Después del trágico fallecimiento de Alma (Marielle Heller) en The Queen’s Gambit de Netflix, Beth (Anya Taylor-Joy) le compró su casa a su ex padre adoptivo, Allston Wheatley (Patrick Kennedy). Puede parecer una elección extraña para alguien que viaja por el mundo jugando al ajedrez y rara vez se queda quieto, pero su razonamiento para comprarla tiene dos significados, uno que se ve y otro que es más de construcción de producción, y aquí te los explicamos.
Por un lado, el que se ve, el sentimental. Beth no siempre estuvo tan cerca de su madre adoptiva. Alma y Allston adoptaron a una Beth adolescente para ayudar a Alma a hacer frente a sus demonios, incluida la muerte de su hijo. Alma fue una madre distante de Beth al principio, especialmente después de que Allston la dejó. Pero una vez que decidió hacer todo lo posible para apoyar la floreciente carrera ajedrecística de Beth, Alma se abrió y se volvió increíblemente cercana a su hija. Si bien ella era el único miembro de la familia que tenía Beth, su estrecha relación trajo algunas consecuencias negativas, ya que la joven adquirió algunos de los hábitos destructivos de Alma, como las pastillas y el alcohol, y comenzó a girar en espiral después de la repentina muerte de Alma. La casa de su madre era la única conexión que Beth le había dejado y, en cierto modo, era una representación del legado de Alma. No es una coincidencia que al regresar a Kentucky, Beth se ponga la bata de casa de su madre, se acueste en su cama e intente fumar un cigarrillo, como había visto hacer a su madre en innumerables ocasiones. Beth compró la casa para sentirse cerca de Alma, incluso después de su muerte. Esto se materializa mejor a través del piano que Alma apreciaba: Beth lo conserva, a pesar que ahora sabe tocar, y lo usa para exhibir sus trofeos de ajedrez, lo que significa su gratitud hacia su madre adoptiva por su apoyo.
Por otro lado, está el que motivo de la producción, el de la construcción del personaje que tiene dos aristas a su vez. Primero, comprar la casa de Alma también representa la relación de Beth consigo misma. Después de comprar la casa, cuando Beth está tratando de mantener su vida encarrilada, la renueva y la mantiene, pero finalmente, al no lidiar con su dolor la alcanza y se activa después de ver actuar a un cantante y pianista. Beth comienza a beber con regularidad hasta el punto de desmayarse. Cuando ella es un desastre, la casa es un desastre. Sin Alma, se siente realmente sola y sin hogar. No se cuida a sí misma porque siente que no queda nadie que se preocupe por ella. Pero una vez que Beth toca fondo cerca del final decide dejar de beber y tomar pastillas. Mientras limpia su acto, también decide limpiar la casa. Después de lidiar con sus problemas, Beth puede encontrar consuelo en sus relaciones con sus amigos del mundo del ajedrez, su familia elegida.
Segundo, tenemos que pensar en lo bien que se quiere representar la fortaleza de una mujer en un mundo de hombres. La compra de la casa es una manera de decir presente frente a quien fue su padre adoptivo, dar a entender que no todo en el mundo gira alrededor del género y sí del dinero, por eso en esa corta conversación por el valor del inmueble las cosas quedan en claro rápidamente: todo es valor metálico, y quien lo tenga domina, como hizo ella.
La construcción del personaje es muy buena en todos los detalles de The Queen’s Gambit, tal vez la mejor serie del año.