Chala Head-Chala (Dragon Ball Z), Abuelito, dime tú (Heidi), Si me buscas tú a mi (Candy Candy), Pegasus Fantasy (Saint Seiya), Legendaria luz de Luna (Sailor Moon)… Y así nos podemos seguir, evocando sus memorias auditivas de tu infancia otaku. Pero eres un otaku joven, adulto o veterano, y todo eso ya se fue… ¿o acaso recuerdas a la perfección el nombre e intérprete de alguno de los anime del año pasado? ¿De la temporada pasada? Difícilmente… pero, ¿por qué? ¿Acaso ya no son tan buenos?
¿Por qué no tiene tanto impacto la música y canciones de anime en nuestra región?
¡Muy lejos de ello! De hecho, la industria musical japonesa lucha incesantemente porque sus artistas consigan hacerse de un single que se coloque al inicio o final (opening/ending) de un anime, incluso si es desconocido, pues muchos de ellos pueden llegar a hacerse famosos, y con ello detonar el éxito de artistas incluso desconocidos.
Otakus japoneses pagan varios miles de yenes al mes para adquirir sencillos digitales y adquieren en preventa ediciones en CD y vinyl, haciendo más fructífera y redonda la industria musical/anime allá.
Y entonces... ¿por qué en Latinoamérica no existen esta fama y ventas?
Hay quien acusa la fiebre coreana con su genial y llamativo K-Pop, pero francamente no creemos que sea así, al menos en forma despectiva hacia esa fabulosa música –que por cierto también decora de forma genial sus k-dramas y películas).
Más bien el error deriva en que Japón se centró en distribuir de forma magnífica su anime más allá de sus fronteras, y aunque ha hecho un gran esfuerzo porque su otro mercado paralelo –las figuras para coleccionista– también se distribuyan a precios más o menos justos, pareciera que se olvidaron del factor musical, haciendo que el otaku latino actual simplemente tenga poco o nulo interés en revestir sus aficiones con scores o canciones de la gran calidad que tienen joyas como Attack on Titan, My Dress-Up Darling, Jujutsu Kaisen o Demon Slayer.
Sí claro, hay astros del tamaño de LiSA con Sword Art Online o los legendarios L’Arc~en~Ciel resucitando con sagas como Edens Zero. Pero hasta allí.
Y curiosamente las plataformas allí están, por ejemplo con Spotify estrenando el genial álbum Kaguya Ultra Best de Kaguya-sama: Love is War.
Pero hace falta una promoción aún mayor por parte de Japón y canales como Funimation, Crunchyroll y hasta Netflix para que este mercado sea mejor explotado.
¿Imposible?
No, pero hará falta mucho trabajo para “re-programar” a la actual generación otaku para que cante hoy Fantastic Illusion (Magical Sempai) o Onegai Muscle (How Heavy Are the Dumbbells You Lift?) hoy, tal como nosotros cantábamos Tun, tun, tun, tun caminar (Remi) hace unos 35 años.