Vivimos en tiempos férreos, complicados y plagados de incertidumbre, con situaciones cambiantes a cada momento y no solamente derivados de una pandemia originada hace algunos meses (pandemia que por cierto ha cambiado nuestra realidad y marca un antes y un después para la humanidad), sino que acompañada a esta contingencia sanitaria y desde hace mucho más tiempo atrás, la lucha de clases sociales ha tomado un significado más ferviente ante las presentes crisis por vulneración de derechos humanos, por los feminicidios alrededor del mundo, por los abusos de poder y de autoridad en Estados Unidos cometidos injustamente ante las personas afrodescendientes, por los gobiernos injustos y autoritarios en Sudamérica, por la guerra constante en Asia Occidental y por un sinfín de actos y consecuencias que poco a poco contribuyen a que la normatividad social se deteriore o el simple planteamiento y formulación sobre lo que una distopía representa, se acerque más a nuestra actualidad. De ahí surge el planteamiento del cineasta mexicano Michel Franco, para realizar Nuevo Orden.
Del abismo social y la cruenta escenificación del México actual, pero…

Reconocido por su tratamiento narrativo y su atención a la emocionalidad humana con cintas como Después de Lucía (2012), Chronic (2015) o más recientemente Las hijas de Abril (2017), Franco toma el núcleo de las situaciones sociopolíticas que se viven en la actualidad, el hartazgo y la inequidad social, la violencia desmedida, la corrupción, la desesperanza y lo lleva a un extremo visceral, turbulento y urgente.
De la mano de histriones como Diego Boneta, Naian González Norvind, Mónica Del Carmen, Fernando Cuautle, Darío Yazbek Bernal, entre otros, llega a cines la más reciente ganadora del Gran Premio del Jurado en el pasado Festival de Venecia.

La cinta escrita y dirigida por Franco nos lleva hasta las entrañas de una lujosa boda de la alta sociedad en la Ciudad de México, pero lo que parecía una alegoría al amor, inesperadamente se torna en una lucha entre clases sociales que deriva en un violento golpe de estado. Las acciones son vistas a través de los ojos de la joven prometida y de las personas que trabajan para su adinerada familia. Pronto la boda es invadida por un grupo de rebeldes, personas que están en refriega contra el sistema gubernamental y las jerarquías sociales, emprendedores de una revolución que lleva como estandarte el caos, el robo y la muerte.
El guion de Nuevo Orden sigue las huellas del derrumbe de un sistema político y del nacimiento de un desgarrador nuevo reemplazo.

Indudablemente y desde las primeras secuencias, el cineasta cautiva al espectador con una cinta avasalladora, inquietante y libre de mostrar lo que es, sin tapujos o tratamientos. El guion no se tienta las manos de poner ante la vista de la audiencia, la incomodidad, el sufrimiento o la impotencia de sus personajes, pues muestra la realidad de su ficción a detalle. En primera instancia desdeña la banalidad de la clase burguesa, sus ritos y costumbres y después introduce el choque social en el que la brutalidad y el actuar sin miramientos se forja a plomo y sangre durante el resto de la película. Franco utiliza la violencia como vehículo fundamental para representar la imperativa crisis social que se vive en México, mostrándolo sumamente actual, cegado de poder, despiadado y cruel.

Franco no teme en exponer y denunciar a la sociedad y no precisamente la mexicana, sino a la global, la que se rige por falsas empatías, por bestialidad, opresión de minorías, aquellas sociedades actuales que siguen un sendero sin retorno, uno plagado de tristeza, terrores y sufrimiento. Con el asentamiento de la trama, obtenemos la respuesta del Gobierno Mexicano ante el levantamiento presenciado, un actuar tajante por parte de la facción militar que controla de inmediato la revuelta en la ciudad, pero a la vez, descubrimos la monstruosa realidad a la que los personajes se están por enfrentar, pues dentro de estas facciones militares, operan en la oscuridad con prácticas salvajes, sin escrúpulos, aludiendo a la violenta forma en la que operan los cárteles del narcotráfico.
En este punto, el terror y la sangre comienza a correr en todos los sentidos, sin distinción de clases sociales; la violencia impera como único rey.
Pero...
… nada. La cinta es MUY buena, un golpe directo a la cara de la realidad que vivimos y que no queremos ver. Su transparencia es TODO.

En resumen
Nuevo Orden, la más reciente película de Michel Franco, representa el deterioro social, el hartazgo, la injusticia y no teme en restregar en la cara del espectador, de forma contundente, la desesperanza que representa la realidad a la que estamos encaminados. Su ambición refleja los males de nuestra nación y deja un sabor gélido gracias a la maquinaria de horrores que representa a cada momento. La atrocidad del ser humano planteado por Franco impacta la sensibilidad general y obliga al conversatorio urgente sobre nuestra sociedad actual.
