Netflix sigue firme junto a la Agenda 2030 con el estreno de Nowhere
La nueva cinta original de Netflix es una nueva referencia a lo que el ser humano debe prestar atención en el futuro.
En septiembre de 2015 el futuro era casi hoy. Y es que en ese mes, la Agenda 2030, iniciativa adoptada por los estados miembros de las Naciones Unidas vio la luz. ¿De qué va esa Agenda? Es una suerte de llamado a la acción para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar que todas las personas disfruten de paz y prosperidad para el año 2030. Dentro de los 17 objetivos del desarrollo, los cuales abordan una amplia gama de desafíos sociales y económicos que enfrenta el mundo hoy, como la pobreza, el hambre cero, educación de calidad, etc., se encuentra uno que está en boca de muchos analistas y une a todos por igual: la importancia de los recursos naturales, el cuidado del medio ambiente y la acción climática.
Las artes se acercaron a este planteo casi global, y las plataformas de streaming son un fiel reflejo de ello. Es así como en Netflixsolemos ver contenido que es congruente con los reclamos o directamente con el proyecto de la Agenda 2030: desde producciones que apuntan a la diversidad sexual e igualdad de género hasta otras con marcada tendencia crítica hacia el crecimiento del salvaje sistema capitalista (que la misma plataforma alimenta… en fin). Y entonces su nuevo estreno en formato película: Nowhere.
Una España distópica y sombría, con recursos cada vez más escasos y un gobierno militar. Una masacre horrible, en la que mujeres embarazadas y niños son separados de sus familias y arrojados en jaulas. La eliminación completa de los ciudadanos dependientes para reducir el número de bocas que alimentar. Brutalidad total. Los minutos iniciales de Nowhere sirven como comentarios sutiles sobre la necesidad de sostenibilidad y conservación de los recursos, así como sobre la crueldad de los humanos en tiempos de zozobra.
De esta distopía pasamos a un thriller de supervivencia total. Mia (Anna Castillo), la protagonista, se encuentra varada en el océano: embarazada, ella y su pareja Nico (Tamar Novas) quieren huir de su realidad escondidos en el contenedor. Son separados y Mia deberá luchar por su supervivencia cuando una violenta tormenta la arroja al mar. Sola y a la deriva en mitad del océano, Mia se enfrentará a todo para salvar la vida de su hija recién nacida y reencontrarse con su pareja.
Si bien el régimen y su tiranía son el foco central de la película, el trasfondo distópico complementa la trama en todo momento, a veces de manera obvia, mientras que otras veces, con solo algunos matices. Es así que, como thriller de supervivencia, Nowhere no decepciona. Su narrativa un poco dispersa en cuanto al origen del mundo que vive Mia es lo que genera interés: la película te deja deseando saber más sobre la historia que condujo a estas circunstancias y esperando una resolución. Cuando Mia se encuentra varada en el océano, te das cuenta de que estas preguntas seguirán sin respuesta ya que el escenario de la película ha cambiado para siempre.
Así como lo comenté arriba, cae de maduro que el segundo punto punto fuerte de Nowhere es Mia misma, cosa que también, por lo explicado arriba, concuerda con el enfoque de la Agenda 2030. Ella es una superheroína en apuros que, sin necesidad del apoyo masculino, sale a flote de lo que la aqueja. La igualdad de género está a flor de piel y se le agrega el componente de madre luchona: supervivencia pura y dura en medio de un apocalipsis real, sin ningún tipo de elemento de ciencia ficción que se le acerque.
El trabajo de Anna Castillo es sublime. La película no necesita de múltiples voces para construir una narración efectiva. Castillo compensa la falta de actores con su excelente interpretación de frustración, esperanza, abatimiento.
Nowhere no es la mejor película del año, sin dudas, pero es un evento interesante para analizar a lo que debemos prestarle atención o, realmente, a lo que se viene.