Tras lanzar The Last Dance en 2020, Netflix apostó por otra figura histórica, Michael Schumacher, el mejor conductor en la historia de la Fórmula 1 ¿Estuvo a la altura de Michael Jordan?
Schumacher cuenta la historia del conductor desde sus principios en la Fómula 1 hasta su accidente en 2013 y tiene la participación de su familia (su esposa, su padre y sus hijos), su manager, sus competidores, personas importantes en Benetton y Ferrari, sus amigos y periodistas.
El documental utiliza entrevistas actuales con todas estas personas y las mezcla con archivos históricos de Schumacher, notas que dio Michael años atrás, videos familiares, fotos nunca vistas con su familia, videos grabados desde el auto de carreras y archivos de televisión, entre otras cosas.
El documental comienza un poco desordenado, contando los inicios de Schumacher en una Fórmula 1 donde él era el más joven y estaba rodeado de conductores experimentados como Senna, Prost y Mansell; y luego pasa a su infancia, donde conocemos el origen de sus padres y la particular forma en la que comenzó a manejar en la F1 luego de ser exitoso con los go-karts
La historia de su familia es interesante porque nunca escuchamos mucho sobre ellos, Schumacher era alguien muy reservado en ese sentido, y ver las carreras de Michael cuando era un niño es increíble. Además, ellos nunca fueron alguien con dinero y el mismo conductor marca que jamás se imaginó en la Fórmula 1 por cuestiones financieras.
Sin embargo, lo más jugoso del documental es su carrera profesional, desde su primer choque con Ayrton Senna hasta su retiro del deporte. Schumacher no quería ser una estrella, no le interesaba la prensa, ni los fanáticos, era aguien bastante tímido al principio, pero una vez que empezó a competir cambió por completo.
La historia con Senna es muy interesante porque su choque con él es su primer momento destacado en la F1, se menciona que había constantes fricciones entre ellos y luego es Michael quien venía persiguiendo al brasileño cuando tuvo su fatal accidente. Si bien el alemán no tuvo nada que ver, él tenía un póster de Senna en su habitación cuando era chico, ganó la carrera en la que él murió y presenciar el fallecimiento de su ídolo cambió la forma en la que se aproximaba a las carreras. De hecho, varios años después llora desconsoladamente en una conferencia de prensa cuando rompe el récord de carreras ganados de Ayrton.
Por otro lado, cuando Schumacher pasó a ser la cara del deporte, comenzó a tener fricciones y choques en la pista con el resto de sus competidores, como Damon Hill, Mika Hakkinen y David Coulthard, entre otros. Lo particular de esto es que los choques siempre los provocaba el alemán, pero en el documental tratan de justificarlo, ocultarlo, poner la culpa en los otros.
Anteriormente mencionamos a The Last Dance, donde Jordan admite una y otra vez cuan competitivo era, incluso a veces teniendo comportamientos tóxicos y muy cuestionables contra sus compañeros y sus competidores. Aquí el documental nos muestra una cosa en los videos, pero los testimonios nos dicen otra. Su equipo y sus familiares intentan minimizar lo que hacía Schumacher en la pista, justificandolo con su signo del zodiac, diciendo que en realidad era culpa de alguien más. Jamás se admite su mala conducta, su paranoia por ser el mejor, por no aceptar errores, su obsesión por ganar. Uno de ellos dice que situaciones como estas pasaron muchas más veces, pero no se cuentan cuáles fueron, ni cuándo ni por qué.
Esto puede sonar como un punto en contra del documental, pero en realidad es bastante llamativo ver cómo los videos muestran una cosa y los entrevistados intentan construir una narrativa completamente opuesta. Ni siquiera oímos entrevistas viejas de Schumacher refiriéndose a este costado tan competitivo de su personalidad.
Lo que si destaca mucho es que era un hombre de familia, que pasaba mucho tiempo con ellos y que incluso hacía sentir muy bien al equipo que trabajaba con él en Ferrari, quedándose con los mecánicos hasta altas horas de la noche para hacer modificaciones, motivando al resto, siempre brindando mucho entusiasmo y siendo un líder espectacular en los boxes.
Por último, el documental tiene un final muy emocionante, con su esposa y sus hijos hablando sobre el accidente que sufrió en 2013, mostrando fotos con su mujer, recordando momentos bellos con sus chicos y señalando que Michael todavía está conn ellos y eso les da fuerzas.
En definitiva, Schumacher es un buen documental, bastante standard, pero salpicado con cosas que lo vuelven más entretenido de lo que aparenta. Básicamente es como cuando comes un plato simple, pero le agregas una rica salsa, un par de condimentos, una buena bebida y se transforma en algo mucho mejor.
En este caso, el documental se vuelve divertido cuando habla de las rivalidades de Michael en la Fórmula 1 y tiene unos minutos finales muy lindos, llenos de esperanza. Quizás le faltó profundizar en las fricciones del conductor con sus competidores, pero para eso ya necestaríamos una serie.