Muchos esperamos con ansias el regreso de la reina Elizabeth II, encarnada brillantemente por Claire Foy en The Crown. Descuiden: ya falta menos, y el 8 de Diciembre Netflix liberará los nuevos episodios, pero ¿sabían que en el vasto mundo seriéfilo existe otra serie sobre otra reina igual de importante y famosa?
Se trata de Victoria, una tremenda producción de la cadena inglesa ITV que versa sobre el longevo y laureado reinado de la que fue llamada la Abuela de Europa, por la gran cantidad de hijos y nietos que engendró (antes no había tele, ¡oigan!).
El caso es que hace poco concluyó su segunda temporada (cada una tiene solo 8 episodios) y debo decir que la serie no tiene ningún desperdicio, por lo que aquí van las razones por la que deberían buscarla y ponerse con ella.
1 De niña ingenua a reina tenaz
Quizá lo más fascinante de la historia sea cómo la pequeña Victoria, con tan solo 18 años, debe cargar el peso de una corona que la forzará a crecer a pasos agigantados (al menos en personalidad) y a soportar la rigidez y tradicionalismos de la época en la que la incitaban a dejar gobernar a un hombre.
Como suele ser habitual en estos dramas de palacio, no faltarán los intrigantes que buscarán desplazarla para instalar una regencia, pero Alexandrina Victoria demostrará que, pese a su corta edad y complexión, es una mujer capaz de tomar decisiones arriesgadas, con mano firme y mirarte a la cara con autoridad sin que te den ganas de reírte (de hecho da bastante miedo confrontarla).
2 Jenna Coleman
Muchos identificaremos a la linda Jenna Coleman por interpretar a Clara, la companion de un Doctor Who. Sin embargo, la actriz despliega todas sus habilidades en el papel de la monarca, imprimiendo ternura e ingenuidad, al preguntar inocentemente sobre asuntos de Estado hasta cuando juega con su perrito Dash, a la par que tenacidad y honestidad, como arrancándose de la influencia de su madre, por lo que uno inmediatamente queda prendado de ella.
3 Un amor que traspasó la historia
Lo que atraerá a muchas en el público sin duda será la bella historia de amor entre Victoria y Albert, Príncipe de Corburgo, quien la conquistó para toda la vida. Su matrimonio es considerado uno de los más románticos y estables de la monarquía británica. El ingenio y sagacidad política del alemán despertaron el interés de la joven, convirtiéndose no solo en su marido, sino es su más fiel consejero.
Es por eso que los momentos en que más brilla la serie es cuando vemos a la pareja enfrentar los múltiples retos que conlleva su vida juntos. La química que Coleman y Tom Hughes desprenden en pantalla es electrizante, y sin dudas conquista por el cuidado con que los guiones arman y resuelven sus conflictos.
Como dirían por ahí: eso sí es amor y no c&@$#/°s
4 Shippeos históricos
Pero no se crean que los dos monarcas son los únicos por los que suspiraremos. En la serie hay más de una pareja a la que nos encantará shippear, como la mismísima Victoria y Lord Melbourne, su primer consejero. La amistad y la tensión romántica que se gesta entre ambos es para lanzar cohetes.
Y también tenemos otros ship goals, como el príncipe Ernest y Harriet; Miss Skerret y Francattelli; los chicos Drummond y Lord Alfred. En fin: de todo y para todos los gustos.
5 Una fuente muy confiable
Está claro que ninguna serie o película que hable sobre un hecho o personaje histórico será 100% fiel a la realidad, que si no sería un documental. Pero salvo casos puntuales, Victoria va contando los sucesos con atino, ya que la productora ejecutiva del show, Daisy Goodwin, escribe los guiones junto a los más de 100 diarios que Su Majestad escribió en su longevo reinado. Es por eso que momentos tan claves y desoladores como la hambruna de la patata que devastó Irlanda, acabó siendo el mejor episodio de la serie, al retratarlo con mucha crudeza y sensibilidad al mismo tiempo.
6 ¿Heredera de Downton Abbey?
La comparación no es del todo gratuita, ya que la serie surgió precisamente para heredar a la popular Downton Abbey cuando esta acabase. Ciertamente, sobre todo en la primera temporada, Victoria tiene similitudes con aquella, al compaginar por un lado la historia de la realeza con la de la servidumbre del palacio.
Y si bien no tenemos a una dama tan viperina y tan maravillosa como Maggie Smith, en la segunda temporada nos deleitan con la actriz Diana Rigg (la querida Lady Olena de Game of Thrones), quien se une como la Duquesa de Buccleuch y que puede soltar frases tan lapidariamente tradicionalistas como la Condesa Violet.
Resumiendo
Victoria no tiene nada que envidiarle a The Crown, ni siquiera a nivel de producción, pues ambas cuentan con presupuestos enormes. Jenna Coleman y Claire Foy son dos excelentes actrices encarnando a dos inmensas reinas, con 100 años de diferencia, pero que llegan a nosotros en este dinámico Siglo XXI, complementándose a la perfección con las intensas narrativas del panorama actual televisivo.