Mateo Garrone, el director italiano que sorprendió a propios y extraños con la genial Dogman en 2018, nos trajo en 2019 una versión nueva de la novela de Carlo Collodi que todos conocemos y amamos: Pinocho. Con la ayuda del gran Roberto Benigni y con un presupuesto millonario, la distribución se vio interrumpida por la pandemia por eso hasta ahora la podemos disfrutar en la pantalla grande.
Una nueva versión del clásico cuento del niño de madera llega a cautivarnos, pero…
Con una visión más sombría y satírica que se apega más al tono de la novela original, Garrone logra entregar una visión menos infantil, alejada de efectos en CGI y apostando por representaciones basadas en el maquillaje, con lo que se logra tener un aspecto único.
La mayoría de los personajes, empezando por Geppetto, son extremadamente pobres, capaces de cualquier cosa con tal de obtener riquezas, hasta incluso ahorcar al pobre de Pinocho en un árbol para sacarle unas monedas que se tragó.
Así, el Pinocho de Mateo Garrone va sufriendo penuria tras penuria encontrándose con todos los personajes del cuento clásico que todos conocemos. Sin embargo, el dilema que más agobia a Pinocho y a Geppetto está en convertirlo en un niño de verdad. Así, siguiendo las instrucciones del Hada se inscribe en la escuela, y procura ser un niño bien portado, pero su propia inocencia lo lleva a seguir el camino fácil poniendo en peligro su vida en el interior de un pez.
Los hermosos pasajes de Italia, el gran maquillaje y la historia, que a ratos es perturbadora y un poco triste, se conjuntan para entregarnos una crítica social agridulce, alejada de las versiones tipo Disney, o sea más apegada a la obra original.
Pero...
Al despojarse de la visión infantil que todos conocemos, la historia de Pinocho cobra otra dimensión totalmente diferente que puede parecer sombría para muchos espectadores, pero está enfocada al mismo público infantil ya no de manera condescendiente sino como el autor del libro lo tenía planeado.
El uso de maquillaje sobre el CGI también podrá parecer extraño para los acostumbrados a las historias de Hollywood.
En conclusión...
Pinocho de Mateo Garrone es una gran historia infantil más acercada a la obra original que mantiene la misma crítica social y un aire melancólico que Roberto Benigni sabe representar muy bien con su interpretación de Gepetto.
Aunque tiene grandes momentos de efectos especiales, la cinta trata de apegarse a una representación basada en el maquillaje que le da un aire retro y que ayuda a ajustar el tono para ser imperecedera, universal, elegante e infantil.
Una gran interpretación del cuento clásico.
