Nomadland despliega un viaje introspectivo en donde el destino es ninguna parte y el sueño americano no existe.
Nomadland nos presenta a Fern, una mujer que sufre la pérdida de su esposo producto de una enfermedad terminal. En ese punto, ella decide dejar atrás todo lo que la rodea, tomar algunas cosas y marcharse definitivamente de Nevada. Con esa premisa, la directora Chloe Zhao (que próximamente dirigirá la película de The Eternals para Marvel) nos instala en una road-movie introspectiva, cruda, pero sobre todo una declaración acerca del sentido de la vida.
Fern comienza así su vida nómade, tratando de reconvertirse, tratando de reinventarse. Intentando sanar esas heridas. Es un personaje de pocas palabras, pero solidaria, amable y de carácter.
Es interesante ver cómo la película nos sumerge en espacios silenciosos rodeados de paisajes amplios. Sin dudas, es un gran acierto de la directora tomar planos anchos para que logremos explorar la existencia del ser y estar en el mundo. Por momentos y, acompañado de una música minimalista, podemos notar cada aspecto, plano y reflexión por la que está pasando Fern.
Otro gran aspecto que convierte a Nomadland en una gran película es la actuación de Frances McDormand que es atrapante, solemne. Hace que empaticemos con el sentir del personaje, sus gustos y sus decisiones.
Pero...
Es difícil encontrarle un pero a una magistral interpretación tanto desde la narrativa como desde la interpretación. Podemos decir, quizás, que algunas cosas quedaron sin resolver, pero dentro del amplio espectro que rodea a la película, son cosas simples e incluso me atrevería a decir que sería de puntilloso.
En resumen
Nomadland es una potente reflexión sobre lo que somos como seres humanos en el tiempo y en el espacio que nos toca vivir. Es una búsqueda de libertad continua. Un atisbo dentro de este mundo superficial.