Párvulos: hijos del apocalipsis. ¡Engrandece el género zombie mexicano!
Bitácora: han sido ya diez años desde que se ha estrenado El incidente. El 2014 fue el año de It follows de David Robert Mitchell y su nostalgia musical evocadora a películas setenteras refrescó un género atiborrado desde ya entonces con secuelas y precuelas de todo tipo.
Al mismo tiempo Isaac Ezban irrumpía el género desde el lado mexicano con una película de realidades paralelas. Ningún director se había atrevido a tanto de ninguna forma, ni en narrativa pero tampoco en la forma tan fantástica de presentar un producto cinematográfico de este corte al gran público mexicano atiborrado de comedias románticas e ideas tropicalizadas de otros países.
Es extraño que uno de los países con mayor consumo de cine de terror no cuente con representantes dignos del género que se hayan ganado el respeto de los fans. Los amantes de estas historias debíamos conformarnos con adorar a Craven, Carpenter y a los nuevos exponentes como Eggers o Aster. No es queja pero, necesitábamos un maestro del horror mexicano.
Muchos directores van y vienen con excelentes películas como Belzebuth de Emilio Portes (2017), Atroz de Alex Ortega (2015). Historias originales y disrruptivas para un espectador que vive el terror en carne propia en la frontera y la violencia en varias ciudades del país con desapariciones forzadas. Para este entonces el género Narco se apoderaba de las pantallas y se convertía en el reflejo de todos los miedos, las denuncias y también en la vasija de toda la sangre. Sin señas particulares de Fernanda Valadez (2020) validaba el luto de la pérdida y el terror de la ausencia por la violencia repentina con un duelo complicado.
No obstante, ningún director persistía en plasmar los miedos y terrores de un pueblo. Es demasiado fuerte y es mucha la responsabilidad de exorcizar los demonios de todo un país. Solo Isaac Ezban…
Con su proyecto anterior el director daba a notar el crecimiento en técnica y creatividad. Mal de ojo (2022), un folk horror fantástico mezclado con un leve drama familiar y coming of age, se convierte en una de las mejores películas de terror de ese año. Ofelia Medina bajo el lente y la pluma de Ezban regresa para interrumpir y desbancar la imagen de la abuelita abnegada y buena que nos había dejado Sara García en películas como Mecánica nacional (1972) o ya desde Los Tres García en 1947. Mal de ojo ya rompía algunos paradigmas de nuestra cultura.
Lo que logra ahora con Párvulos: hijos del Apocalipsis es retomar lo entrañable de los valores de la familia que tenemos los mexicanos, darle un homenaje para después torcerlo y llevarlo a la situación más extrema para dar como resultado una visión hermosamentesangrienta de la lealtad entre integrantes de una familia.
Comentaba párrafos arriba que en México no teníamos un maestro del terror en México desde hace mucho tiempo y aunque Guillermo del Toro es el patrón del horror, Isaac Ezban se toma el titulo con su creatividad para el género como un grande para plasmar historias que pueden ser la perfecta ecuación que balancea un extremo y otro. Sus discursos descubren perfectamente lo que él mismo vive en su vida: el amor por la familia en combinación con la adoración por el cine de terror y cuando combina ambas resulta en lo que podemos ver en Párvulos: hijos del Apocalipsis.
Párvulos: hijos del Apocalipsis funciona como un homenaje al concepto de familia mexicana que somos y también como una oda al cine de zombies. Lo que podía haber sido una crítica social o política, que sería haber caído en un cliché del subgénero, se convirtió en una carta de amor a su familia y a lo que sé él haría solo por amor a su arte, el cine.
La fantasía en la que Isaac Ezban te sumerge con Párvulos es agridulce. Una película que juega muy bien con sus referencias cinéfilas pero sobre todo, que engrandece el género zombie mexicano.
