Luego de 12 temporadas al aire, ¿cómo no extrañar a los personajes de Bones? Todos y cada uno de ellos supo ganarse un lugar en nuestro corazón, pero pocos nos han divertido tanto como él: Jack Hodgins.
Poseedor de tres doctorados -en entomología, geología y botánica-, es uno de los cerebritos del laboratorio del Jeffersonian. Sin embargo, a diferencia de muchos de ellos, Hodgins es el que parece más adaptado a la sociedad.
Sus doctorados no son todo lo que tiene: también es el heredero del ficticio grupo Cantilever, el mayor donante de su sitio de trabajo, lo que lo hace formar parte de la alta sociedad, algo que Hodgins intenta ocultar hasta donde puede.
En las primeras temporadas de Bones, Hodgins lidia con ciertos problemas para controlar la ira y una tendencia a las teorías conspiratorias. Sin embargo, con el pasar del tiempo, sus problemas se van resolviendo y termina convirtiéndose en uno de los espíritus más amables del laboratorio.
Suele ser amigable con todos, pero decididamente tenía una relación especial con Zack Addy, el primer interno que conocemos que colabora con la Dra. Brennan. Cuando Zack es reclutado por una secta caníbal, Hodgins se ve muy desilusionado, pero también se siente algo culpable por haberlo iniciado en los pensamientos conspiracionistas.
Desde el comienzo, Hodgins se caracteriza por intentar realizar experimentos desquiciados dentro del Jeffersonian, con la excusa de probar algo de la evidencia de los casos. El constante caos que sus experimentos generan, sumado al límite presupuestario, suelen enfrentarlo con su jefa, Cam Saroyan, aunque él suele salirse con la suya.
Estos maravillosos experimentos son los que suelen llevarlo a auto-proclamarse “Rey del Laboratorio“, ya que sus descubrimientos son usualmente claves para los casos. Esta competencia por el título también tiene sus orígenes en su relación con Zack.
Además de sus experimentos, Hodgins consigue otra cosa mucho más importante en el Jeffersonian: el amor. Su relación con Ángela es #goals. Ambos se aman a pesar de sus diferencias y admiran las excentricidades del otro.
Si bien su romance comienza en la segunda temporada, con altibajos, por supuesto, recién en la quinta lograron casarse, a pesar de que Jack se lo propuso muchas veces. Desde ese momento, se tornaron inseparables, y finalmente tuvieron un hijo, a quien llamaron Michael Vincent, en honor a su compañero Vincent Nigel-Murray, asesinado en los episodios finales de la temporada seis.
Sin embargo, no todo fue color de rosas para Hodgins: en la octava temporada, mientras todo el equipo se enfrentaba al temible Cristopher Pelant, Jack fue despojado de toda su fortuna. Pelant hackeó sus cuentas en el mismo momento en el que dirigía un misil contra una escuela en Afganistán. Sin poder hacerle frente a las dos cosas al mismo tiempo, Hodgins renuncia a su dinero para salvar a los niños.
Por supuesto, como Hodgins siempre fue un genio, pudo recuperarse rápido de esta pérdida. Primero, vendiendo la fórmula secreta de la salsa que solía hacer su abuela (de la cual tuvo que descifrar la fórmula), y luego, inventando un sistema de empaquetamiento realmente novedoso, que lo convirtió nuevamente en millonario.
En la última temporada de Bones, la tragedia volvió a tocar a nuestro querido Hodgins: una explosión dentro del Jeffersonian lo deja paralizado de la cintura para abajo. Por supuesto, le costó adaptarse e incluso su matrimonio, que parecía inquebrantable, se vio afectado por esta nueva condición. Sin embargo, Jack siempre supo adaptarse a las adversidades y logró salir adelante, volviendo a ser el Hodgins que todos supimos amar.