Una semana después de que Netflix saliera a desmentir los rumores sobre los malos tratos que recibieron los participantes del reality El Juego del Calamar: El Desafío al comenzar la filmación, la historia vuelve a dar un giro porque algunos participantes han hablado muy molestos con todo lo sucedido.
La revista Vice logró entrevistar a aquellos valientes que decidieron aplicar para ser parte de este experimento televisivo en donde podían acceder al premio de $4.56 millones de dólares, que de acuerdo a sus primeras declaraciones todo esto podría ser una mentira que ya estaba guionizada y donde la gran mayoría no tenía ni la más mínima posibilidad de lograrlo, convirtiéndolos en extras y no en jugadores potenciales.
Entre las quejas realzan que desde su llegada a Londres, donde se está filmando el reality en una antigua base militar, había un descontrol claro. “Parecía que había un caos y una desorganización totales. No parecía una máquina bien engrasada. La gente a mi alrededor estaba estresada”, señaló alguno de ellos de los cuales no se reveló su identidad.
También se resalta que la producción no les tenía permitido hablar entre ellos y que previo al inicio de la grabación del primer juego, mientras esperaban en un hangar donde la temperatura era muy baja (tal como The Sun lo reportó en su momento), comenzaron a darse cuenta que había irregularidades como micrófonos que servían y otros no.
Además de que comenzaron a hablar como fue el proceso de casting de cada uno, donde alguien señaló que no había hecho ninguno y que fue directamente la producción quien le contacto. Otros más fueron recomendados por amigos, había un par de gemelos y una pareja de padre e hijo, y también una estrella de TikTok, por lo cual comenzaron a sospechar que estaba guionizado y ellos eran fundamentales para el desarrollo del programa. Cabe resaltar que la producción los regañó por romper la regla de hablar entre sí.
Se recalcó también que a la hora del juego, la temperatura jugó en contra de muchos que comenzaron a sentir efectos secundarios por el frío, sumado a que cuando tenían que mantenerse inmóviles, en el juego de Luz Roja, Luz Verde, se quedaban así alrededor de veinte minutos y solo tenían cinco segundos para moverse. Por lo cual muchos participantes sí requirieron de atención médica.
Tras ser eliminados y pasar alrededor de quince horas en la locación fueron llevados al hotel donde la producción no atendió su necesidad de comer de forma oportuna, ya que no respetó las restricciones dietéticas de varios de ellos, además de darles hamburguesas que hicieron entrega en las puertas de sus habitaciones sin aviso. Además que no podían solicitar comida debido a que no contaban con sus dispositivos electrónicos.
Algunos participantes buscaron discutir con la producción como forma de llamar su atención y que debido a esto fueran un elemento necesario para el reality. Otros más estaban muy molestos por el gran engaño al que se metieron, tomando en cuenta que tuvieron que renunciar a sus trabajos e incluso dar por terminados sus alquileres para vivir y pelear por el gran premio.
Los participantes también señalaron que muchos de los vuelos de regreso a sus casas fueron reservados para la primera semana, aunque previamente se les había dicho que la filmación duraba un mes, hecho que se les hizo extraño porque al tratarse de una competencia no podían saber quién iba a salir primero y quien iba a avanzar.
Muchos de ellos están analizando si procederán legalmente contra la producción de Motherboard y Studio Lambert, las productoras encargadas de la realización de El Juego del Calamar: El Desafío para Netflix.
