivia, mientras ellos la remodelaban para venderla.

Si bien se podría pensar a primera vista que esta serie es como cualquier otra de su género, la verdad es que es todo lo contrario. Nunca abusa de ello para crear miedo al espectador, es más, el suspenso se basa más en las dinámicas entre los personajes y que en los momentos “screamers”.

La familia es el punto central de la serie y, por supuesto, uno de sus puntos más fuertes. Cada personaje está bien construido y desarrollado, tienen profundidad y esto genera de inmediato empatía con ellos. La serie le da a cada personaje su momento para que podamos conocerlo mejor, entender sus motivaciones y las razones de su personalidad. Los fantasmas de Hill House se convierten entonces en metáforas sobre la culpa, arrepentimientos, fallos, deseos, secretos y mentiras, problemas que los hijos de los Crain acarrean durante gran parte de su vida hasta que son capaces de confrontarse a la verdad y, solamente de esa manera, liberarse de la casa.

The Haunting of Hill House nos habla precisamente de la dificultad de avanzar en la vida cuando nos negamos a olvidar el pasado; es más fácil culpar a otros de nuestras desgracias cuando somos los únicos que podemos realmente cambiar lo que pasa en nuestro futuro y para eso debemos darnos cuenta de nuestros errores y enfrentar los problemas.

Por otro lado, en cuanto a la ambientación, de inmediato nos sumergimos en su atmosfera tétrica gracias a los colores fríos y escenarios, los cuales nos hacen sentir la soledad, incertidumbre y angustia de los protagonistas.

Por último, hay que resaltar de nuevo el gran trabajo en el guión porque, a pesar de que tiene mínimas inconsistencias en cuanto al origen de la maldición de la casa, resulta creíble y sobre todo interesante, incluso para mantener toda la trama en un solo episodio basándose precisamente en largos diálogos. Por supuesto, nos referimos al episodio 6, que además está filmado en casi su totalidad dentro de un solo espacio, la funeraria de Shirley, y a planos secuencias que provocan en el espectador esa ansiedad y miedo que los personajes atraviesan al desconocer el porqué su hermana decidió quitarse la vida. 

En conclusión, The Haunting of Hill House no es solo una serie para los que aman el terror, sino para todo aquel que se sienta encantado ante las historias bien contadas, con un gran desarrollo de personajes y, sobre todo, con un satisfactorio final.