A muchos los vemos ir y venir. Niños y niñas que tienen una simpatía espectacular y que, de algún modo, al llegar a redes sociales y YouTube adquieren miles o hasta millones de seguidores.
Pero entonces la joven estrella desaparece. ¿Por qué? Muchas veces, como diría la tía Selma a Paty (sobre Bart): “Al crecer, van perdiendo la gracia”.
Pero otro escenario son los niños y niñas famosos viralmente que, al ir creciendo, reúnen elementos suficientes para ser mucho más que “el niño yo no fui”, ¡e incluso saltar al mundo del cine, la TV y la música!
Esto no es nuevo, y justo como hemos escrito esta semana temática en una serie de artículos, proviene más bien de la tendencia a forjar estrellas infantiles que conquistan al mundo, pero que en el proceso tienden a arruinar jóvenes vidas con sobreexplotación y terminando su vida en excesos y vicios.
¿Qué pasaría si Michael Jackson y sus hermanos hubieran tenido YouTube a su alcance o Macaulay Kulkin hubiera usado la cuenta de Instagram de su mami para hacer todas esas simpatías que vimos en sus películas? Seguramente serían lo que hoy son Yanfry en TikTok o La Bala en YouTube.
Y es justo la facilidad con la que pueden generarse y vilarizarse contenidos en redes sociales hoy en día lo que ha catapultado esta tendencia al punto de la preocupación de gobiernos y dependencias de protección a menores.
A diferencia de una Ley Coogan (iniciada en California en 1939) o la reciente legislación francesa que protegen a los menores de edad famosos con fideicomisos obligatorios para sus padres y mentores, la proliferación de estrellitas en redes sociales impide que se legisle y controle de una forma correcta, y esto pese a que se supone que hay reglas (supuestamente no puedes tener una cuenta en Instagram o YouTube si eres menor de 13 años), pero eso no le importó a la mamá del desaparecido Logan en TikTok, por ejemplo.
Si propuestas como la COPPA (Protección de Privacidad Infantil en Línea) no son aceptadas a nivel internacional, el riesgo de que los pequeños que hoy nos fascina ver en redes sociales sucumban a un estrellato de sobreexplotación en cine, TV y el mundo de la música es grande. ¡Es más, quizás ni tengan que saltar a Hollywood, cuando eres un Ryan Kaji de 7 años, ganando 22 millones de dólares en tu canal de YouTube EN SOLO UN AÑO!
¿De qué modo afectará esto a las nuevas generaciones? Si no se hace algo y ya, podríamos lamentarlo a muy corto plazo.
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