Hollywood tiene un problema: ya no hay originalidad. En cartelera (y en streaming) cada vez hay más remakes, live-actions, secuelas y spin-offs de franquicias de hace años que no quieren dejar morir. Por supuesto, la motivación es el dinero. Y al final del día, esto es un negocio. Así que es comprensible que el cine y la televisión recurran a contar una misma historia una y otra vez. Pero, en el caso de los live-actions, me pregunto, ¿será necesario (y justo para los fans) volver a entregar el mismo contenido, pero en diferente formato?
Además de las películas de Scooby-Doo, Garfield: La película, Los Picapiedra y 101 dálmatas, no puedo pensar en otros live-actions que le hayan hecho justicia a su material de origen. Tal vez el último live-action digno de mencionar sea el de La Sirenita, ya que actualizó la película de 1989 con el casting de Halle Bailey y el papel del príncipe Eric.
Sin embargo, no todos los live-action han corrido con la misma suerte que La Sirenita. Por ejemplo, el live-action del Rey León aunque se ciñó por completo a la película animada, no aportó nada nuevo. Y la tecnología innovadora que utilizó para que los personajes fueran realistas no tuvo un buen resultado en la audiencia, quienes sintieron que no transmitieron las mismas emociones que sus contrapartes animadas.
Disney no es el único que ha fallado con sus live-action, también lo ha hecho Netflix con sus múltiples live-action basados en mangas/animes japonés populares. En otro artículo ya hablé de cómo los fans odiaron Death Note y Cowboy Bebop, por nombrar algunos. Y es que es muy difícil trasladar un anime a live-action. Sobre todo porque la animación puede tener diferentes estilos y permite más creatividad por parte de los creadores.
Y ese es mi punto. Si un producto animado es bueno y funciona en su formato ¿por qué hacerle a fuerzas un live-action? ¿por qué no celebrar simplemente el producto que ya existe? Creo que mucho tiene que ver con la idea de que la animación no es propiamente cine. No entra en esa categoría. Es inferior porque se cree que es solo para el público infantil y que no puede tratar temas complejos y/o de adultos. Es ninguneada por la industria y el público “serio”.
Ya lo dijo el director mexicano Guillermo del Toro cuando recibió el Globo de Oro a Mejor Película animada por Pinocho: “La animación es cine, la animación no es un género para niños, es un medio”.
Por eso, parece que hay una necesidad de llevar todo lo animado al live-action. En parte también por buscar otros públicos, aquellos que no ven animación por lo mismo, por esos prejuicios de que no es cine.
Próximamente tendremos los live-actions de Moana, Lilo & Stich, Blanca Nieves y Cómo entrenar a tu dragón (además de que se rumoran los live-actions de La princesa y el Sapo y Enredados) producciones que por sí mismas son hermosas. Así que solo espero que la industria de Hollywood recapacite y en vez de darnos más live-actions que nadie pidió, invierta más en la animación original. No por nada, Spider-Man: A través del Spider-Verso y Tortugas Ninja: Caos mutante tuvieron un gran recibimiento por parte del público y la crítica este año.