Cualquiera que use una red social se ha topado con un término que ha ido cobrando fuerza en los últimos días: migajero. Este se relaciona directamente con el término en inglés, breadcrumbing, que refiere a una persona que solo da migajas de pan para mantener el interés de una persona con la que realmente no quiere un compromiso real.
Pero en español, migajero ha tornado a relacionarse más con las personas que están del otro lado, aquellas que solo reciben las migajas de pan, las que se conforman con poco —muy poco— en el amor. Las que se quedan esperando un mensaje, una señal, una esperanza.
Aunque esto está lejos de ser un término científico, su popularización y lo profundamente emocional que significa ha mostrado que muchos hemos pasado por ahí, sin importar la generación, porque esto no es exclusivo de los más jóvenes.
El cine, ese espejo gigante, ha retratado este tipo de relaciones con dolor, belleza, y a veces, con un toque de ironía. Aquí te dejamos una selección de películas donde los protagonistas son, sin querer (o queriendo), migajeros emocionales:
1 La trilogía 'Antes de…' ['Before…']
La trilogía más romántica y más frustrante a la vez. Richard Linklater nos presenta a Jesse (Ethan Hawke) y Céline (Julie Delpy), quienes viven encuentros breves, intensos, y siempre marcados por el “qué hubiera pasado si…” a través de los años. Dos almas de diferentes nacionalidades, pero conectados entre sí.
En la primera, se enamoran en una noche. En la segunda, se reencuentran con años de distancia. En la tercera, viven lo que nunca supieron si querían. ¿Son migajeros? Totalmente. Se alimentan de momentos robados, de recuerdos, de posibilidades no cumplidas. Nunca se dan completamente, pero tampoco se sueltan.
2 Eterno resplandor de una mente sin recuerdos [Eternal Sunshine of the Spotless Mind] (2004)
Michel Gondry nos enseñó hace un par de años que también podemos vivir de recuerdos migajeros a través de la historia de Joel (Jim Carrey) y Clementine (Kate Winslet), quienes al final se borraron de la mente, pero no del corazón. Lo trágico de esta historia no es el olvido, sino que Joel acepta tan poco de Clementine que está dispuesto a vivir los mismos errores una y otra vez. Este es el migajero nostálgico, el que se aferra a lo poco que queda. A una risa, a una conversación. A una versión idealizada del otro.
3 Secreto en la montaña [Brokeback Mountain] (2005)
Las migajas también pueden venir de lo “prohibido”, así nos lo mostró Ang Lee con esta historia que causó furor tras su estreno, ya que veíamos a Heath Ledger y Jake Gyllenhaal interpretando a dos vaqueros que se ven unidos tras un trabajo en la montaña que despierta en ellos un amor imposible, reprimido por el contexto, el miedo y las expectativas sociales.
Ennis, sobre todo, es el que no puede entregarse del todo. Y Jack, aunque ama con intensidad, termina siendo el que acepta las migajas emocionales que Ennis está dispuesto a dar. Es una historia desgarradora de dos hombres atrapados entre lo que sienten y lo que pueden vivir. Migajas no por falta de amor, sino por la imposibilidad de vivirlo.
4 (500) días con ella [(500) Days of Summer] (2009)
Si una película ha definido de forma perfecta la anatomía de un migajero, esa es la opera prima de Marc Webb, pues Tom (Joseph Gordon-Levitt) es el rey de los migajeros, o mejor dicho de creer que había una posibilidad con Summer (Zooey Deschanel), quien desde un principio dejo clara su postura.
Él ve señales donde solo hay gestos vacíos. Ella nunca promete nada, pero él interpreta todo como una gran historia de amor. Tom representa al que se queda con las sobras de una ilusión, al que confunde afinidad con destino, y momentos con compromiso. Summer no es la villana: simplemente no quiere lo mismo.
5 Perdida [Gone Girl] (2014)
¿David Fincher, el maestro del suspenso, dándonos una historia de migajeros? Así es y la novela de Gillian Flynn es perfecta para retratar este estado desde otra perspectiva con un tono más oscuro. Ya que Nick (Ben Affleck) vive una relación con Amy (Rosamund Pike) que pasa de lo ideal a lo macabro.
Él tolera, acepta y hasta normaliza el abuso emocional. Cuando ella desaparece y todo se desmorona, él sigue atado a una relación rota por orgullo, miedo y dependencia. Nick es el migajero funcional, el que se convence de que así es el amor, aunque esté plagado de manipulación y dolor. Sin en cambio, Amy disfruta dar migajas y tener el control, aunque en el fondo ella también sufre.
6 La La Land: Una historia de amor [La La Land] (2016)
Me parecía un tanto imposible agregar la obra maestra de Damien Chazelle a este listado, pero después de reflexionarlo creo firmemente que Sebastian (Ryan Gosling) y Mia (Emma Stone) también muestra una historia llena de migajas. Y es que en un principio ellos están solos, luchando por un sueño personal que nadie más cree.
Es hasta su encuentro que se dan cuenta que hay alguien más que entiende la situación por la que están pasando. Se enamoran, se apoyan, viven momentos hermosos, pero a la vez se alejan porque la meta de cada uno está trazada. Son migajas de apoyo para trascender. Uno da más cuando el otro se aleja. Y al final, el amor queda como un recuerdo hermoso… pero insuficiente.
7 Llámame por tu nombre [Call Me by Your Name] (2017)
A veces el ser migajero es algo que uno no busca, simplemente encuentra en el camino como Hansel y Gretel en camino hacia la casa de la bruja. Y muestra de ello es la historia escrita por André Aciman que fue llevada a la pantalla grande por Luca Guadagnino donde Elio (Timothée Chalamet) vive un verano intenso con Oliver (Armie Hammer), pero la relación está marcada desde el inicio por su fecha de caducidad.
Oliver, mayor y más reservado, mantiene distancia emocional. Elio, en cambio, se entrega por completo a un nuevo sentimiento que despierta ese otro hombre a través de su indiferencia. Cuando Oliver se va, Elio se queda con las migajas: una llamada, un recuerdo, una canción. Y el final frente a la chimenea es el retrato más doloroso del migajero que no sabe cómo soltar lo poco que le queda.
Estas películas no solo son grandes historias. Son espejos emocionales. Si alguna vez te has sentido como que estás dando todo mientras el otro solo da “lo que puede” (o peor, lo que quiere), probablemente te verás reflejado en más de una de estas cintas.
Ser migajero no es un destino inevitable. Pero estas películas sirven como recordatorio de algo importante: el amor no debería doler tanto, ni sentirse como un racionamiento emocional. Y si lo hace… tal vez es momento de dejar la mesa donde solo hay migajas.