En el terreno de las comedias románticas se ha dicho y hecho de todo. El reto para poder filmar algo que se note ligeramente diferente es, primero, una buena historia, segundo, un buen elenco de actores, y tercero la química entre el espectador y la película. Organizadora de bodas del director español Dani de la Orden es una ligera sorpresa y un hallazgo dentro de la cartelera cinematográfica dentro de un propuesta que se debate en México entre películas conocidas de Christopher Nolan, cintas mexicanas de mediana calidad y cine francés atrasado. Así que la película no la tiene tan difícil para divertir al espectador mexicano que busca desenfadarse de un encierro de meses con una divertida comedia romántica de situación que, aunque no ofrece nada que no hayamos visto en el género sí divierte y te distrae un buen rato
Marina es una mujer de mediana edad que se dedica a planear bodas. Una mala noche, resultado de un curioso accidente con uno de los invitados a la fiesta, conoce a Carlos, quien tiene novia. Ella tiene bien claro el no involucrarse en una relación que la haga atarse sentimentalmente a alguien, pero cuando él la contrata para planear su boda todo esta idea de la soltería cambiará por completo y la vida les moverá las piezas de manera que este cuadro de amor quede como un rompecabezas abstracto.
La historia es muy simple, chico conoce a chica, se involucran y de pronto todo se complica a niveles cómicos que incluyen a ex compañeros de escuelas de la infancia, recuerdos de bullying, infidelidad, conveniencia y traición. Todo esto sin dejar de lado la participación de los mejores amigos que muchas veces pueden mejorarlo todo y otras tantas, totalmente lo contrario.
Lo que se agradece de la cinta es la inmediata empatía por la antipatía del personaje de Marina, que lo lleva a cabo estupendamente Belén Cuesta, que pareciera fácil desarrollar un personaje dentro de una comedia romántica, pero no lo es. El reto a vencer fue que el personaje cayera en todos los clichés posibles del subgénero, pero que lo hiciera con gracia y originalidad. En este aspecto la actriz presenta a un personaje que ha construido una barrera sentimental de muchos años, que tiene como base la separación de sus padres desde muy pequeña, por lo tanto la llevó a determinarse que nadie la lastimaría como su padre lastimó a su madre. Aunque el contexto del personaje en este aspecto es un breve comentario, fue lo bastante contundente y manejado con humor negro para recordar toda la película por qué Marina no quiere necesitar a nadie. Además de que es tan odiosa, que es material de burla y hechos cómicos situacionales.
Tampoco se puede decir que esta es la mejor RomCom de la historia del cine y de hecho, aunque sirve al espectador para desconectarse un muy buen rato, si eres muy quisquilloso y fanático de estas historias podrás localizar que algunas situaciones son tal cual copias de películas como La boda de mi mejor amigo (versión con Julia Roberts) que marcó el final de los noventa y Vacaciones, la rara continuación generacional que hace mucho tiempo protagonizó Chevy Chase.
Actualmente la falta de nuevas historias hace que los escritores utilicen situaciones vistas en otras películas para dar un guiño curioso al espectador y proporcionar un homenaje a una película en específico pero también atacar a la propia nostalgia. Esto no es negativo: cuando es bien utilizado y no se abusa del recurso, sin embargo Organizadora de bodas mantiene muy bien su propia personalidad y estilo por la química que, como comenté párrafos arriba, genera con el espectador desde el inicio.
Pero...
Ahora, como en el matrimonio, no todo es miel sobre hojuelas. Los puntos en contra que tiene la película no son para causar desánimo en ustedes, sino todo lo contrario, curiosidad por ver si lo que me molestó a mí los llega a molestar a ustedes o también si ni siquiera lo notaron.
Aunque la comedia situacional es muy divertida, también es extremadamente absurda. Por momentos se siente forzada porque al no contar con una historia diferente en el género, su fuerza la quiere obtener de periodos cómicos absurdos a los que a veces a los actores o al director se les olvida darles continuidad en la siguiente escena, para luego retomarla y, por supuesto alguien muy quisquilloso notará cuándo y dónde. Desde el inicio sabes quién va a terminar con quién, no es una sorpresa que la que fue amargada en el amor terminará cediendo su orgullo. Eso puede llegar a molestar un poco, aún así se agradece que gracias a escenas cómicas se te olvide un momento y después te acuerdes que es una comedia romántica por esta situación, sino sería un comedia dramática, ¿o no?
De las actuaciones, a la única que destacó en este sentido es a Belén Cuesta; ayuda mucho que en México no es tan conocida para poder creerle un personaje tan cliché en situaciones tan absurdas, que repito, están muy bien hechas.
En resumen
Organizadora de bodas es una cinta que te desconecta, te divierte en toda la extensión de ambas palabras, pero no ofrece nada nuevo, nada impresionante que no hayas visto en mejores comedias románticas de todos los países, incluidos México.