El 12 de noviembre de 2009 veía la luz una de las series que se convertiría en una de mis favoritas de todos los tiempos: Misfits. Con cinco temporadas de escasos capítulos cada una, contaba la historia de unos jóvenes que se encontraban haciendo servicio comunitario para limpiar sus crímenes cuando una tormenta eléctrica muy particular les brindó superpoderes.
Entre estos jóvenes se encontraba uno de los personajes más memorables de la televisión: Nathan Young.
Interpretado por Robert Sheehan, Nathan es un malhablado, aniñado y cómico chico que ha terminado en el servicio comunitario por robarse golosinas de un mercado y amenazar al dueño cuando le dijo que devolviera las cosas o llamaba a la policía.
Fiel a su estilo, Nathan nunca supo medir los límites del resto y eso es lo que llevó a cumplir con su castigo cuando al tormenta llegó a Londres.
Es el último en descubrir el superpoder que la tormenta le dio, pero probablemente es el más cool de todos: Nathan es inmortal. Por supuesto, para descubrirlo, debe morir primero, y, debemos reconocer, muere como un héroe: intentando salvar a todos de la malvada Rachel.
Desde su no romance con Kelly, pasando por su incapacidad de aprenderse el nombre de Simon, hasta la cantidad de frases memorables que dejó, Nathan fue el favorito de muchos.
Sin embargo, al finalizar la temporada dos, Robert Sheehan dejó de formar parte de Misfits, luego de un mini episodio que salió por Internet titulado “Vegas, baby!“.
Si bien quien lo reemplazó fue Joe Gilgun, un actor de gran categoría y con un personaje entrañable como lo fue Rudy, ninguno de nosotros pudimos olvidarnos de Nathan. La dinámica que el personaje de Robert Sheehan traía a la serie era única.
Nathan nos hacía reír hasta hacernos doler la panza, era desfachatado y tenía una boca muy sucia, un humor muy negro y un corazón muy noble. No podemos hacer más que extrañarlo.